De las 53 empresas tecnológicas que salieron a bolsa el año pasado, ya fuera mediante una mediante una OPV o una cotización directa (direct listing), prácticamente todas cotizan por debajo del precio de su debut.
De hecho, más de la mitad han caído más de un 50%. Eso incluye algunos de los nombres más notables, como las apps de plataformas de negociación Coinbase Glb Rg-A y Robinhood Mkts Rg-A, el fabricante de coches eléctricos Rivian Auto Rg-A, el proveedor de software en la nube UiPath Rg-Ay las empresas de tecnología financiera Marqeta y Toast.
La senda bajista comenzó a finales del año pasado, cuando la inflación creciente y la preocupación por la subida de los tipos de interés empujaron a los inversores a abandonar los activos más arriesgados con los múltiplos más altos. La caída se intensificó a finales de febrero tras la invasión rusa de Ucrania, y llegó a territorios cercanos al pánico después de que la Reserva Federal subiese los tipos de interés y apuntase una senda agresiva de más subidas en lo que resta de año.
El hundimiento de las nuevas cotizadas se refleja bien en el Renaissance IPO ETF. Este fondo cotizado, que sigue a un centenar de empresas que han salido a bolsa en los últimos años, está prácticamente un 60% por debajo de su máximo de 52 semanas de septiembre, de acuerdo con un análisis realizado por Bespoke Investment Group. En ese mismo periodo, el Russell 3.000 (que aglutina a las 3.000 mayores cotizadas de EEUU) solo ha bajado un 12%.
“Desde que alcanzaron su máximo con el resto de los valores más agresivos a principios de 2021, las OPV como grupo han sufrido una caída de más del 60%”, señala Bespoke. “Si bien hemos visto múltiples reducciones de al menos el 30% para las OPV a lo largo de los años (durante la crisis financiera, la venta masiva de finales de 2018 y la caída del Covid-19), la reducción actual ha sido mayor que la de cualquier período, excepto la caída de las ‘punto com’ de 2000-2002”.
Los planes de salidas a Bolsa se frenan en seco
El hundimiento bursátil de los valores que salieron a Bolsa el año pasado parecen haber servido además de aviso para otras empresas. Las OPV son lo último que los inversores quieren tocar en este momento. Como resultado el mercado de nuevas emisiones ha estado seco durante los primeros cuatro meses de este año, y no hay nada notable en el calendario de OPV tecnológicas para el segundo trimestre.
Las empresas que pretendían salir en la primera mitad de 2022 no tienen ganas de seguir adelante con sus planes. Un factor a tener en cuenta es que la mayoría de ellas obtuvieron financiación a valoraciones que reflejaban la situación del mercado en los dos últimos años, cuando la tecnología estaba en la cola de un rally de una década. Salir a bolsa hoy requeriría una reevaluación completa de su negocio.