España se ubica en un puesto idóneo para convertirse en proveedor de energía solar en la Unión que dependerá del acceso a inversiones y recursos de sus compañías, de los Acuerdos de Poder de Compra (PPAs), de las acciones de impulso a las renovables o del acervo regulatorio. Entre otros parámetros. Varias cotizadas explican los road maps de sus negocios de fotovoltaicas.
En 2020, la UE resistió con cierta solvencia su capacidad productiva de energía fotovoltaica. En el año de la Gran Pandemia, los socios de la Unión instalaron 18,2 GW más de potencia de esta modalidad de energía solar. Un incremento del 11% respecto al poder de suministro del ejercicio precedente. Y contribuyó decididamente a registrar el segundo mejor año de energía solar en el espacio interior europeo, según el EU Market Outlook For Solar Power 2020-2024 de Solar Power Europe.
En el que destaca la trayectoria de España, a rebufo del Plan Nacional de la Energía y el Clima, donde se establece la meta de que el 74% de la generación eléctrica renovable proceda de fuentes fotovoltaicas. Hasta los 39,2 GW. Desde los 10 GW actuales. Lo que supone un alza de alrededor de 2,8 GW anuales en la década que acaba de comenzar. Y bajo los designios que determina el Real Decreto 960/2020 que entra a regular una nueva remuneración en el sistema de renovables, basado en un modelo de precios fijos por energía generada, a través de acciones concretas.
El informe destaca la intención oficial de incorporar 3 GW de renovables, de las que dos terceras partes (2,04 GW) procederán de la tecnología PV, sobre el total de la distribución eléctrica. Así como la canalización de esta estrategia mediante su Ley de Cambio Climático y la Estrategia Nacional de Autoconsumo, que “sitúan a los ciudadanos en el centro de la transición energética, evalúan la potencialidad del autoconsumo y establece unos objetivos factibles para alcanzar la capacidad eléctrica instalada, con vistas a 2030”.
Y concede a la fotovoltaica un papel estelar en la transición energética. La Unión Nacional de Empresas Fotovoltaicas (UNEF) confía en que el armazón legal facilite los términos de las autorizaciones administrativas y el acceso a los procedimientos de uso de la red energética. Para lo cual, queda pendiente un nuevo decreto que arroje luz y seguridad a las conexiones a plataformas online y requerimientos con criterios de cálculo para valorar los incrementos de capacidad de la industria fotovoltaica.
La hoja de ruta de las renovables se ha expandido por la práctica totalidad de la geografía del país. Con Extremadura acaparando, al inicio de 2021, el 22,2% de la generación de FV, tras sumar 1.321 nuevos MW, hasta registrar 2.568 MW de potencia instalada, y contar con la mayor central fotovoltaica del mercado hispano. Un crecimiento anual del 105,9%. En total, la potencia solar instalada en España superó el año pasado los 10.000 megavatios.
Y el parque de generación de electricidad limpia registró, por primera vez en 2019, mayor cuota que el procedente de fuentes contaminantes (compuesto por las centrales nucleares y las térmicas que queman fuel, carbón o gas), según el diagnóstico de Red Eléctrica de España, operador del sistema eléctrico nacional.
Al crecimiento de la energía solar fotovoltaica en 2020 -y las previsiones para este ejercicio- se une la predisposición, cada vez más intensa, al autoconsumo solar y que la UNEF cifra en 596 MG la potencia fotovoltaica adicional instalada el pasado año, un 30% más respecto a 2019. Los hogares demandaron el 19% de la potencia FV, casi el doble del 10% que representó en el último año previo a la epidemia.
La carrera hacia el liderazgo solar en Europa también cuenta con una combinación cada vez más aceptada y asentada en el sector eléctrico español. La apuesta por la instalación de centrales híbridas eólicas y fotovoltaicas. Aunque es una prueba todavía con no pocos obstáculos. Porque el 60% del mix energético proviene del gas y del petróleo. Es el desafío del entramado empresarial español. En el que también tendría que tener cabida la mareomotriz, con plantas eólicas flotantes. Otra combinación de éxito. Dado que España tiene más de 7.000 kilómetros de costas. Además de la canalización y la adecuada gestión de los recursos europeos.
De los 72.000 millones de euros a fondo perdido del Next Generation EU que le corresponden a España en el próximo trienio, el 37% se destinará a proyectos de transformación energética. Y en el sector cunde el optimismo de que estas inyecciones del Plan de Recuperación de la UE se enfoquen a la movilidad verde, el hidrógeno, el biogás, la automatización y la gestión digital en redes de distribución eléctrica y a la I+D+i para renovables poco maduras. Prioridades que, según las patronales de renovables, servirán para añadir eficiencia y competitividad, así como a crear un clima inversor aún más favorable. Porque la firma de servicios profesionales EY sitúa a España entre los diez mercados más atractivos para invertir en energía verde.
Dentro de un elevado tono competitivo global. En el que la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena), sitúa a China, EEUU y Brasil como líderes en renovables y a Alemania, Italia y España como estandartes europeos.
