El experto afirma que el mundo financiero es un lugar aterrador. “La deuda, la falta de inflación y el deterioro del crecimiento han provocado que la rentabilidad de la renta variable entre en terreno negativo en el último año en algunos lugares del mundo. Quizá lo más aterrador –dice- es que ya han pasado ocho años desde que los bancos centrales de todo el mundo comenzaron con sus programas de expansión cuantitativa”. En su opinión, el hecho de que los mercados de renta variable estén en esta situación cualquiera podría pensar que la próxima recesión global podría estar a la vuelta de la esquina. Por eso, Doyle explica que en este Halloween “no es necesario ver películas de miedo”, ya que los siguientes gráficos ya dan el miedo suficiente.


Tener bonos soberanos

Los expertos de la firma explican que los bonos soberanos de mercados desarrollados han sido uno de los activos que mejor lo ha hecho este año, sobre todo en vencimientos a largo plazo. Consideran que esto podría seguir siendo así.

Con todo, las razones que explican este comportamiento se basan en las políticas monetarias de los bancos centrales de estos países, que podrían extenderse durante bastante tiempo por la ausencia de inflación. “La baja inflación implica que los bancos centrales continuarán apoyando a unas economías endeudadas, lo que ha resultado en que en estos momentos en el mercado hay 10 billones de dólares en bonos soberanos de este tipos de países con tipos de interés negativos. Como consecuencia muchas empresas –incluidos bancos- lo están pasando mal”. Desde su punto de vista es difícil saber cómo se van a resolver estos problemas.



Los bancos centrales no tienen miedo.
Son las grandes compras de bonos por parte de los bancos centrales las que han llevado las rentabilidades a terreno negativo. Pero la demanda se origina también por parte de fondos de pensiones y aseguradoras, y esto es lo que ha limitado cualquier selloff. El envejecimiento de la población implica que estos “activos refugio” van a continuar mantiendo la demanda, forzando a los inversores a buscar más riesgo para encontrar retornos positivos.



¿Qué ocurrirá si sube la inflación o los tipos de interés?
Para Doyle, “a pesar del entorno de tipos de interés negativos, la fórmula en la que los bancos centrales reaccionen al próximo repunte de la inflación tendrá consecuencias para los inversores de bonos”. 

Explica que la duración media de una cartera de bonos globales es de 7 años, con lo que las pérdidas podrían ser importantes si se produjera un aumento rápido de los tipos.  Ante esta cuestión surgen preguntas como “¿subirán los bancos centrales los tipos en un entorno de estaflación? ¿Cómo reaccionará los políticos cuando la cartera de bonos de los bancos centrales empiece a dar pérdidas? ¿Se pondrá en riesgo la independencia de los bancos centrales?  ¿Cuando los bancos y las aseguradoras comiencen a perder dinero en sus carteras de largo plazo, aumentará la inestabilidad financiera?



Los riesgos políticos en mercados emergentes pueden provocar ventas
Según Doyle varios países emergentes han sufrido rebajas de calificación crediticia este año y el impacto de estas decisiones se sintió de inmediato. “Las grandes llegadas de dinero a mercados de bonos emergentes ha dejado a muchos países muy vulnerables ante probables riesgos políticos en el exterior”, dice el experto. En su opinión, México es un buen ejemplo al ver su reacción ante las elecciones americanas. Muchos países emergentes, además, son vulnerables a la decisión de la FED, por ejemplo. ¿Qué ocurrirá si, además, se producen más rebajas de rating que provoquen las ventas masivas de carteras de bonos de estos países?



Hay que temer al fuerte endeudamiento de China
Según Doyle, “las palabras más peligrosas en el mundo financiero son ‘esta vez es diferente’ y cuando se refieren a los booms del crédito no suelen terminar bien”, dice.

En opinión de este experto los signos de peligro sobre el sistema financiero chino crecen.  La combinación de aumentos de deuda en una economía que se desacelera suelen desembocar en un deterioro económico. “Como las autoridades siguen centrándose en el crecimiento, el capital sigue acudiendo a financiar proyectos no rentables y al aumento de la sobrecapacidad. Eventualmente los precios comenzarán a caer y los prestamistas pederán dinero. Además, gran parte de esta financiación procede del shadow banking, que es más susceptible de provocar una paralización en los flujos de capital y quedarse sin dinero”.




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