Más allá de los aspectos políticos y militares, un factor clave en la ecuación es el control de las tierras raras, materiales esenciales en la economía tecnológica moderna y un elemento fundamental en la competencia con China.

El papel de las tierras raras en la economía global

Las tierras raras son un grupo de 17 elementos químicos utilizados en la fabricación de dispositivos electrónicos, baterías, sistemas de defensa, telecomunicaciones y energías renovables. 

Su importancia ha crecido exponencialmente en los últimos años, ya que son esenciales para la producción de teléfonos móviles, vehículos eléctricos y sistemas de misiles guiados. China controla aproximadamente el 60% de la producción mundial de estos materiales y mantiene una influencia dominante en la cadena de suministro global.

El monopolio chino sobre estos elementos ha sido una preocupación para Washington, que ha buscado diversificar el acceso a estos recursos críticos. Ucrania, aunque no es un actor principal en la producción de tierras raras, cuenta con reservas significativas que podrían reducir la dependencia de Estados Unidos respecto a China.

La estrategia de Estados Unidos en Ucrania

Bajo la administración de Trump, la relación con Ucrania estuvo marcada por la asistencia militar y económica. Sin embargo, uno de los intereses menos visibles fue la posibilidad de establecer acuerdos para explotar los recursos minerales del país. Ucrania alberga reservas de tierras raras que, con la inversión adecuada, podrían convertirse en una fuente alternativa de suministro para Occidente.

El conflicto con Rusia y la necesidad de fortalecer la industria ucraniana han proporcionado una oportunidad para que Estados Unidos se acerque más a los sectores estratégicos del país. 

Cada vez son más las empresas estadounidenses que muestran interés en participar en proyectos de extracción y procesamiento de estos materiales, con la intención de garantizar un flujo estable de tierras raras sin la intermediación de China.

Pero China domina el mercado de tierras raras

China ha utilizado su control sobre las tierras raras como una herramienta de poder geopolítico. En varias ocasiones, ha restringido la exportación de estos materiales para presionar a otros países en disputas comerciales y diplomáticas. Estados Unidos, al depender en gran medida de los suministros chinos, ha buscado activamente nuevas fuentes para reducir esta vulnerabilidad.

La administración de Trump implementó en el pasado medidas para fomentar la extracción de tierras raras en suelo estadounidense y fortalecer las relaciones con otros países ricos en estos minerales. Sin embargo, la falta de infraestructura de procesamiento fuera de China ha sido un obstáculo significativo. Ucrania, con su potencial geológico, podría haber jugado un papel clave en esta estrategia.

El impacto del conflicto en el acceso a las tierras raras

La invasión rusa de Ucrania en 2022 cambió drásticamente la dinámica en la región. Las reservas de tierras raras y otros recursos minerales pasaron a ser un objetivo estratégico no solo para Estados Unidos y Europa, sino también para Rusia

El conflicto ha complicado los planes de inversión y explotación de estos recursos, dejando en suspenso la posibilidad de que Ucrania se convierta en un actor clave en el mercado global de tierras raras.

A pesar de ello, la importancia de estos minerales sigue siendo un factor determinante en la política internacional. Si bien la administración Biden continuó con esfuerzos para diversificar el acceso a las tierras raras, la estrategia de Trump antes de volver a la Casa Blanca ya había puesto en marcha una serie de acuerdos preliminares que evidenciaban el valor de Ucrania en este sector.

Estados Unidos quiere su trozo de pastel

La competencia por las tierras raras no desaparecerá, ni mucho menos, en el corto plazo. Con la creciente demanda de tecnologías avanzadas y energías renovables, los países seguirán buscando formas de garantizar el acceso a estos recursos críticos. Estados Unidos ha intensificado su colaboración con otros países productores, como Australia y Canadá, para reducir la influencia china en el sector.

En el caso de Ucrania, el futuro de su industria minera dependerá en gran medida de la estabilidad política y económica del país. Si logra consolidar su infraestructura y atraer inversiones, podría convertirse en un socio clave para Occidente en la producción de tierras raras. 

La posibilidad de establecer acuerdos a largo plazo con Estados Unidos sigue siendo una opción, especialmente si la guerra con Rusia finaliza y se abren nuevas oportunidades de desarrollo.

El interés de Trump en Ucrania va más allá de la asistencia militar y la política tradicional. La búsqueda de fuentes alternativas de tierras raras es un componente esencial en la estrategia de su administración para reducir la dependencia de China y contrarrestar el papel predominante del gigante asiático en esta materia.