El mundo de Netflix es una serie en sí misma. Primero por su carácter visionario, de alquiler de películas al streaming, y de compañía hecha a sí misma, que ha crecido al calor de los cambios sociales y digitales que se han producido, desde el auge de las series a ver el cine de forma masiva en casa, todo pasado por el tamiz de la pandemia que nos recluyó a todos en los hogares.
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Todo ese conjunto de factores ha hecho de Netflix lo que ahora es: un gigante de la industria del cine que acaba de conseguir 35 candidaturas a los Oscars, frente a por ejemplo las 15 que acumula Disney y con “Mank,” la película sobre el guionista de Ciudadano Kane, como la más nominada. Prestigio unido a negocio con más de 204 millones de suscriptores en todo el mundo, frente a los 100 de Disney.
Y aunque su camino ha sido más duro, ahora quiere cambiar algunos de esos flecos que podrían supone miles de millones en sus arcas. El que ahora mismo tiene sobre la mesa es el hecho que los usuarios compartan contraseña, en el caso de aquellos que solo lo hacen para ahorrarse dinero.
Para que se hagan una idea una suscripción base a Netflix en España vale 8 euros en cifras redondas y la denominada premium 16 euros. En esta última los contenidos se pueden ver y descargar en 4 pantallas, lo que muchos usuarios utilizan para compartir: por 4 euros se puede ver y descargar en una pantalla frente a los 8 de una suscripción normal.
Lo mismo pasa en todo el mundo, con sus diferentes planes y precios que difieren. Ahora la compañía está comprobando, con el envío de mails para verificar el servicio, si esas 4 cuentas pertenecen a una misma casa o familia. Todo se supone de forma aleatoria en lo que la compañía se atribuye, en un intento de evitar fraudes de uso, pero que podría ir mucho más allá. Además muestra un mensaje en el que indica, en la pantalla de Netflix, que si no vive con el propietario de la casa, necesita una cuenta propia para ver los contenidos.
Según datos de la consultora Magid de esos más de 204 millones, un 33% podrían intercambiar la contraseña. Todo eso se traduciría en hasta 67 millones de los 204 millones de usuarios. En cálculos de The Motley Fool eso podría suponer a 14 dólares al mes, para ese plan compartido en EEUU unos 11.000 millones en todo el mundo cada año de ingresos añadidos, en el mejor de los casos.
Este y no otro, la suma de nuevos ingresos, aunque solo fuera de parte de ellos es lo que ahora mismo está leyendo el mercado, como posibilidad futura, para una acción que está viviendo por debajo de sus índices en lo que llevamos de año en el que se mueve en negativo. Eso sí alzas del 2,22% ha registrado el valor en sus últimas cinco sesiones al igual que en el semestre en el que gana un 9,7%,. El resto descensos del 6,5% en el último mes, del 3,22% en el trimestre. Y en el año el saldo sigue mostrándose a la baja con recortes acumulados que superan el 4,6%.
Fuente: WSJ
Así lo ven los analistas, como Nat Schindler de Bank of America que considera esta lucha contra las contraseñas como un viento de cola para el valor mientras se coloca en una sólida posición para seguir elevando los precios en 2021. BofA coloca el precio objetivo del valor en los 680 dólares por este motivo con subidas potenciales que superan el 31%.
Y desde Needham, Laura Martin que ve en Disney + y sus 100 millones de suscriptores un depredador global para sus usuarios, como también una nueva subida de precios, tras la implementada el pasado mes de octubre. Ese hecho además influiría en sus expectativas de crecimiento. Desde Bloomberg, los 43 analistas que cubren el valor apuestan de media por su compra con un PO de 615 dólares, un 21% por encima de sus niveles actuales.
Según nos marcan y muestran los indicadores técnicos de Estrategias de Inversión, Netflix alcanza, a la baja una puntuación total de 6,5 puntos de los 10 posibles. Con tendencia alcista a largo plazo, momento total, lento y rápido positivo, volumen a largo plazo creciente y rango de amplitud a medio plazo decreciente. En el lado negativo nos encontramos con una tendencia a medio plazo que se muestra bajista, el volumen de negocio a medio plazo que es decreciente y la volatilidad del valor a largo plazo que es creciente.