El nuevo presidente de Bankia dimitía en septiembre de 2009, según cuentan, porque Francisco González se negaba a abandonar el banco a pesar de estar muy cerca de los 65 años. Esa negativa le impedía alcanzar su objetivo: la presidencia de la que en aquél momento era la segunda mayor entidad española. La dimisión de Goirigolzarri se producía unas semanas antes de que BBVA celebrase los diez años de la fusión entre el Banco Bilbao Vizcaya y Argentaria.
Precisamente fue la fusión entre las dos entidades la que desencadenó la desaparición lenta y paulatina de los directivos procedentes de las familias de Neguri de los puestos claves dentro del BBVA, por deseos –según dicen, de Francisco González-. De hecho, a José Ignacio Goirigolzarri lo sustituyó en el cargo el actual consejero delegado, Ángel Cano, un hombre muy cercano a FG.
La salida de Goirigolzarri marcó el triunfo de Argentaria en la entidad y su marcha fue entendida como la debacle de de los de Neguri. Por lo tanto, la llegada a Bankia podría ser entendida como una reconquista de las familias vascas de tradición bancaria.
¿Qué le queda por delante al nuevo presidente?
No parece que la tarea que le queda por delante a Bankia sea fácil. Tal y como señalamos hoy, en el artículo “Bankia: radiografía de la entidad, sin Rato, sin mínimos en bolsa y con demasiado ladrillo”, sólo Bankia acumula la quinta parte de los activos tóxicos relativos al sector inmobiliario. En concreto 31.798 millones de euros, que representan el 17,2% del total de la banca-cajas nacionales que en suma llegan a los 184.000 millones de euros.
De hecho, el FMI señalaba a Bankia como el principal problema para el conjunto del sistema financiero español.
Habrá que ver cómo lidera José Ignacio Goirigolzarri esta situación de intervención. Durante sus ocho años de mandato como segundo del BBVA, los expertos señalaron una labor de gestión muy eficiente, pero palideció frente a su eterno rival. Mientras que el banco que preside FG sólo creció en Estados Unidos con la compra de Compass, el Santander engordaba gracias a diversas adquisiciones en Estados Unidos, Reino Unido y Brasil. La suerte está echada tanto para el ejecutivo como para Bankia.