Por lo demás, celebraremos sencillamente que en Europa se haya estabilizado el crecimiento, que en el último minuto Estados Unidos haya alcanzado un acuerdo para evitar el impago de su deuda, que la temporada de resultados del tercer trimestre haya sido relativamente correcta (a la luz de unas expectativas que ya se habían rebajado a la baja) o que los problemas estructurales de ciertas economías emergentes hayan dejado de aparecer
Aunque el plato fuerte, a saber una verdadera reactivación económica, sigue haciéndose esper
Efectivamente, la Fed no podrá aplazar indefinidamente el comienzo, incluso simbólico, de una normalización de su política monetaria sin correr el riesgo de perder su credibilidad. En otras palabras, en el futuro los mercados mundiales tendrán que aderezar sus platos con menos salsa. Si además de las perspectivas de retirada de la liquidez, el plato fuerte sale poco consistente, nos vamos a quedar con hambre. Algo que, desde luego, resulta menos molesto en un contexto en el que la reanudación del crecimiento garantiza un plato bien lleno.
Una vez que la alimentación de los mercados se vuelva más equilibrada, deberemos pensar en reducir, y no en volver a aumentar, nuestros malos hábitos: menos apalancamiento y duración (pan), menos instrumentos no líquidos (grasas saturadas), menos deuda de alto rendimiento o emergente (complementos alimentarios) y desde luego más deporte (gestión más activa) para superar la volatilidad asociada a la eliminación de los excesos del pasado (toxinas).
Así, la normalización del ciclo económico y de las políticas monetarias debería dar lugar a un mayor equilibrio en nuestras carteras. A este respecto, cumplir los buenos propósitos y una alimentación sana serán factores determinantes de las rentabilidades en 2014 y más allá.