Según un estudio realizado por MasterCard en 2020, siete de cada diez usuarios creen que los pagos digitales se impondrán al dinero en efectivo. La transformación digital de la banca se ha convertido en una pieza clave para el sector financiero y, con la irrupción de la pandemia de coronavirus, el uso del dinero electrónico se ha acelerado, desplazando a los billetes y monedas. Los pagos digitales se utilizan para pagar y comprar artículos y bienes diversos de manera online. De esta forma, el mundo virtual se está convirtiendo, a gran velocidad, en el escenario favorito para realizar las transacciones más cotidianas, sobre todo en el sector retail, hasta el punto de que se atisba una sociedad sin dinero en efectivo.
“El incremento de los pagos digitales se debe, en parte, a las ventajas y los beneficios que proporcionan”, explica Banco Santander, una de las entidades financieras pioneras en aplicar las tendencias más innovadoras a sus medios de pago. El grupo español, de hecho, ha desarrollado su propia filial de pagos bajo el nombre de PagoNxt con el objetivo de alcanzar “una posición de liderazgo mundial en pagos”.
El banco destaca, en primer lugar, la seguridad, ya que se minimiza el riesgo de robo o falsificación de dinero. En la red, los movimientos financieros como los pagos se pueden identificar con facilidad y, en el caso de las empresas, también son una ventaja porque fomentan la transparencia de las transacciones financieras. Además, y gracias a la aplicación de banca digital, se puede tener un control actualizado y detallado de los gastos que se van teniendo. Esto es especialmente útil a la hora de crear presupuestos que permitan un control de las finanzas personales, evitando caer en un sobreendeudamiento que dañe nuestra salud financiera.
Otra de las ventajas de los pagos digitales es la rapidez y comodidad. Es el caso de muchos de los servicios de envío de dinero inmediato. Por ejemplo, para poder pagar una cena entre amigos a partes iguales, solo se necesita el número de teléfono y, siguiendo unos sencillos pasos, cada uno de los comensales puede pagar su parte correspondiente.
También permiten una reducción de los costes asociados a la fabricación del dinero y un menor empleo de recursos materiales, evitando así el impacto negativo sobre el medioambiente. “Sin duda, el sector de los pagos está en constante innovación para ofrecer a los usuarios métodos cada vez más sencillos e instantáneos. No obstante, su impacto no solo es individual, ya que también supone una opción que permite reducir la brecha social a través de la inclusión financiera: impulsa la bancarización en personas que antes no lo estaban, pudiendo gestionar mejor sus gastos y ahorros o accediendo a microcréditos”, aseguran desde el Santander.
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Una tendencia imparable
Las previsiones apuntan a que el crecimiento de los pagos móviles se acelerará en los próximos años e incluso comienza a hablarse de una sociedad sin efectivo. Según Statista, en 2017 unos 2.454,6 millones de usuarios a nivel global los usaban, una cifra que casi se ha doblado en 2022: alcanzaron los 4.160,5 millones. Para 2027, se estima que serán más de 5.480 millones las personas que recurrirán a ellos. España es el país cuyos usuarios utilizan más métodos de pago diferentes (entre 6 y 7), prefiriendo casi la mitad de los encuestados la tarjeta bancaria, de acuerdo al estudio Hábitos de pago en Europa de Oney.
Muchas de las tarjetas de débito o crédito, el método más popular, llevan incorporada la tecnología NFC, lo que permite realizar los pagos sin tocar el clásico terminal de punto de venta (TPV); es lo que se conoce como pago contactless. En los últimos años, también se puede disponer de ellas en su versión virtual, a través de apps tanto de las entidades bancarias como de otras plataformas como los wallet (cartera, en inglés) de Apple o Samsung. Además, estas billeteras virtuales pueden ser conectadas con otros dispositivos inteligentes, como las pulseras o relojes inteligentes.
No obstante, los smartphones son la opción favorita de millones de personas en el mundo para realizar los pagos. En el caso de las tarjetas de Banco Santander se pueden utilizar varias aplicaciones: Apple Pay, si el móvil es un iPhone o si se trata de un Apple Watch, iPad o Mac; Samsung Pay, cuando el teléfono móvil es un Samsung de última generación; o Google Pay, en el caso de que el dispositivo sea Android con un sistema operativo versión 5.0 o superior. También se pueden utilizar Fibit Apy, una aplicación de pagos directos desde un smartwatch, y la solución de pago Garmin Pay. El grupo bancario español cuenta con más de 30 millones de tarjetas en Europa.
A todas ellas hay que sumar los pagos móviles a través de servicios como Bizum, Todo Pago, CoDi, o aquellos con código QR. En este último caso, tenemos que abrir la app de nuestra entidad bancaria y escanear el código proporcionado por el comercio. Una vez lo hayamos hecho, podremos seleccionar el medio de pago digital que deseemos y confirmar la operación.
Y, por último, las Superapps, aplicaciones a través de las que se puede reservar un determinado artículo en un establecimiento y, al acudir a él para recogerlo, mostrar desde la aplicación la tarjeta de afiliación para acumular puntos o un código QR para pagar cuando el personal lo escanea.