El departamento de análisis de Estrategias de Inversión sostiene que 2019 ha sido el año de la "gran divergencia": el crecimiento económico global retrocede en el nivel más bajo desde la Gran Recesión con los beneficios y ventas de las compañías se han estancado mientras que los precios de los activos se han disparado a niveles récord.
Los inversores no han entrado al trapo en las bolsas: los máximos bursátiles son festejados con pesimismo, ya que muy pocos valores comandan los máximos históricos de Wall Street, y el flujo de capitales de fondos de renta variable a renta fija se ha mantenido durante todo el año.
Entonces, ¿cómo se justifican los nuevos máximos? ¿quién está comprando? Las recompras de las compañías en Estados Unidos y los bancos centrales han sido clave este 2019: hemos cerrado un año de baja actividad que no casa con la fiesta que históricamente acompaña los máximos, por lo que el movimiento solo se justifica por una demanda de acciones y bonos por parte de los grandes jugadores.
¿Esto puede continuar eternamente? ¿Qué puede ocurrir de cara al futuro? La historia se repite: las políticas (monetarias y fiscales) expansivas no han conseguido activar la rueda y los desequilibrios se han trasladado a la economía.
Las elevadas valoraciones generalizadas tanto en renta fija como en renta variable y el alto endeudamiento público son los grandes desequilibrios actuales de las economías y se podrían materializar en un riesgo patente si se mantiene la desaceleración económica.
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Nuestra estrategia en este escenario es que no hay prisa por invertir en activos clásicos sobrevalorados, como la renta fija y la renta variable, mientras la inflación siga en mínimos.
Nuestra recomendación, por tanto, pasa por la liquidez, el oro, los fondos de inversión de gestión alternativa, y algunos sectores concretos como el inmobiliario y las socimis. Para perfiles de inversión más arriesgados o que tengan una mayor tolerancia al riesgo hay productos que pueden hacerlo bien como los ETF inversos sobre el 'bund' alemán, que sigue con retornos negativos. El rendimiento del bono alemán a diez años es ahora mismo del -0,289%.
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