Una oleada inicial de ventas a primera hora de la mañana ha provocado que los rendimientos de los bonos estadounidenses a 10 años alcanzaran el 4,366%, niveles no vistos desde noviembre de 2007, antes de que surgieran suficientes compradores para estabilizarlos en el 4,342%. En el mercado de deuda las rentabilidades de mueven de manera inversa a los precios.

Los rendimientos han subido 38 puntos básicos en lo que va del mes, obligando a los prestatarios de todo el mundo a pagar más para seguir siendo competitivos con el índice de referencia mundial.

Gary Dugan, CIO de Dalma Capital, advierte en declaraciones a Reuters de que una nueva aceleración del crecimiento global combinada con una inflación subyacente rígida está empujando a los inversores a considerar niveles de tasas a largo plazo que eran “anteriormente impensables”. “Creemos que hay buenos argumentos para explicar por qué es muy posible un rendimiento del 5% del bono estadounidense a 10 años”, apunta.

La caída de los bonos y consiguiente escalada de las rentabilidades refleja en parte una serie de noticias económicas sorprendentemente optimistas en EEUU que han llevado a los mercados a reducir las expectativas de flexibilización de la política monetaria el próximo año.

Los futuros implican ahora 98 puntos básicos de recortes de tipos en 2024, frente a los 130 puntos básicos de hace un par de semanas. 

Al mismo tiempo, el Gobierno federal estadounidense también está teniendo que endeudarse cada vez más para financiar su déficit presupuestario de 1,6 billones de dólares, y los prestamistas exigen mayores rendimientos por encima de la inflación.

Como resultado, los rendimientos reales de los bonos del Tesoro a 10 años protegidos contra la inflación, o TIPS, han subido 36 puntos básicos en lo que va del mes hasta superar el 2,0% por primera vez desde 2009.