La cirugía de reconstrucción del ligamento cruzado anterior mediante el uso del tendón del cuádriceps como injerto se ha posicionado como una de las técnicas más avanzadas en traumatología deportiva. A diferencia de los métodos tradicionales que emplean el tendón rotuliano o los tendones isquiotibiales, esta técnica minimiza las molestias en la zona de extracción y optimiza la biomecánica de la rodilla con el resultado de una mayor estabilidad y menores tasas de complicaciones.

“Este procedimiento”, explica el doctor César Calero, especialista del Servicio de Traumatología del Hospital Quirónsalud Valencia y uno de los pioneros en la introducción de esta técnica en la sanidad valenciana, “se realiza de forma mínimamente invasiva, a través de una pequeña incisión en la parte superior de la rótula para obtener el tendón del cuádriceps, seguido de la implantación mediante artroscopia”.

Según estudios recientes, esta técnica no solo es igual, sino que supera a los métodos tradicionales en algunos casos, con mejores resultados clínicos y cosméticos, una menor tasa de re-rotura y un retorno más rápido a la actividad deportiva.

Para quién está indicada la reconstrucción con injerto de cuádriceps

La reconstrucción con injerto de cuádriceps está especialmente indicada para pacientes con alta demanda física, como adolescentes deportistas con inmadurez esquelética, deportistas de alto impacto, personas que deben arrodillarse frecuentemente por motivos laborales y aquellos con antecedentes de tendinitis rotuliana o cirugía previa en el ligamento cruzado anterior. “En estos casos”, explica el doctor Calero, “el uso del cuádriceps proporciona un tejido resistente y duradero que facilita una recuperación más rápida y segura, ideal para una vida activa”.

Beneficios para el paciente y una rápida recuperación

Esta técnica de reconstrucción del ligamento cruzado anterior minimiza la afectación en el área de donde se extrae el injerto, reduce el dolor residual en la rótula y proporciona una estabilidad superior de la rodilla. “Tras la cirugía”, manifiesta el traumatólogo del Hospital Quirónsalud Valencia, “el paciente puede recibir el alta hospitalaria el mismo día o al día siguiente, y puede reanudar su vida normal una semana después. La rehabilitación es progresiva, adaptada a las necesidades del paciente, y el retorno a la práctica deportiva ocurre generalmente entre los 6 y 9 meses dependiendo del tipo de actividad física”.

Aunque esta técnica se adapta a la mayoría de los pacientes con lesiones de ligamento cruzado, el doctor Calero resalta que resulta especialmente beneficiosa para personas que practican deportes de alta demanda física, como aquellos que requieren movimientos de pivote o contacto. “Gracias a esta opción personalizada, el tratamiento puede reducir el riesgo de futuras lesiones y maximizar la recuperación”, concluye.