Lo primero que debe hacer un inversor es saber qué cartera de valores tiene. Y no me refiero a los nombres de las empresas sino a conocer bien el negocio de las firmas en las que está invertido, sus cuentas y las previsiones de futuro. Invertir en bolsa es hacerlo en activos de riesgo.
Invertir en pymes cotizadas es un tipo de inversión que debe aumentar en España por diferentes motivos. Por ejemplo el fomento de alternativas a la financiación bancaria. La clave siempre será que el inversor sepa dónde pone su dinero y qué es lo que puede esperar de una determinada inversión. Como suelo decir, el MAB no es para todos los inversores, pero sí que es para cualquiera que quiera invertir y asumir riesgos. He aquí algunos interrogantes a despejar para aquellos inversores que deseen lanzarse al MAB ahora en verano.
¿Cuál es el mayor riesgo de invertir en verano en el MAB?
Ya se trate de un accionista o de alguien que quiera comprar acciones de una empresa del MAB, debe saber que llega una época algo diferente. El volumen de negociación suele caer, los mercados a veces están como dormidos, pero cualquier acontecimiento puede provocar movimientos bruscos debido, principalmente, al descenso en los volúmenes de negociación
Además, hay que tener en cuenta que en el MAB estos movimientos pueden ser más exagerados que en las empresas del IBEX, ya que es un mercado sin una liquidez elevada, por lo que si además ésta cae, es más probable que la volatilidad aumente. Unido a esto, estaría el riesgo de querer vender las acciones en esta época y no encontrar comprador ya que estos están, literalmente, de vacaciones.
¿Qué puede hacer el que está invertido o el que quiere invertir en verano?
Insistamos en que lo más importante es conocer la empresa en la que estás invertido. Guiarse sólo por el análisis técnico y los gráficos, no es suficiente, hay que conocer qué hace la empresa, qué podemos esperar de ella y qué valoración personal damos a la compañía. Todos nos podemos equivocar y hay que dejar hueco al error en los análisis. Sin embargo, cuando se conoce la empresa, sus cuentas y resultados, se tienen unas herramientas para saber qué esperar del negocio en el corto y medio plazo (ventas, beneficios, flujos de caja…) y, por tanto, los movimientos de la cotización pasan a un segundo plano.
Si van en contra del inversor, es decir, si éste ha comprado y la acción cae, puede verse como una gran oportunidad que brinda la bolsa para comprar más barato sabiendo, eso sí, que se incrementa el riesgo en dicha compañía. Todos queremos comprar cuánto más barato mejor. Pero si ya es difícil tener una valoración de una compañía en expansión, saber cuál es el precio óptimo en bolsa ya es una tarea que yo se la dejo a otros. De esta manera, si veo una oportunidad de inversión muy buena a un determinado precio, compro acciones y no me preocupa que unas semanas o meses después la acción esté por debajo o muy por debajo del precio al que compré. Lo importante es cómo estará esa cotización en un plazo medio que podría situarse en unos dos o tres años. Sería recomendable invertir con este plazo de inversión en empresas del MAB y no preocuparse por lo vaivenes a corto plazo de la acción.
Si se asume el riesgo y sin dolor de cabeza que hay posibilidades de perder el dinero, y en el MAB por empresa invertida el porcentaje puede ser muy elevado, todo es mucho más sencillo de digerir. En definitiva, aconsejo invertir a medio plazo, conocer bien la empresa en la que ponemos nuestro dinero y de la que somos accionistas y no preocuparnos por los movimientos en bolsa a corto plazo, sobre todo en verano, ya que están influenciados por la bajada del volumen de negociación.
¿Pero existe alguna ventaja y podemos aprovecharnos de lo que ocurra en verano en el MAB?
Claro. Precisamente, una de las ventajas es la propia volatilidad, que nos puede hacer ver cotizaciones en lugares donde sacar provecho. Es decir, si el precio de una compañía está en 3 euros en mayo y en junio sube al doble y el inversor decide que éste nivel es de venta, habrá conseguido en poco tiempo una revalorización que se había planteado a medio plazo.
Por el contrario, puede darse el caso de que una empresa cotice a 3 euros en mayo y baje a 2 euros en julio perfectamente. Si el inversor no tenía acciones y ese precio le resulta atractivo, el verano le ha podido brindar una cotización espectacular para invertir. Si tenía acciones, evidentemente su inversión habrá caído, pero si está dispuesto a asumir algo más de riesgo y aumentar su posición, le habrá dado esa oportunidad de comprar más acciones a un precio más atractivo.
Si estoy invertido, ¿puedo irme de vacaciones tranquilo?
Cada uno deberá responder qué significa irse tranquilo. Si el accionista vuelve en septiembre y no quiere ver que sus títulos han caído un porcentaje elevado, debe vender y olvidarse de invertir en este tipo de empresas. Si no le preocupa ver sus acciones un 50% por debajo, por poner un ejemplo drástico, ya se ha respondido y por lo tanto se irá tranquilo de vacaciones sabiendo dónde está y qué puede esperar de este tipo de inversiones.
En conclusión, comprar a un precio y vender a uno más alto es lo que queremos todos. Pero esta obsesión muchas veces suele ayudar muy poco a tener buenas inversiones. Preocuparnos por las caídas o buscar niveles óptimos en bolsa suele llevarnos a cometer errores. Lo óptimo es que el inversor compre a un precio que le resulte atractivo y que la compañía le vaya dando la razón con sus resultados. El precio de venta y la cotización irán donde tienen que ir si se ha comprado a buen precio y la compañía crece según lo esperado y a buen ritmo. Es decir, lo importante son los resultados y el negocio que puedan generar las empresas a futuro, no los movimientos a corto plazo de las cotizaciones, sobre todo en el MAB.
Juan Sainz de los Terreros
Director General de la Asociación de Empresas del Mercado Alternativo Bursátil (AEMAB)