Aunque acabamos de pasar uno de los mejores puentes el año, con elevada ocupación, especialmente en España, generalizada en todas las áreas del país. Pero lo cierto es que ya se nota la ralentización del consumo, en especial por las expectativas de lo que está por venir y por el efecto inflación, que minora en gran medida el poder adquisitivo de los turistas, nacionales, pero también extranjeros.
Así, desde Bankinter destacan que las cadenas hoteleras se muestran confiadas en que el boom turístico tenga recorrido hasta que termine este presente 2022, pero indica que, muchas de ellas ya detectan una reducción de la curva en el crecimiento de la demanda que se deriva de la ralentización, lo que anticipa, un enfriamiento del consumo a medio plazo.
Desde la entidad, eso sí esperan que la temporada de invierno para las cadenas hoteleras venga de la mano de una fuerte demanda, en niveles cercanos a los 2019. Y que, a esto, le siga un periodo primavera-verano algo menos dinámico, debido a una más que probable recisión económica en Europa.
En el caso concreto de Melia Hotels, estima que desde la compañía prevén superar esta Navidad con cifras anteriores a la pandemia y que, además, anticipan una recuperación del negocio urbano que podría, bien consolidarse al final del presente ejercicio, o bien demorarse hasta comienzos del próximo 2023.
Destacan desde Bankinter, que su fuerte componente internacional le lleva a que un 30% de sus ingresos provengan de los clientes estadounidenses, donde se espera que tanto la economía en general como el consumo en particular, que mueve además buena parte de su PIB, se muestren más sólidos. En este contexto, prevén recomendación de compra sobre el valor, con un precio objetivo de 6,19 euros por acción.
Sigue en directo la cotización de Melia Hotels
Este hecho contrasta sobremanera que la visión que tienen tanto Jefferies como exane BNP Paribas del valor, y que recortan de tal modo su precio objetivo que lo colocan por debajo de su precio de cotización, como ahora veremos. En su gráfica de cotización vemos que el valor, a cuenta de estas dos rebajas y especialmente por la de la firma neoyorkina, pierde posiciones, en especial tras el varapalo de la jornada de ayer, con caídas superiores al 5% que convierten en pérdidas los avances del último mes y relanzan sus caídas anuales hasta el 18,5%.
En concreto Jefferies desliza claramente a la baja y de forma vertical su precio objetivo hasta dejarlo en 4,7 euros por acción desde los 9 anteriores, y coloca su recomendación en mantener desde el comprar anterior. A esto se suma Exane BNP Paribas, que también deja con potencial negativo al valor tras recortar su precio objetivo hasta los 4,10 euros por acción.
Si atendemos a lo que nos aportan los indicadores técnicos que elabora Estrategias de Inversión vemos que Meliá Hotels apenas, en modo rebote, alcanza una puntuación total de 2,5 de los 10 posibles para el valor, con la mejora de medio punto. Así, entre lo positivo, destaca su tendencia alcista a medio plazo y su volatilidad a medio plazo, que es decreciente.
En el otro lado nos encontramos con la tendencia a largo plazo que es bajista para los títulos de Meliá Hotels, con momento total, lento y rápido, que es negativo, volumen de negocio que es decreciente a medio y largo plazo, y volatilidad o rango de amplitud creciente, a largo plazo.
Además, la compañía, recordemos que es el tercer grupo hotelero más grande de Europa y el décimo noveno del mundo, va a impulsar la expansión de sus marcas de lujo, con lo que prevé que este segmento prime conlleve una de cada tres de sus aperturas entre los años 2023 y 2026. Todo ello con la mirada a un entorno más sostenible, ya que, este año, ha abierto su primer prototipo de hotel neutro en carbono como experiencia piloto, el Hotel Villa Le Blanc Gran Meliá en Menorca.
Además, en una reciente entrevista en Expansión, su CEO, Gabriel Escarrer, ponía sobre la mesa su intención de reducir su deuda en dos o tres años a la mitad para situarla en unos 650 millones de euros, desde los 1271 euros actuales, sin contar los arrendamientos. No contempla compras, con demanda fuerte y con la idea de una posible venta de los activos en el Caribe por una horquilla de precios que se situaría entre los 200 y los 250 millones de euros.