Tiene razón. El año 2014 se ha visto enormemente marcado por el sentimiento de mercado, tanto en lo negativo como en lo positivo. Por un lado, la situación vivida en Rusia ha afectado al sentimiento inversor, pero por otro los inversores manifiestan un mayor optimismo gracias a las potenciales medidas de estímulo económico en China y a los procesos electorales que se han celebrado este año, y cuyos resultados han sido bastante positivos en algunos casos y menos favorables al mercado en otros. En mi opinión, ahora tenemos que ver qué medidas adoptan los gobiernos que han asumido el poder y comprobar si realmente ponen en marcha los programas de reformas anunciados. Esto es de vital importancia. Algunas de estas reformas han ofrecido ya resultados positivos y habremos de esperar para comprobar si ocurre lo mismo con el resto. En el año 2015 tendremos también que ver cómo reaccionan las economías y las empresas al hecho de que los precios de las materias primas se sitúen muy por debajo de los niveles de hace un año. Los exportadores netos de materias primas habrán de hacer frente a unos menores ingresos fiscales, lo que puede resultar un problema. Por otra parte, algunos de los países más orientados hacia la importación podrían beneficiarse de la debilidad experimentada por los precios de las materias primas, lo que podría favorecer a estos países de cara al año 2015.
Supongo que China vuelve a constituir una de las principales preocupaciones. ¿Qué debemos esperar de China en el próximo año?
En mi opinión, lo mejor y lo peor que le puede pasar a los mercados emergentes el próximo año es que continúe la desaceleración económica en China. Mientras no se trate de una desaceleración excesivamente pronunciada, un descenso que podría situarse incluso por debajo del 7% del nivel del PIB no tiene por qué ser algo negativo. Significaría que el gobierno chino se está tomando en serio el programa de reformas y que no está intentando sobreestimular la economía, que no está intentando asumir un nivel excesivo de deuda y que está ofreciendo una base más sólida al consumidor. Así que en mi opinión se trataría de algo muy positivo. En primer lugar, sería positivo a corto plazo.
Muchos de los factores que podrían afectar a algunas áreas del mercado, como el posible aumento de la morosidad o los impagos por parte de las empresas del sector inmobiliario, están ya reflejados en las valoraciones. En mi opinión se trata de un riesgo que se entiende bastante bien y aunque puede crear un cierto nerviosismo en los inversores, desde una perspectiva a largo plazo resultaría positivo para China.
En lo que respecta a las materias primas, han de tenerse en cuenta distintas cuestiones. Lo primero que me gustaría destacar es que los mercados emergentes constituyen una región muy heterogénea, no todos los países son iguales. Algunos países emergentes son exportadores netos de materias primas, por lo que la caída de los precios de las materias primas supone sin duda un problema para ellos. Si se producen menos exportaciones, los gobiernos recaudan menos. Estos países estarían obligados a adaptarse a un entorno de estas características.
Pero muchos mercados emergentes siguen siendo importadores netos de materias primas. En este caso, se enfrentan a dos posibilidades. Podrían utilizar los beneficios a corto plazo para favorecer a los consumidores, algo que puede resultar muy útil a corto plazo. Hay que tener en cuenta que gran parte del gasto de los consumidores, especialmente en los niveles inferiores de los mercados menos desarrollados, se dirige al transporte y la comida.
En los últimos años el precio de las materias primas agrícolas, como la soja, y el precio del petróleo han experimentado un descenso de aproximadamente un 25%. Esto resulta muy positivo para los consumidores: tienen más dinero en el bolsillo, por lo que tienden a consumir un poco más. Hay otros mercados que pueden aprovechar la caída a corto plazo de los precios del petróleo para eliminar las subvenciones. En este caso, el coste final para el consumidor se mantiene, pero aumenta la estabilidad de la economía. Esto es exactamente lo que está ocurriendo en países como la India, donde están aprovechando la debilidad a corto plazo para eliminar las subvenciones y ofrecer una mayor estabilidad a su economía. Por otro lado, la situación resulta complicada para los exportadores de materias primas, como es el caso de Brasil, que exporta sobre todo mineral de hierro y soja. Se trata de un mercado que debe reformar su economía, que debe acabar con parte del programa de subsidios, pero eso es algo difícil de hacer cuando disminuyen los ingresos fiscales. Es complicado. Brasil va a tener que hacer algo así, tenemos que esperar y ver qué pasa.