Bajo esta coyuntura, varias empresas cotizadas españolas revelan sus planes de futuro.
Endesa. Fuentes de la eléctrica hacen hincapié en que “alcanzar la descarbonización en 2050 requerirá, según agencias como la IEA o Irena, triplicar o cuadruplicar la capacidad renovable instalada cada año en el mundo”.
Este crecimiento acelerado de las renovables se enfrenta a algunos límites relevantes como la velocidad en la tramitación de los permisos para los parques, la existencia de una red suficientemente mallada que pueda acoger la nueva capacidad o la reducción de la flexibilidad de los sistemas eléctricos que se deberá compensar proporcionando al sistema nuevos elementos de flexibilidad como las baterías o la gestión de la demanda.
A más largo plazo, y especialmente en los países más desarrollados con un uso más intensivo de la superficie terrestre, la aceptación social de las renovables podría llegar a ser un problema si no se integran correctamente en sus entornos locales. La mayor penetración renovable en sistemas de determinación de precios marginalistas también llevará aparejada la necesidad de reevaluar la metodología de fijación de precios o el diseño del mercado, de manera que “se continúen produciendo las señales correctas para la construcción de nueva capacidad de generación, así como de flexibilidad”.
En este contexto de urgencia de descarbonización de nuestras economías, “Endesa y el Grupo Enel contribuirán acelerando notablemente su plan de inversión en renovables”.
El Plan Estratégico de Endesa prevé para el periodo 2021-2023 un crecimiento de 3,9 GW en renovables, lo que supone un crecimiento del 50% en potencia instalada respecto a 2020. Para cumplir con el Plan Endesa tiene previsto a construir alrededor de 80 plantas renovables en todo el país.
Además, Endesa apuesta por el hidrógeno verde como clave en el proceso de transición energética y la descarbonización de la economía. (Objetivos en los que venimos trabajando desde hace años y que han marcado nuestra estrategia de progresiva sustitución de generación térmica por generación renovable). En este sentido Endesa ha presentado ante el Ministerio de Transición Ecológica una carta de interés para desarrollar 23 proyectos en España, tanto en la Península como en las zonas extrapeninsulares, con una inversión asociada que asciende a más de 2.900 M€ para poner en marcha 340MW de potencia en electrolizadores, alimentados con 2.000 MW de energía renovable.
Endesa -enfatizan desde la multinacional- “apoya todos sus proyectos renovables, sobre todo los fotovoltaicos en un proceso de Creación de Valor Compartido (CSV) como herramienta para incorporar la Sostenibilidad en los negocios a lo largo de toda su cadena de valor, integrando la perspectiva social en la operativa de proyectos y activos”.
Las mismas fuentes señalan que España es el país de Europa con mejor combinación de recursos solares, y mayor capacidad de redes para incorporar generación renovable y disponibilidad de emplazamientos con compatibilidad medioambiental, social y urbanística para proyectos con sello fotovoltaico. Además, y a diferencia de lo que ha sucedido en otros países europeos, todo este potencial ha permanecido sin desarrollar entre 2011 y 2017.
No ha sido hasta 2017 y 2018, cuando tras las subastas de los ejercicios 2016 y 2017 y por la proliferación de proyectos basados en PPAs y algunos Merchant, se ha retomado el crecimiento en fotovoltaica en España. Es decir, “siendo el país con más potencial es el que, por diversas razones, menos se había desarrollado”. Es por tanto lógico -aseguran desde la eléctrica- que ahora, con una industria solar fotovoltaica competitiva, un sistema eléctrico sostenible económicamente y objetivos de descarbonización nítidos, se esté produciendo y vaya a seguir haciéndolo durante varios años, un desarrollo solar fotovoltaico muy superior al de cualquier otro país de Europa.
“Sin duda alguna, España será un exportador neto de generación renovable”. Pero “hay que buscar que este gran crecimiento se produzca de forma ordenada, siendo clave para ello las medidas que se han adoptado para evitar la especulación y todas aquellas necesarias para garantizar que se produzca un adecuado nivel de integración con los territorios, sus habitantes y con el medio ambiente”.
Iberdrola. Desde la multinacional española se recuerda que “tenemos el sol, la industria y el talento necesarios, así que el principal escollo a día de hoy son los procesos administrativos, que necesitamos agilizar”. Pero, además, “tenemos procedimientos de cuando las centrales térmicas tardaban años en construirse, mientras que ahora una planta fotovoltaica de gran capacidad se construye en meses”. Iberdrola, líder eólico mundial, ha puesto en marcha el plan de inversiones más ambicioso de su historia y, probablemente, de la historia del sector empresarial español.
“Invertiremos 75.000 millones de euros a 2025, que serán 150.000 a 2030. De este importe, más de la mitad se destinará a renovables, de forma que alcanzaremos los 60.000 megavatios instalados en 2025 y los 95.000 al final de la década”. Esto supone casi duplicar y triplicar, respectivamente, nuestra capacidad al cierre de 2020, citan fuentes de la compañía. Respecto a la solar fotovoltaica, entre 2021 y 2025 habremos instalado 8.700 nuevos megavatios, de los que cerca de 5.000 estarán en España.
