Claramente, en el lado monetario, el BCE ha bajado excesivamente su tasa de facilidad de depósito, hasta llegar a un territorio negativo, lo que ha puesto al sector bancario bajo una enorme presión. Dudamos que la Fed cometa el mismo error y se atenga a su política de orientación hacia el futuro o que potencialmente regrese al control de la curva de rendimiento.
Aun así, Powell hizo una declaración refiriéndose a los tipos de depósito negativos del mes pasado, que no fue exactamente muy clara: "por ahora, no es algo que estemos considerando". No sólo tenemos que hacer frente a tipos de depósito negativos en la UE, también nos enfrentamos a una espiral de pérdidas de crédito debido a las importantes consecuencias económicas tras el confinamiento. Además, algunos bancos se han visto obligados a suspender sus políticas de dividendos, lo que hace que invertir en el sector bancario, sea casi imposible.
A medida que las economías han comenzado a reabrirse, y, con los informes del primer trimestre acercándose a su fin, algunas tendencias interesantes a nivel de compañías y subsectores como el tecnológico, permiten observar el importante rendimiento del Nasdaq Composite frente a la mayoría de los índices globales. Como siempre, cuando la tecnología funciona bien, los inversores minoristas tienen vértigo, porque esta "seguramente sea otra burbuja tecnológica". Sin embargo, necesitamos considerar cuidadosamente una tendencia subyacente crucial para obtener una imagen más clara del rendimiento actual.
La transformación digital de la economía mundial ha estado en marcha durante muchos años. Las empresas están adoptando cada vez más el software como una forma de mejorar la productividad, crear una ventaja competitiva o ahorrar costes. Mientras, los consumidores están adoptando la tecnología a una velocidad nunca vista hasta ahora, que va desde un mayor uso del comercio electrónico hasta soluciones digitales en los pagos y la atención sanitaria. El COVID-19 ha sacudido el mundo de forma radical, y las empresas establecidas deben reconocer que el cambio es necesario para sobrevivir.
Las empresas que se adelantaron en su camino digital ahora están tomando el control de la cuota de mercado (como Nike frente a Adidas) y se muestran dispuestas a acelerar aún más sus inversiones digitales para mantener su racha ganadora. Sin embargo, otras se ven obligadas a emprender ahora una masiva actualización digital para mantenerse a flote. Una encuesta de Fortune a varios CEOs refleja que solo un 6% ralentizarían su proceso de transformación digital debido al COVID-19. Mientras, el 63% dijo que la aceleraría. De hecho, la digitalización de la economía global se ha acelerado notablemente.
El CEO de PayPal, durante la última conferencia de la compañía, explicaba que "Cuando miremos hacia atrás, veremos este momento como un punto de inflexión, en el que los pagos digitales tanto online como offline se convirtieron en un elemento esencial de nuestras vidas". Esto explica por qué hemos visto un aumento significativo en el precio de las acciones de muchas compañías de software e Internet.
Hasta cierto punto, creemos que también se debe al comportamiento racional de los inversores. En tiempos de gran volatilidad e incertidumbre, prefieren refugiarse en empresas que se beneficien de estas tendencias y que ofrezcan buena visibilidad. Además, mientras los inversores no estén seguros de la forma de la recuperación o de la posibilidad de otra gran ola, es poco probable que cambien de estrategia en un futuro próximo. La previsible continuación del entorno de tipos bajos confirma esta perspectiva.
Hay mucho movimiento en torno a las conocidas acciones FANG (Facebook, Amazon, Netflix y Google), pero los mineros de oro (BANG: Barrick, Agnico Eagle, Newmont y Goldcorp) también han logrado rendimientos positivos decentes en lo que va de año.
Las masivas inyecciones de liquidez y las políticas de apoyo fiscal han evitado una crisis de solvencia total. Al mismo tiempo, han creado una dicotomía entre la realidad económica y el comportamiento del mercado de valores, algo que rara vez hemos visto antes. No ignoramos los méritos del mecanismo de descuento de los mercados bursátiles, pero nos adelantamos, en parte impulsados por los flujos masivos en el sector retail.
Las empresas irán a la quiebra, los consumidores aumentarán sus ahorros y se necesitará más de un par de trimestres para tener una vacuna eficaz y ampliamente disponible. En este entorno, no todo es pesimismo: todavía hay muchas oportunidades de inversión para el gestor activo