A las puertas del Día Mundial del Reciclaje, esta es una reflexión necesaria en el ámbito hospitalario. En la gestión hospitalaria, no hay nada más prioritario que los pacientes y, en muchas ocasiones, la calidad asistencial y terapéutica exigen consumos elevados de materias primas no siempre susceptibles de reutilización y reciclaje.
Pero, pese a este punto de partida se hace imprescindible avanzar hacia el efectivo compromiso de la economía circular. Porque la economía circular no puede ser un mantra vacío de contenidos, sino un compromiso sólido cargado de retos.
Economía circular hospitalaria
En el caso de los hospitales, la gestión de residuos y su inserción en un proceso de economía circular debe abordarse desde una óptica multidisciplinar. Como explican desde el Grupo Quirónsalud, hay que considerar al tiempo los servicios de limpieza, los de mantenimiento, la medicina preventiva, la salud laboral, los análisis de calidad, los laboratorios, la protección radiológica o la anatomía patológica, por mencionar los aspectos más relevantes de la gestión hospitalaria ligada a la generación de residuos.
Los residuos que generan los hospitales pueden clasificarse en cuatro grupos. En primer lugar, los residuos de origen no sanitario asimilables a los residuos domésticos, incluido papel, cartón, plástico y vidrio; en segundo lugar, los residuos de origen sanitario asimilables a urbanos; el tercer grupo son los residuos biológicos y en cuarto lugar, los residuos químicos, entre los que hay que diferenciar los residuos químicos propiamente dichos y los residuos citostáticos.
El tratamiento de estos residuos implica trabajar en varios frentes. En el caso de los residuos no peligrosos, asimilables a los residuos urbanos, el reto consiste en hacer una recogida cada vez más selectiva y diferenciada, según su tipología, de modo que se facilite al máximo su posterior tratamiento, reutilización y reciclaje, según los casos.
En el caso de Quirónsalud, según apuntan desde la compañía, todos los hospitales disponen de contenedores específicos para la segregación de las diferentes fracciones reciclables: contenedores o bolsas azules para papel y cartón, y contenedores o bolsas amarillas para la fracción de envases ligeros y plásticos, etcétera. Contenedores, todos ellos, ubicados en aquellos puntos donde la generación de este tipo de residuos es mayor, como en los almacenes generales, farmacia, salas de espera, y servicio de limpieza.
Además, las áreas de vending disponen de muebles integrados que facilitan la segregación de envases ligeros.
Una gestión compleja
El objetivo es ampliar los sistemas de recogida selectiva mediante acuerdos de colaboración con los sistemas integrados de gestión, así como mejorar los niveles de segregación para poder avanzar de manera cada vez más intensa y más eficiente.
En cuanto a los residuos peligrosos - biológicos, citostáticos y químicos, por decirlo de forma resumida-, su incremento ha sido muy notable a causa de la situación provocada por la pandemia. Y el modo de tratar estos residuos peligrosos pasa, en todo caso, por ponerlos en manos del gestor autorizado y abordarlos conforme a los procedimientos correspondientes: esterilización o incineración en el caso de los residuos biológicos; incineración, en el de los citostáticos y neutralización o eliminación mediante procesos químicos en el caso de los residuos químicos.
Con todo, si la gestión de residuos y su incorporación al círculo virtuoso de la economía circular es siempre compleja, la gestión de los residuos sanitarios lo es especialmente y sus buenos resultados dependen, entre otros factores, de la mejora de los hábitos del personal hospitalario.
Pero también es importante incorporar a esta “cultura de gestión de residuos” a los pacientes y acompañantes. El Día Mundial del Reciclaje se instauró precisamente para sensibilizar a los ciudadanos sobre la necesidad de aprender a gestionar los residuos de la manera más eficiente.
En el caso del sector de la salud y de la práctica hospitalaria este reto es especialmente relevante, porque en buena medida depende de sus buenas prácticas que el impacto medioambiental disminuya. Desde Quirónsalud confirman que, en su caso, han puesto en marcha un Procedimiento de Gestión Intrahospitalaria de Residuos, con la mirada puesta en la mejora de la segregación, el impulso de la formación y la monitorización de las cantidades de residuos generadas por tipo de residuo. Acciones que responden a un compromiso creciente del sector hospitalario y de los profesionales sanitarios con el reciclaje y con la salud del planeta.