Gas Natural ha sido una buena fuente de plusvalías tanto para
Una venta que se realiza con un objetivo: reducir la deuda. Y eso a costa de perder la mayoría en la gasista aunque siguen manteniendo el control en la misma. Repsol y La Caixa mantienen en la actualidad un pacto de control de Gas Natural sujeto a algunas condiciones. Entre ellas, que
La operación entra dentro del plan estratégico anunciado por Repsol en octubre de 2015, que fija un objetivo de desinversión de 6.200 millones en el período 2016-2020 con lo que, los 2.000 millones obtenidos por la venta de la gasista se unirán a los 600 millones conseguidos por el negocio de gas canalizado. Con lo que alcanza el 83% de la cantidad fijada para 2017. (Ver: Repsol, las claves del nuevo plan estratégico)
En lo que respecta a Caixabank, la entidad se comprometió a cumplir las condiciones que el BCE le fijó para desconsolidar el banco del grupo en 18 meses desde entonces. Una de ellas fija que la deuda de Criteria con la entidad nos supera el 5% del capital de Caixabank y que un año después no haya deuda con el banco.
La venta de Gas Natural por parte de ambas compañías supone dejar de percibir un buen pellizco de dividendos. De hecho, la última revisión estratégica de la gasista definió una política retributiva en la que prevé un payo ut del 70% y el pago al menos de un euro por acción con posibilidad de scrip dividend para el período 2016 y 2018.
En esta situación, ¿qué compañía tiene mejores perspectivas? A día de hoy, tanto Gas Natural como Repsol – dentro del trío implicado en la venta - son las que mejor puntuación técnica presentan por técnico. Ambas compañías acumulan subidas en lo que va de año aunque es la petrolera la que consigue eleva el precio de la acción a ritmo del doble dígito.
El objetivo que plantean las casas de análisis sobre Repsol está en los 12,33 euros, lo que supondría un potencial de apenas el 0,3%. Un potencial que está en línea con el de Caixabank. Ambas compañías presentan cara y cruz en los indicadores técnicos pues, mientras la petrolera consigue colarse en la posición de “notable”, las acciones de Caixabank no pueden obviar la penalización que acumulan en el año y se colocan en suspenso y en fase de rebote dentro de una fase bajista de largo plazo.
Pero además entran en juego otras dos compañías. GIP, segundo mayor accionista de Saeta Yield (a su vez filial de renovables de ACS) es el grupo con el que estarían negociando tanto Caixabank como Repsol. De hecho, según fuentes del sector, las negociaciones con GIP estarían avanzadas por lo que podrían cerrarse antes de finales de año. Algo que, tal y como ha manifestado recientemente la propia Repsol, todavía está en fase preliminar.
La compra de GIP de la gasista dejaría a Saeta Yield un paso más cerca de lograr los objetivos de lograr la máxima rentabilidad de la cartera de activos y mantener un crecimiento sostenido y controlado, mediante la adquisición de nuevos activos estratégicos tanto de sus accionistas (ACS y GIP) como de terceros. Con la entrada en Gas Natural, GIP haría su mayor operación en España hasta el momento y elevaría en cerca de un 12% sus activos bajo gestión.
El potencial que a día de hoy ofrece Saeta Yield supera el 18% mientras que ACS podría subir hasta un 30% si se cumple el precio que estima el consenso de mercado, en los 34,11 euros por acción. Por cierto, que esta última tiene el 100% de las recomendaciones de compra. Aunque es la primera, Saeta Yield, la que cuenta con una situación técnica envidiable.
Tras subir más de un 3% en lo que llevamos de ejercicio, la compañía presenta una lectura alcista en indicadores técnicos y en todos los plazos.
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