Es indudable que los mercados han experimentado unos niveles crecientes de volatilidad durante 2018, causados en gran parte por una serie de factores que resumimos a continuación:
- Cambio de rumbo en la política monetaria de EE.UU.
- Posible guerra comercial entre EE.UU. y China.
- Subida del dólar frente a la mayor parte de las divisas (afectando particularmente a aquellos países con deuda denominada en dólares como Argentina y Turquía).
En este escenario, el miedo se apoderó de los mercados, en particular desde octubre de 2018, con una tendencia alcista del VIX (indicador que mide la volatilidad implícita de las opciones sobre el S&P 500 a un mes vista) hasta alcanzar un aumento superior al 100%, lo cual refleja el miedo y el pesimismo de los inversores en el corto plazo.
Para discernir si los niveles de miedo en los mercados son justificados por los fundamentales de mercado o reflejan una reacción “exagerada” por parte de los inversores, hemos analizado la volatilidad histórica de un índice global de renta variable (MSCI World USD) durante los últimos 30 años (datos Morningstar; 1 de enero de 1989 hasta 31 diciembre 2018), utilizándolo como referencia del comportamiento de los mercados globales.
Nuestro análisis indica que 2017 fue el año de menor volatilidad de todo el periodo analizado (2.87), experimentado una aceleración de hasta casi cinco veces durante el 2018 (13.64). Sin embargo, a pesar de este considerable incremento de volatilidad en 2018, el nivel alcanzado es solo 0.24 superior a la media durante todo el periodo (13.64 vs 13.40) y lejos de los picos alcanzados durante la crisis financiera en el 2008/2009 (23,86 y 23,49 respectivamente).
Estos datos indican que los niveles de volatilidad experimentados en 2018 se encuentran en línea con la media de los mercados durante las tres últimas décadas y no representan una excepción significativa. Por otro lado, la percepción por parte de los inversores en cuanto a los niveles de volatilidad del 2018 parece derivar de un efecto de relativización con los niveles del año anterior. Es decir, pasar de niveles de volatilidad mínima a niveles más elevados (que no máximos) en un tiempo limitado. Por lo tanto, el miedo actual en los mercados no parece verse justificado por las series históricas de valor absoluto de la volatilidad global.