Anualmente entre 110.000-120.000 personas sufren un ictus en España, de los que la mitad aproximadamente se queda con secuelas discapacitantes o fallece, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN). Y es que en nuestro país representa la primera causa de muerte en mujeres, la segunda en hombres; así como la primera causa de discapacidad adquirida en el adulto y la segunda de demencia.
“No son palabras nada alentadoras, si bien la buena noticia es que 9 de cada 10 casos de ictus pueden evitarse si se sigue un estilo de vida saludable y un cuidado de los factores de riesgo que más adelante detallaremos”, asegura el doctor Mirko Alavena, especialista en Neurología del Hospital Quirónsalud Torrevieja.
Concretamente, explica que la apoplejía cerebral, también conocida como accidente cerebrovascular (ACV) o ictus, es una emergencia médica que puede tener consecuencias graves para la salud y que suele estar provocada por una interrupción o alteración del flujo sanguíneo en una parte del cerebro, ya sea por la oclusión de una arteria (infarto) o su ruptura (hemorragia).
EL INICIO DE LA SOSPECHA
En caso de sospechar una apoplejía (o ictus), el doctor Alavena señala que debemos evaluar:
1.Cara: Ordenar a la persona que sonría; observar si una mitad de la cara se mueve y la otra no.
2.Brazos: Ordenar a la persona que eleve y mueva los brazos; observar si uno es más débil o torpe.
3.Lenguaje: Hablar a la persona y pedirle que hable; observar si no puede emitir lenguaje o si no entiende lo que se le está diciendo.
4.Tiempo: Si se cumple algo de lo anterior debemos llamar de inmediato al número de emergencias, pues el tiempo es el factor más importante en las posibilidades de recuperación.
Así, el experto de Quirónsalud Torrevieja destaca que es crucial reconocer los síntomas de la apoplejía para buscar atención médica de inmediato; siendo los más comunes según enumera:
Entumecimiento o debilidad repentina en la cara, en el brazo, o en la pierna; y especialmente en un lado del cuerpo.
Dificultad para hablar o comprender el lenguaje.
Pérdida de visión repentina en uno o en ambos ojos.
Mareos intensos, pérdida de equilibrio, o de coordinación.
Dolor de cabeza repentino y severo sin causa conocida.
Es importante recordar el acrónimo F.A.S.T para reconocer los síntomas de un ACV: ‘Face’ (cara), ‘Arms’ (brazos), ‘Speech’ (habla), y ‘Time’ (tiempo).
“Si alguien muestra estos síntomas es fundamental llamar inmediatamente a los servicios de emergencia. Una vez tratado el evento agudo, la persona deberá recibir rehabilitación de daño cerebral adquirido (neurorrehabilitación) para recuperar en la medida de lo posible su funcionalidad previa al evento”, remarca el doctor.
La apoplejía es una afección grave, según prosigue, y que requiere de una atención médica inmediata. Es por ello por lo que este especialista insiste en la importancia de reconocer los síntomas y de buscar ayuda rápidamente: “Esto puede marcar la diferencia en el pronóstico y en la recuperación del paciente”.
Y es que, tal y como lamenta el neurólogo, puede ser permanente si el daño neurológico persiste. Eso sí, recuerda que, en algunos casos de infarto, el flujo sanguíneo puede restablecerse de manera espontánea y desaparecer los síntomas, lo que se conoce como ataque isquémico transitorio o AIT, si bien las personas que los sufren tienen muy altas posibilidades de sufrir un infarto cerebral permanente en las siguientes semanas si no se toman las medidas preventivas adecuadas.
CÓMO PREVENIR LA APOPLEJÍA
Con ello, defiende el doctor Mirko Alavena, especialista en Neurología de Quirónsalud Torrevieja que, al tomar medidas para prevenir la apoplejía, como mantener una presión arterial saludable, seguir una dieta equilibrada y mantener un estilo de vida activo, se puede reducir significativamente el riesgo de sufrir un ACV.
“Aunque algunos factores de riesgo de apoplejía, como la edad y los antecedentes familiares, no se pueden modificar, hay medidas que se pueden tomar para reducir el riesgo de sufrir un ictus”, remarca.
Algunas recomendaciones incluyen, según detalla este experto:
- Mantener una presión arterial saludable: Controlar la presión arterial alta puede ayudar a reducir el riesgo de apoplejía.
- Seguir una dieta equilibrada: Consumir una dieta rica en frutas, en verduras, en granos enteros, en pescado, y limitar el consumo de grasas saturadas y de sodio puede ayudar a mantener la salud cardiovascular.
- Mantener un peso saludable: Mantener un índice de masa corporal (IMC) dentro del rango normal puede reducir el riesgo de apoplejía.
- Hacer ejercicio regularmente: Realizar actividad física de forma regular ayuda a mantener el corazón y los vasos sanguíneos saludables.
- No fumar: Fumar daña los vasos sanguíneos y aumenta el riesgo de apoplejía.
- Limitar el consumo de alcohol: El consumo excesivo de alcohol puede aumentar el riesgo de apoplejía.
- Realizar un control médico periódico según las pautas de su médico de cabecera o general puede ayudar a detectar factores de riesgo asintomáticos.