La deshidratación es uno de los principales riesgos a los que se expone un diabético durante el verano. Según explican expertos de endocrinología del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón esto es así debido a que estos pacientes pueden tener afectadas la perfusión de la piel y la sudoración, lo que hace que aumente el riesgo de que puedan padecer un golpe de calor.
En este sentido, el doctor Alberto Aliaga, endocrinólogo del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón, concreta que los niveles de glucosa de un paciente con diabetes pueden verse afectados “ante estados de deshidratación como consecuencia de una sudoración excesiva, pero también debido a un aumento o aceleración en la absorción de insulina inyectada, elevando, por tanto, el riesgo de hipoglucemia”.
Especialmente para los diabéticos, realizar una hidratación insuficiente es uno de los errores más comunes en verano que puede provocar un problema de salud, pero también pueden ser perjudiciales otros como llevar un menor control en el orden de comidas a lo largo del día o no conservar adecuadamente la insulina.
Así, con el objetivo de que los pacientes con diabetes puedan disfrutar del buen tiempo sin sobresaltos, el doctor Aliaga apunta cinco prácticos consejos para mantener esta enfermedad bajo control la durante el verano:
- Prestar atención a la hidratación. Debido a las altas temperaturas, se incrementa la sudoración pudiendo llevarnos a la deshidratación, lo cual afecta a los niveles de azúcar en sangre. Es importante, por tanto, beber abundante agua y/o líquidos sin azúcar a lo largo del día. Algunas frutas y verduras también pueden ayudar a estar mejor hidratado.
- Ajustar la dieta. La llegada del verano y unos días más largos suele traer cambios en los horarios y rutinas habituales, lo que provoca picoteos y comidas fuera de casa, donde el consumo de alimentos calóricos aumenta. Por ello, hay que poner especial interés en la planificación de las comidas y tentempiés para mantener los niveles de glucosa estables.
- Revisar los niveles de glucosa con más frecuencia. El calor, la actividad física y los cambios en la dieta pueden afectar los niveles de azúcar. Es muy aconsejable, por tanto, realizarse controles adicionales y ajustar el tratamiento según las indicaciones del equipo médico.
- Proteger la insulina y los medicamentos. Durante el verano, la insulina y los medicamentos pueden verse afectado por las temperaturas elevadas. Por lo que hay que poner especial atención a su conservación. El experto recomienda un lugar fresco y seco, alejado de la luz solar directa y utilizar neveras portátiles si fuera necesario, en caso de estar fuera de casa.
- Cuidar los pies. El calor y el tipo de calzado puede aumentar el riesgo de lesiones y una excesiva sudoración. Utiliza calzado cómodo y transpirable, evitar caminar descalzo y revisa tus pies a diario en busca de heridas o ampollas, especialmente en pacientes con neuropatía sensitiva.