¿Por qué creen que es un buen momento para invertir en mercados emergentes?
Lo primero que me gustaría señalar es que los inversores que entren hoy en día en los mercados emergentes por primera vez deberán hacerlo a diez, quince o veinte años vista. Es una historia de inversión a largo plazo. Es cierto que algunas zonas de los mercados emergentes presentan un crecimiento estructural, pero los mercados tardarán aún un tiempo en reconocerlo. Si un inversor quiere aprovechar realmente su exposición a mercados emergentes, deberá invertir a largo plazo y mantener la inversión durante los periodos de volatilidad que caracterizan a estos mercados. Así podrá aprovechar las ventajas del interés compuesto. En la actualidad, los niveles de valoración de los mercados emergentes son muy bajos en relación con los mercados desarrollados; de hecho presentan los niveles más bajos de los últimos diez años. Y en mi opinión, esta situación constituye una buena base sobre la que ir acumulando una sólida rentabilidad a lo largo del tiempo. Es decir, no creo que de repente vaya a ocurrir algo que haga que los mercados emergentes se disparen. Lo que creo es que es el momento de invertir o aumentar la exposición a los mercados emergentes con la idea de ir acumulando rentabilidad a lo largo del tiempo.
¿Piensa que durante 2015 los mercados emergentes dejarán de comportarse peor que el resto del mercado?
Los mercados emergentes se caracterizan por ser muy volátiles. Se mueven mucho por los sentimientos. En mi opinión, la volatilidad resulta muy útil para los gestores activos, ya que les permite encontrar oportunidades no solo para entrar en el mercado cuando la situación es complicada, sino también para moderar la exposición y reciclarse hacia áreas más atractivas cuando el precio de las acciones aumenta. Es cierto que los mercados emergentes han obtenido una rentabilidad inferior a la del resto de los mercados en los últimos tres o cuatro años. En los años 2009 y 2010, los inversores empezaban a invertir en los mercados emergentes pensando que si los mercados desarrollados estaban en dificultades, quizás los mercados emergentes podían ir por otro lado y hacerlo mejor. No hay que engañarse.
Los mercados emergentes están indisolublemente unidos a la economía mundial, y si tu mercado final tiene problemas también será difícil para los exportadores, etc. Pero en mi opinión es importante entender que esta rentabilidad inferior que se ha registrado en los últimos años se ha debido a la reducción de las valoraciones, por lo que aunque al principio la gente pensaba que la situación cambiaría, luego la actitud fue tornándose más pesimista.
En mi opinión, la situación actual sigue siendo muy, muy pesimista, los múltiplos de valoración están en niveles muy
bajos, sobre todo comparados con los de los mercados desarrollados. Y cabe esperar que si las valoraciones no siguen reduciéndose, la perspectiva para el año próximo pueda ser algo más positiva.
¿Cuáles son sus países favoritos para invertir en el año 2015?
Le daré dos ejemplos. Pero empezaré con el país en el que hemos presenciado una mayor mejora en los últimos dieciocho meses. Empezamos a invertir a mediados de 2013, después de que la Reserva Federal anunciara la retirada gradual de sus medidas de estímulo monetario, momento en el que algunos de los mercados más expuestos tuvieron problemas a causa de sus excesivos déficits por cuenta corriente. Ya entonces la India estaba trabajando para intentar mejorar su déficit por cuenta corriente, mediante el bloqueo de sus importaciones de metales preciosos. La debilidad de la divisa que se vivió en este periodo mejoró el entorno económico de la India. Redujo la posibilidad de adquirir bienes importados baratos, ya que estos bienes pasaron a ser relativamente más caros, y al mismo tiempo aumentó la competitividad de la base de las exportaciones desde la perspectiva de la divisa. La debilidad de la divisa también aumentó la inflación.
