“Como el sexo, el catastrofismo vende”, afirma tajante el analista Howard Gold, “genera espectadores en televisión, fija la atención en los sitios Web e impulsa las ventas de libros”. La crisis financiera y la “Gran Recesión” crearon un mercado alcista en el pesimismo, pero casi seis años después del colapso de Lehman Brothers, “lo peor no ha pasado, a menos que usted considera que un avance del 180% para el S&P 500 es un desastre”. Así que ahora, considera, “ha pasado el tiempo suficiente para etiquetar ciertas previsiones escandalosas como algo simplemente erróneo”. Estas son las cuatro peores predicciones en su opinión:
- La economía y la renta variable sufrirán un crash. Harry Dent, por ejemplo, predijo en 2011 que el Dow Jones caería hasta los 3.000 puntos y aconsejó a los inversores estar fuera del mercado entre principios de 2012 y finales de 2013, un periodo en el que el S&P 500 repuntó un 50%. Rober Pretcher señaló en julio de 2010 que el Dow Jones estaría por debajo de 1.000 puntos “en cinco o seis años”.
- El euro se estrellará. “Sin un cambio radical en la actitud del Banco Central Europeo (BCE) y los líderes de la región, la moneda única se romperá en cuestión de semanas”, declaró The Economist en noviembre de 2011. Casi al mismo tiempo, el ex presidente de la Reserva Federal (Fed), Alan Greenspan, afirmó que el euro estaba condenado. Pero el 26 de julio de 2012, el presidente de la autoridad monetaria del Viejo Continente, Mario Draghi, se comprometió a “hacer lo que sea necesario para preservar al euro y créanme será suficiente” y así ha sido.
- El oro llegará a los 5.000 dólares por onza. Peter Schiff de, Europacific Capital, hizo esta afirmación en diciembre de 2009 y, bueno, superó los 1.900 en septiembre de 2011, pero desde entonces su camino ha sido “cuesta abajo”. Desde máximos el metal precioso cae un 38% y lleva en un mercado bajista desde hace dos años y medio.
- Estados Unidos sufrirá una hiperinflación como la de Zimbabwe. En mayo de 2009, el pesimista por excelencia, Marc Faber, señaló a Bloomberg: “Estoy 100% seguro de que Estados Unidos entrará en hiperinflaión. No mañana quizá, pero el problema de una deuda pública cada vez mayor es tal que el momento llegará”. La economía real, la escasa demanda y los elevados requisitos de capital están manteniendo las reservas adicionales proporcionadas por la Fed en los balances bancarios y no dando vueltas en la economía creando inflación, explica Gold, quien ironiza: “Estoy 100% de que Estados Unidos entrará en hiperinflación cuando la Super Bowl se juegue en Neptuno”.
S.C.