El método populista o cuasi predicador. Nunca ha fallado, o en pocas ocasiones genera una connotación negativa para el rendimiento que pueden sacar. Hablamos de los activistas estadounidenses. Personajes que entran en determinadas empresas en las que consideran que pueden obtener importantes beneficios, arrastrando con ellos a un importante grupo de accionistas para que voten a favor de todas sus proposiciones.

Muchas compañías tiemblan cuando conocen que determinados inversores, que son conocidos por tener dicha característica, adquieren una participación importante de su negocio. Por un lado, lo ven como una situación positiva, puesto que la entrada de una fuerte cantidad de dinero y de una persona influyente arrastra a la compra de más acciones, pero por otro no dejan de sentirlo como una constante amenaza a la que hacer frente. En muchos casos teniendo que ceder ante sus pretensiones.

Este es el caso de Paul Singer. Se trata de un multimillonario norteamericano, nacido en Nueva York, cuyo activismo en los mundos de la bolsa lo comenzó allá por el año 1977. Además de ser uno de los reconocidos por financiar campañas políticas como la de Geroge W. Bush en 2007, es conocido por ser el fundador del fondo Elliott hedge Fund Manager Corporation. 

El neoyorkino es un tiburón de las finanzas, además de un filántropo reconocido, que también destaca por las grandes donaciones que ha realizado a fundaciones por los derechos de los gays y lesbianas. Paradójico por su ideario republicando, pero su hijo es un reconocido homosexual. 

Sin embargo, efectivamente, donde más destaca es en el área de las finanzas. Actualmente, su estrategia de inversión se ha basado en mirar hacia Europa, donde considera que existen importantes oportunidades. Aun con todo, su principal posición sigue siendo Hess Corp, en la que tiene invertido más de 1.318 millones de dólares, y de la que ha obtenido más de un 30% de rentabilidad en el último año. 


Pero, en efecto, donde ha hecho más hincapié en los últimos meses ha sido en las inversiones europeas y más en concreto en Alemania. En Kabel Deutschland tiene una participación de más de 1.298 millones de dólares y en Procter&Gamble tiene acciones por valor de más de 1.009 millones de dólares.

Al margen de las actividades de Singer y sus movimientos a través de Elliott, si hay que destacar un activista ese es Carl Icahn. El inversor de Queens, a través de su holding, Icahn Enterprises, se ha destacado siempre por su gusto por el conflicto para obtener beneficios para sus intereses. Se encuentra entre la línea del despotismo bursátil –todo para los accionistas, pero sin la consideración de estos– y el egoísmo enraizado a sus principios. 

En el pasado año muy visible fue la disputa abierta en Dell, por la oferta de compra que propuso su fundador de la mano de Silver Lake Management, en la que llegó a acudir hasta los tribunales para recibir la mayor cantidad de dinero posible. Al final se acordó el pago de un dividendo especial que le terminó cerrando la cremallera de sus críticas.

Sus tres principales posiciones son en CVR Energy, que le supone un 11,3% de su cartera, Federal Mongul Copr, que ocupa el 8,25% de su portfolio y Apple, que ocupa el 7,5% de todas sus inversiones. 

Y, precisamente, es justo en esa última compañía en la que tiene centrado su mayor grado de activismo este año, puesto que pretende que Tim Cook, CEO de la compañía, apruebe su proposición de recompra de acciones por valor de casi 150.000 millones de dólares. De no ser aprobada, el multimillonario neoyorkino ya ha avisado que podría tomar acciones legales. Ahí queda.

Por otro lado, de entre todos estos activistas otro que siempre se encuentra en primera fila es Bill Ackman. Mediante su fondo, Pershing Square, se ha inmiscuido en multitud de conflictos empresariales, como en Herbalife, donde ha apostado a cortos al considerar que su negocio se encuentra en mal estado y opina que es una compañía muy jerarquizada. En esa causa abierta mantiene una posición distinta a Icahn y Daniel Loeb, que formalizan una actividad completamente opuesta.

El activista de 46 años tiene como principales apuestas Canadian Pacific Railway donde emplea más de 2.573 millones de dólares, Air Products Chemicals en la que tiene una participación de 2.301 millones de dólares y en Procter&Gamble, en la que tiene invertido más de 2.166 millones de dólares.

En último lugar de entre este ramillete de activistas se encuentra Daniel Loeb, que opera a través de su holding Third Point. Sus últimas grandes trifulcas en los pasados dos ejercicios fueron muy sonadas. La primera de ellas, en Yahoo

Adquirió el 5,8% de la compañía y el 3 de mayo de 2012 reveló que el por aquel entonces CEO de la tecnológica, Scott Thompson, no poseía ninguna titulación universitaria y por lo tanto no reunía las capacidades para dirigir el negocio. Consiguió que tan solo 9 días después presentara su dimisión y entrase a formar parte de la junta directiva.

Pero el último rifirrafe lo encarnó junto a George Clooney, la mega estrella hollywodiense. Loeb propuso que Sony Entretainment realizase un split en sus acciones al considerar que esa acción mejoraría los beneficios de la compañía. El actor estadounidense, cuya productora, Smokehouse Pictures, tiene un acuerdo con la japonesa aseguró que esa acción sólo serviría para perjudicar al sector del cine y a su negocio en particular. Le llegó a llamar“carpetbagger”, que en español tiene un significado tal como “trepa y miserable”.

Así, sus principales posiciones son en Yahoo, que supone el 13,27% del total de su cartera, en AIG, con un 12,16% del capital que maneja su sociedad y en Sothbys, que supone el 7,55% de su portfolio.