Casi todos los bancos centrales del mundo están estudiando, o incluso probando, monedas digitales emitidas por ellos mismos en un intento de mantener el control de la oferta monetaria y de los tipos de interés, y de preservar la estabilidad financiera. Sin embargo, estas monedas digitales también podrían causar importantes trastornos financieros.
La Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Central Europeo están estudiando la creación de monedas digitales nacionales; en abril, el Banco de Inglaterra anunció la creación de un grupo de trabajo con el Tesoro, que se espera que anuncie muy pronto un plan piloto de moneda digital en Reino Unido.
El Banco Popular de China se ha adelantado y ya está en fase piloto. Ha creado una criptomoneda nacional que funciona a través de una aplicación telefónica. El objetivo es sustituir el dinero en efectivo, mejorar la inclusión financiera y crear sistemas de pago más eficientes en todo el país. China ya cuenta con una red de pagos telefónicos muy sofisticada y podría decirse que la población tiene menos reparos en cuanto a la privacidad. Los banqueros de la autoridad monetaria china también están estudiando otros instrumentos financieros innovadores.
¿Qué sería exactamente una moneda digital emitida por un banco central (CBDC)?
En esencia, se trata de una nueva forma de dinero digital, similar en cierto modo a Bitcoin y otras criptomonedas, pero emitida en la divisa nacional, por lo que podríamos ver un "Euro Coin" o quizás un "Britcoin".
Sería digital, y podría estar tokenizada y almacenada en un libro de contabilidad digital, como las criptomonedas privadas, o podría ser depositada en una cuenta en el banco central que no parezca muy diferente de una cuenta en un banco de la calle.
Los beneficios de la moneda digital para los países y los gobiernos que las están creando incluyen la prevención de la actual amenaza de las monedas digitales privadas y el control de la oferta monetaria y los tipos de interés para apoyar los objetivos económicos.
Los bancos centrales también podrían obtener mejores datos sobre dónde gastan los ciudadanos su moneda digital; la ciudadanía podría recibir "dinero helicóptero" con mayor facilidad, y ser incentivados a gastarlo; los impuestos podrían deducirse automáticamente.
Una moneda digital del banco central también podría dar más flexibilidad en torno a los tipos de interés negativos si también implicara la abolición del efectivo físico. Esto podría ayudar a estimular las economías en las recesiones.
Los poseedores de las monedas digitales de los bancos centrales podrían beneficiarse de ellas. Deberían ser un activo sin riesgo, ya que, a diferencia de los bancos comerciales, los bancos centrales no pueden quebrar.
Las CBDC también deberían permitir procesos de pago mucho más baratos y rápidos. Si los bancos centrales de todo el mundo cooperan entre sí, el movimiento de dinero a nivel internacional también debería ser más fácil y barato.
Sin embargo, no cabe duda de que este nuevo y valiente mundo de las monedas digitales presenta riesgos, algunos de ellos potencialmente alarmantes. Los bancos centrales que emiten sus propias monedas podrían desestabilizar todo el sector bancario.
¿Querrá la gente tener cuentas bancarias si puede tener una cuenta digital del banco central que es más barata y segura?
En tiempos de crisis, es probable que la gente saque el dinero de su cuenta bancaria y lo deposite en la del banco central, lo que aceleraría las fugas bancarias. Si las CBDC pagan intereses, establecerán un suelo por debajo del cual los bancos comerciales no podrán bajar. Se corre el riesgo de que los bancos se conviertan en sociedades de inversión con menos flexibilidad para prestar a las empresas en crecimiento.
También podría socavar el acceso directo al crédito del que gozan actualmente los hogares y las empresas.
Otra desventaja para los titulares de CBDC sería la pérdida del anonimato. El Estado podría controlar mucho más el gasto de los ciudadanos. Esto podría llevar a la confiscación de impuestos y a un mayor control estatal del dinero de los individuos.
El Banco Popular de China ya está sugiriendo la emisión de "billetes depreciados" para incentivar el gasto.
La transición a las CBDC tiene el potencial de generar volatilidad. Para evitar desatar una oleada de desestabilización, casi todos los bancos centrales quieren limitar el atractivo de su criptomoneda y su disponibilidad, por lo que lo más probable es que hagan que la moneda esté disponible a través de cuentas bancarias comerciales.
Pero no actuar ante el rápido crecimiento de las criptomonedas privadas también sería un factor de desestabilización, ya que los bancos centrales se arriesgan a que la población mundial se pase a las criptomonedas que están totalmente en manos privadas y fuera del control del gobierno.
El escenario más probable a corto y medio plazo es que las criptomonedas privadas sigan expandiéndose, y que haya una especie de coexistencia incómoda entre ellas y las CBDC. Es posible que se produzca una regulación en los límites de las criptomonedas, como se ha visto en China. A más largo plazo, las CBDCs podrían sustituirlas, y las criptomonedas privadas e incluso los bancos comerciales podrían verse desplazados.
La alternativa, potencialmente más desestabilizadora, es que las CBDC no sean lo suficientemente atractivas como para detener la marcha de las criptomonedas no reguladas, ya que la gente adopta rápidamente nuevas plataformas y monedas privadas.
Los responsables políticos se enfrentan a la pérdida de control del sistema financiero y de pagos, y monedas como las "stablecoins" privadas, que se supone que se convierten a un tipo de cambio fijo con las monedas nacionales existentes, pueden llegar a imponerse. Este escenario es menos probable, ya que implica que los reguladores no actúen y no persigan sus propios intereses, pero es factible.
Esta es la razón por la que no extraña que toda la potencia económica y bancaria esté trabajando en soluciones contundentes para estos problemas tan acuciantes.