En aquel momento, empezamos invirtiendo en empresas exportadoras, ya que estas resultaban más competitivas. Luego los efectos de la inflación medidos sobre una base interanual se fueron apagando, los tipos empezaron a bajar, favoreciendo así la concesión de préstamos, las empresas empezaron a querer invertir... Y por último la subida al poder del gobierno de Modi ofreció un favorable programa de reformas, lo que aumentó la confianza de las empresas. Estas empresas solicitan préstamos, porque son más optimistas ante la situación económica, y pagan salarios a los trabajadores, que se encuentran con más dinero en el bolsillo para consumir... Todo ello mejora de forma ostensible la previsión para el año próximo. Podría producirse de hecho una aceleración del PIB, y no una desaceleración, que es lo que está ocurriendo en otros países de los mercados emergentes. Por lo tanto, durante el último año el cambio más positivo se ha producido en la India, y casi todo lo han hecho ellos mismos, han hecho un buen trabajo. Ahora estamos expectantes ante la puesta en marcha del programa de reformas.
Otra zona que me gustaría destacar sería el África subsahariana, a la que normalmente no se le presta demasiada atención. Se trata de otro mercado que va a experimentar un crecimiento del PIB del 6-7%, y en continua mejoría. Se trata de un mercado de perfil bajo, que se encuentra en una etapa inicial, con numerosas oportunidades al alcance de la mano, con numerosas oportunidades de margen. De nuevo, aumenta el número de trabajadores, estos trabajadores cobran un sueldo, lo que provoca el aumento del consumo interno... En mi opinión, la mejora de productividad va a favorecer el crecimiento del África subsahariana en los próximos diez, quince o veinte años.
La última pregunta. ¿Puede hablarnos sobre alguna de las empresas que conforman su cartera en la actualidad?
En primer lugar es necesario entender el tipo de acciones en las que invertimos. Las empresas en las que invertimos han de tener dos características: calidad y crecimiento. Para nosotros, la calidad consiste fundamentalmente en intentar no perder dinero. Y eso se consigue con unos niveles de rentabilidad superiores y sostenibles en el tiempo, gracias a la posición dominante en el mercado, con unos balances sólidos, sin demasiada exposición a la deuda extranjera, con unas sólidas estructuras de gobierno corporativo, con unos accionistas mayoritarios que cuiden a sus accionistas minoritarios, en lugar de abusar de los flujos de caja de la empresa, y finalmente con unas valoraciones favorables. Eso es en lo que nos fijamos cuando buscamos calidad. Y en lo que respecta al crecimiento, buscamos empresas que puedan ofrecer una rentabilidad total para el accionista que resulte atractiva, normalmente superior al 10%. No se trata de un crecimiento de los beneficios, sino del interés compuesto, de la rentabilidad de los dividendos. Buscamos que las acciones nos ofrezcan una buena rentabilidad anual.
Le daré un par de ejemplos. Uno de ellos, aunque pueda parecer extraño, es una empresa rusa. A lo largo del año hemos aumentado nuestra exposición, aunque llevamos cinco, seis, siete años invirtiendo en ella. Nos ha proporcionado un 12-13% anual de rentabilidad por dividendos, este año nos va a dar un 20%. Se llama Surgutneftegas. La acción preferente se beneficia de la debilidad del rublo, porque la empresa vende petróleo en dólares. El pago de dividendos está vinculado a sus beneficios en dólares, y este año el debilitamiento de la divisa rusa ha impulsado la rentabilidad por dividendos. El efectivo neto de su balance es superior a su capitalización de mercado, ya que las valoraciones de las empresas rusas se han visto muy perjudicadas. Así que tenemos unas valoraciones muy sólidas que respaldan una rentabilidad por dividendos superior al 10%.
Otro ejemplo es Hynix, una empresa tecnológica coreana que fabrica la memoria de los teléfonos inteligentes. Da igual si tenemos un iPhone 6 o un teléfono chino de marca blanca de 32 dólares: la memoria es de Samsung o de Hynix. Lo bueno de Hynix es que no tiene la presión de precios a la que está expuesta Samsung pero sí que se beneficia del crecimiento del volumen. La evolución de la memoria DRAM mejora la rentabilidad de la empresa a lo largo del tiempo y la acción resulta bastante barata.