Desde un punto de vista fundamental, las bolsas están cayendo por la confluencia de estas dos fuerzas:
-El crecimiento global alcanzó el máximo en el primer semestre de este año, y ahora muestra signos de desaceleración, especialmente en Europa y Japón. Probablemente el crecimiento económico de los EEUU también alcanzó su punto máximo en el primer semestre de 2018, y probablemente se desacelerará aún más en 2019.
-Esta desaceleración se está produciendo en un momento en el que la Reserva Federal de los EE. UU. está subiendo los tipos de interés en su proceso de normalización monetaria
La resultante de estas dos fuerzas, que tienen el mismo sentido y dirección, está presionando a la baja a las bolsas en 2018 y lo hará muy probablemente en 2019.
Por lo tanto, la conclusión de la fase correctiva en la que se encuentran las bolsas estadounidenses exigiría un aumento del crecimiento económico global o bien de una reducción del ritmo de subida de tipos por parte del FED.
Acorto plazo un aumento de la tasa de crecimiento global parece difícil, al menos, por dos razones: la contracción del impulso crediticio chino y la guerra comercial entre China y EEUU.
Y por lo que hace referencia al FED, Powell tiene la intención de seguir subiendo los tipos de interés para demostrar que no se siente presionado ni por Trump ni por las bolsas. Ahora bien, el desplome experimentado por el precio del petróleo ha provocado una caída de las expectativas inflacionistas y de la inflación, por lo que resulta muy probable que antes o después el FED se replante el ritmo de subida de tipos de interés prevista. Si lo ralentizara, las bolsas podrían reaccionar con alzas.
Si el FED va a modificar el plan previsto, podría anunciarlo en alguna de las comparecencias y eventos que se celebrarán durante el período comprendido entre el 27 y 30 de noviembre, y el 5 de diciembre, fecha en la que está prevista la comparecencia de Powell ante el Comité Conjunto del Congreso y del Senado de los EEUU.
El mercado de futuros sobre fondos federales ha descontado una subida menos de las previstas. Espera que el FED suba los tipos en diciembre y dos veces más en 2019, hasta situar el tipo de interés de los fondos federales en 2,75%.
Desde un punto vista gráfico, el S&P 500 se encuentra atrapado dentro de un amplio movimiento lateral con una fuerte resistencia en torno a 2.820 y un soporte en la zona 2.600-2.550.
Es probable que el soporte de la zona 2.600-2.550 no sea perforado, porque en tal caso, el siguiente se encuentra en torno a los 2.400.
En mi opinión, es probable que el cambio de planes del FED reduciendo el ritmo de subida de tipos, apoyaría al mercado y provocaría un fuerte rebote desde la zona de soporte 2.600-2.550.
Por lo que hace referencia a la rentabilidad de los bonos a 10 años, lo más probable es que se mueva también dentro de un movimiento lateral.
La ralentización del crecimiento económico y la caída de las expectativas inflacionistas por el fuerte descenso experimentado por el precio del petróleo, han frenado la tendencia alcista de la rentabilidad, pero el elevado importe de las nuevas emisiones de bonos impedirá que la rentabilidad entre una tendencia bajista.
Desde un punto de vista fundamental, el S&P 500 está cotizando con un PER de 15,4 veces lo que se espera que las compañías que lo integran ganen en media por acción durante los próximos cuatro trimestres, que incluye el actual, frente al 18,7 al inicio del año.
El PER de las bolsas europeas podemos estimarlo en torno a 12,7 veces el beneficio medio estimado por acción para los próximos doce meses.
El PER de los emergentes podríamos situarlo en torno a 11.
Es decir, no vemos que las bolsas estén ahora caras, por lo que podría producirse una subida de los índices. Una caída del dólar o alguna noticia procedente del FED sugiriendo una ralentización en el proceso de subida de tipos podrían desencadenar las órdenes de compra.