Esta nueva capacidad está ya asegurada o en construcción. Si hablamos de cartera de proyectos, en el caso de la fotovoltaica se eleva hasta los 32.000 megavatios, la tecnología con más peso en nuestro pipeline hasta 2025, seguida de la eólica marina (22.000 MW), la eólica terrestre (16.200 MW), la hidroeléctrica (3.300 MW) y el almacenamiento con baterías (900 MW).
Para la eléctrica hispana, la UE ha basado su estrategia de recuperación de la economía y del empleo sobre dos ejes: transición energética y digitalización. Es, sin duda, “una óptima hoja de ruta para avanzar hacia una economía sostenible y sin carbono que genere empleo y bienestar a largo plazo”.
Las mismas fuentes de Iberdrola señalan que “al histórico plan inversor de Iberdrola a 2025 y 2030, hay que añadir los proyectos que hemos presentado a los fondos Next Generation EU”. Se trata de 175 proyectos que movilizarían inversiones adicionales de 30.000 millones de euros en España e involucrarían a 350 pymes, instituciones, socios tecnológicos, start-ups y toda la cadena de valor.
La energía solar fotovoltaica -enfatizan desde la empresa- “es de los vectores de crecimiento de Iberdrola en España en los próximos años, con proyectos en construcción o asegurados por una capacidad de cerca de 5.000 MW”.
En la actualidad, Iberdrola ya cuenta con una potencia solar operativa en España superior a los 1.000 MW, tras el reciente inicio de puesta en marcha de la planta de Ceclavín, en Extremadura, que se suma a otras instalaciones como Núñez de Balboa -puesta en marcha en plena pandemia-, Campo de Arañuelo I y II – también en Extremadura-, Azaila (Aragón), y Andévalo (Andalucía). Y construye otros 1.200 MW de capacidad fotovoltaica en España, de los que destacan proyectos como Francisco Pizarro, Arenales y otros proyectos en Cedillo. Todos ellos están ubicados en Extremadura, una de las regiones claves de la estrategia renovable fotovoltaica de Iberdrola en el país.
En España, Iberdrola es líder en el sector renovable, con una capacidad instalada de 17.571 MW, que su plan de inversión a 2025 elevará a 25.000 MW.
Audax. La compañía de renovables considera que las subidas eléctricas pueden ser coyunturales y pasajeras, tal y como ha venido sucediendo en los últimos años con los sucesivos aumentos de los aranceles en los distintos países. Las circunstancias actuales también conllevan un repunte de los precios de venta de electricidad en Europa que parece que será sostenida y se mantendrá durante los próximos trimestres.
Nuestra estrategia es a largo plazo, como hemos confirmado recientemente en la Presentación de nuestro Plan Estratégico 2026, el pasado mes de junio, por lo que “creemos que la subida de las materias primas no afectará sustancialmente a dicho plan”. De hecho, se ha aprobado la puesta en marcha en proyectos fotovoltaicos de forma gradual de un promedio de 750 MWp al año.
Actualmente -dicen fuentes de la firma-, “en España existe mucha inversión en desarrollo de fotovoltaica con grandes fondos nacionales e internacionales que están participando tanto en el sector fotovoltaico como en el resto de industrias de generación de energía eléctrica 100% renovable, así como en el desarrollo del almacenamiento (storage)”. Por lo que resulta evidente que multitud de proyectos intentarán aprovechar los fondos europeos Next Generation, tanto en España como en Europa, para poder desarrollar estas nuevas tecnologías. “Impulsando así a los objetivos de sostenibilidad 2030”.
En cuanto a las iniciativas corporativas -matizan- la estrategia gira en torno a la mencionada instalación y puesta en marcha gradual de proyectos fotovoltaicos de un promedio de 750 MWp anuales hasta el año 2026, siguiendo la guía de nuestro Plan Estratégico 2026.
Sobre el mercado nacional, desde Audax aseguran que, en el momento actual, nos encontramos que el Gobierno español “está modificando la legislación para favorecer el cumplimiento de los objetivos europeos, anteriormente mencionados, en cuanto al cambio climático”. Prueba de ello es la reciente aprobación de la Ley 7/2021, de 20 de mayo, de cambio climático y transición energética, que tiene por objeto facilitar la descarbonización de la economía española y su transición a un modelo circular que garantice el uso racional de los recursos, resaltan.
Así como la adaptación al cambio climático y la implantación de un modelo de desarrollo sostenible que genere empleo decente y contribuya a la reducción de las desigualdades. “Estas circunstancias deben favorecer la inversión en Europa y, en especial, en España, pues nuestro país dispone de más horas de sol que muchos países europeos y, actualmente, se dan las circunstancias del mercado para que haya una fuerte implementación”, auguran en la compañía de renovables.