La historia de Blackberry ha sido como la del viaje a los infiernos de Dante, aunque la travesía ha sido tan dramática que quizá nadie se atrevería a hablar de comedia. La compañía canadiense, que se convirtió en el primer fabricante de smartphones del mundo, ha permitido que tanto Apple, como todos las compañías que utilizan Android le vayan arrebatando poco a poco su cuota de mercado hasta reducirla casi, a su mínima expresión.


De hecho, si hace un año por estas fechas
Blackberry controlaba un 5,2% del mercado de los teléfonos inteligentes a nivel global, esa cifra ha caído al 2,7% en el segundo trimestre del año. Eso sí, con un comportamiento muy irregular a nivel geográfico. Mientras que a los japoneses si han convencido los últimos modelos de la compañía, en Latinoamérica las ventas de la compañía han caído más de un 40%.



La historia es de sobra conocida. El pasado viernes la empresa anunciaba el despido de un 40% de la compañía, la provisión extraordinaria de unos 900 millones de dólares y la reiteración de que buscaban comprador.

Un día más tarde y un 17% más baratos -la acción se desplomó en bolsa tras ese anuncio-, los principales accionistas de Blackberry anunciaban una oferta tentativa que valoraba la compañía en 4.700 millones de dólares.  (La compañía llegó a valer 83.000 millones de dólares en bolsa)



Entre los términos de esta operación que había aprobado la propia empresa se establecía que se daban unas semanas para encontrar un nuevo comprador.

Prácticamente todos los expertos descartan que vaya a ningún inversor pueda apetecerle hacerse con el control de una compañía que está prácticamente quebrada. Al menos es así como se han valorado sus acciones a la hora de realizar la oferta.

Mientras que Microsoft pagó por Nokia una cifra -7.100 millones de dólares- que equivalía a 0,82% de sus ventas anuales, esa ratio cae hasta el 0,17% en el caso de Blackberry. La agencia Bloomberg cree que los 4.700 millones de dólares que Fairfax estaría dispuesto a pagar suponen un descuento sobre libros de un 80%.

Porque, si nadie quiere blackberrys, ¿qué puede interesar a los inversores?

Los expertos destacan dos aspectos. Por un lado, la caja de la compañía que asciende a unos 2.500 millones de dólares, aunque sólo en un trimestre tras las últimas provisiones se ha reducido en unos 500 millones de dólares y que, a este paso, podría consumirse en muy poco tiempo.

También habría que valorar los inventarios de la empresa, que son, básicamente, teléfonos sin vender –y que parece que no gustan mucho-.

Sin embargo, muchos expertos destacan que Blackberry sigue teniendo un tesoro en su balance, su portfolio de patentes.



Según algunos expertos, como los de Raymond James Financial, podrían valer hasta 2.800 millones de dólares, lo que unido a los 2.500 que tienen de efectivo podrían hacer que la operación que propone Fairfax fuese razonable, si alguien pensara que el negocio actual no vale nada.

Aunque el Wall Street Journal ha publicado que algunos grupos podrían estar interesados en realizar alguna oferta, lo cierto es que nadie cree que aparezca y hacen de Blackberry una apuesta muy peligrosa en bolsa, sobre todo si se tienen en cuenta el alto porcentaje de posiciones cortas.



Los analistas de Citi consideran que se trata de una apuesta altamente arriesgada y de la que, en las actuales circunstancias, es muy difícil sacar dinero.