José Ignacio Goirigolzarri ha vuelto para ocupar el puesto que siempre quiso, el de primer directivo de una entidad financiera nacional. En teoría este nombramiento se lo debe al hasta ahora presidente de Bankia, que oficialmente apuntó al banquero vasco como la persona más adecuada para liderar el duro proceso de saneamiento que le queda por delante a la entidad.

Hay quienes aseguran que el nombre de su sustituto no partió de Rodrigo Rato, sino que ha sido la elección del equipo de Luis de Guindos, el ministro de economía que ha decidido acelerar la reestructuración del sistema financiero español. Y por eso se ha optado por sanear a Bankia, la entidad sistémica española con más problemas, a través de una multimillonaria inyección de alrededor de 7.000 millones de euros.

Y con Goirigolzarri desembarcan de nuevo las familias del barrio de Neguri a la capital española. Un clan que perdía a su último miembro en la gran banca española el día que el propio José Ignacio renunciaba a su cargo de consejero delegado del BBVA.

El nuevo presidente de Bankia dimitía en septiembre de 2009, según cuentan, porque Francisco González se negaba a abandonar el banco a pesar de estar muy cerca de los 65 años. Esa negativa le impedía alcanzar su objetivo: la presidencia de la que en aquél momento era la segunda mayor entidad española. La dimisión de Goirigolzarri se producía unas semanas antes de que BBVA celebrase los diez años de la fusión entre el Banco Bilbao Vizcaya y Argentaria.

Precisamente fue la fusión entre las dos entidades la que desencadenó la desaparición lenta y paulatina de los directivos procedentes de las familias de Neguri de los puestos claves dentro del BBVA, por deseos –según dicen, de Francisco González-. De hecho, a José Ignacio Goirigolzarri lo sustituyó en el cargo el actual consejero delegado, Ángel Cano, un hombre muy cercano a FG.


La salida de Goirigolzarri marcó el triunfo de Argentaria en la entidad y su marcha fue entendida como la debacle de de los de Neguri. Por lo tanto, la llegada a Bankia podría ser entendida como una reconquista de las familias vascas de tradición bancaria.

¿Qué le queda por delante al nuevo presidente?

No parece que la tarea que le queda por delante a Bankia sea fácil. Tal y como señalamos hoy, en el artículo “Bankia: radiografía de la entidad, sin Rato, sin mínimos en bolsa y con demasiado ladrillo”, sólo Bankia acumula la quinta parte de los activos tóxicos relativos al sector inmobiliario. En concreto 31.798 millones de euros, que representan el 17,2% del total de la banca-cajas nacionales que en suma llegan a los 184.000 millones de euros.

De hecho, el FMI señalaba a Bankia como el principal problema para el conjunto del sistema financiero español.
Habrá que ver cómo lidera José Ignacio Goirigolzarri esta situación de intervención. Durante sus ocho años de mandato como segundo del BBVA, los expertos señalaron una labor de gestión muy eficiente, pero palideció frente a su eterno rival. Mientras que el banco que preside FG sólo creció en Estados Unidos con la compra de Compass, el Santander engordaba gracias a diversas adquisiciones en Estados Unidos, Reino Unido y Brasil. La suerte está echada tanto para el ejecutivo como para Bankia.