La recurrente preocupación por el verdadero estado de la economía china, el empeoramiento de los datos económicos de EE.UU. y un nuevo agravamiento de la crisis financiera de la zona euro llevaron a muchos inversores a reducir sus posiciones en acciones. El marcado descenso de los precios de las materias primas lastró de forma palpable las bolsas de los países que las exportan
En este contexto, la mayor parte de los países emergentes sigue mostrándose en excelente forma desde el punto de vista económico. No obstante, es evidente que su dinámica de crecimiento no es sólida
China
El debilitamiento de los datos económicos ha reavivado los temores a un "aterrizaje duro" de China. Tanto la demanda interior como los pedidos de exportación han evolucionado peor de lo previsto. A todas luces la crisis de la zona euro repercute cada vez más sobre las exportaciones. De todos modos, la producción industrial muestra todavía un ligero crecimiento. En vista de la situación, el Gobierno ha puesto sobre el tapete medidas de fomento del crecimiento. Entre ellas se cuentan bajadas de los impuestos para las empresas, la construcción de viviendas sociales y subvenciones y ayudas tanto a la inversión privada como al consumo privado. El banco emisor podría volver a reducir el coeficiente de reservas mínimas que exige a los bancos. Sin embargo, se ha dado a entender muy claramente que si se aprueban nuevas medidas de estímulo a la economía china no tendrán ni mucho menos la envergadura de las adoptadas en 2009, debido, entre otros motivos, a los efectos inflacionistas que podrían producir. China anunció para sorpresa de muchos que en adelante el yuan podrá cambiarse directamente con el yen japonés además de con el dólar estadounidense: otra medida destinada a reforzar la relevancia internacional de la moneda nacional china y potenciar su uso en Asia. Una vez más, los mercados chinos de renta variable mostraron comportamientos muy dispares. Mientras que las acciones H de Hong Kong cayeron casi un 13%, el índice de acciones A de Shanghái se mantuvo prácticamente en el mismo nivel del mes anterior.
India
A pesar de las intervenciones del banco emisor en el mercado de divisas, la rupia marcó durante un tiempo un nuevo mínimo histórico frente al dólar. Entre tanto las tres grandes agencias de rating han rebajado a "negativa" su previsión a corto plazo de la solvencia de la India, por lo que es posible que en breve se revise a la baja su calificación crediticia. No obstante, el índice BSE-Sensex 30 se recuperó con brío y experimentó un avance de más del 7%, gracias principalmente al incremento del apetito de riesgo que se produjo hacia finales de mes en todo el mundo.
Turquía
El talón de Aquiles de la economía turca continúa siendo el elevado déficit de la balanza por cuenta corriente, producido sobre todo por las importaciones de energía. Es de suponer que el retroceso de los precios del petróleo atenúe ese problema y tenga un efecto favorable también sobre la inflación.
Hungría
Sin un acuerdo de ayudas económicas, la refinanciación de Hungría corre verdadero peligro. Por otro lado, la prevista implantación de un impuesto húngaro sobre las transacciones financieras puede dar lugar a nuevos desencuentros políticos con la UE.