Pablo Martínez (A&G), Christian Dur (Ética Patrimonios EAF), Silvia Morcillo (Ei), Luis Hernández Guijarro (Esfera Capital), Juan Luis Pastor (ATL Capital), Daniel Sancho (Mapfre Gestión Patrimonial) y Ricardo Comín (Vontobel AM).

2019 ha sido un buen año para la industria de gestión de activos en Europa. Entre enero y septiembre el volumen patrimonial ha pasado de 9,9 billones a 11,8 billones, según datos de Refinitiv. Las perspectivas son optimistas “porque el punto de partida es excesivamente bajo cuando hablamos de la inversión de la sociedad española. Esto está cambiando”, reconoce Daniel Sancho, de Mapfre Gestión Patrimonial. Y lo está haciendo porque la gente es más consciente de que el endeudamiento de los gobiernos llevará a no poder contar con el dinero de las pensiones al llegar a la jubilación “lo que hace más consciente y genera un incremento del ahorro en las familias españolas”, dice Pablo Martínez, director de la oficina de A&G en Valencia. La cuestión es diferenciar ahorro de inversión. “En España se tiene el concepto de que el ahorro está garantizado y la inversión se tiene por algo muy arriesgado cuando, en realidad, si se explica bien no lo es tanto”.

“El inversor español es muy tendente a comprar plazos fijos, conservador y que necesita buscar alternativas con los tipos como están. Si a este inversor le `aleccionas´ para que mantenga la inversión todo el ciclo que exige el fondo, hará que aguante reacciones de mercado como las de 2018, que recupere con los mercados en 2019 y te has ganado un cliente que quizás, cuando los depósitos vuelvan a ser rentables, aguante en fondos”, dice Juan Luis Pastor, socio de ATL. Una situación que pone en valor la figura del asesor. En España “la red de venta tradicional ha ido más por comisión no por resultados, el lobby bancario nos ha generado bastantes problemas pero si el asesor explica al cliente por qué determinado fondo o activo ha caído, es fácil que éste le acompañe”, asegura el experto de Mapfre Patrimonial.

Desde Vontobel AM, Ricardo Comín cree que en un momento dado la tendencia será buena para la inversión porque no hay competidor como tal en el depósito. “Los dos grandes competidores de la industria (depósito e inmobiliario) están tocados y sale reforzada la industria. Un sector regulado, que se mira de arriba abajo (más que a otras industrias) pero que es bueno financiera y fiscalmente, con lo que la tendencia es a que todo el mundo tenga el dinero en fondos en el futuro”.  La pregunta es cuándo se producirá esta rotación viendo que a cierre del mes de septiembre el ahorro en depósitos y efectivo superó los 900.000 millones por primera vez, a pesar de los tipos negativos. Un tipo de activo que no desaparecerá pero en el que no tiene sentido invertir el 100% del patrimonio.

“El ahorrador lleva bastante mal que su capital fluctúe y el cambio llegará cuando la banca comience a cobrar por los saldos líquidos y esto pueda incidir en su patrimonio”, asegura Christian Dur, director del área patrimonial de Ética Patrimonios EAF. Un tema que a su juicio es cíclico: “los volúmenes en fondos se han incrementado mucho porque los tipos estaban bajos y no había alternativa. Pero vienen otras opciones al mercado que están creciendo, como el crowdlending, que servirán de alternativa a los fondos de inversión”.

Un tipo de inversión no apta para todo tipo de inversores y en la que sale, de nuevo, la formación. En este punto, según los modelos analíticos del FMI, una recesión en la economía desencadenaría impagos sobre billones de dólares en deuda corporativa y soberana, generando el peligro de una repetición de la crisis de 2008. Sin embargo, las medidas monetarias que se necesitan para evitar la recesión están generando actividad más especulativa en activos de levado riesgo: bonos basura de los países denominados “Frontera” en Asia, América Latina o África, cuya deuda se dispara. Un entorno que ha generado más incentivos para que los inversores corran riesgos en esa búsqueda de la ansiada rentabilidad. El propio organismo cifraba en 19 billones de dólares de deuda empresarial, más que el PIB conjunto de la Unión Europea, los que serían vulnerables a impagos en caso de que hubiera otra crisis. Un mensaje “irresponsable” a juicio de Comín porque quizás se convierta en la profecía autocumplida. Por su parte, el experto de Etica Patrimonios EAF asegura que la iliquidez “no quiere decir que detrás tenga un activo malo. Puede ser muy rentable y tener un problema en un momento puntual pero no significa que los inversores no puedan salir cuando quieran. Hay que explicarlo bien y decir que este activo puede no ser tan líquido en un momento puntual”.

En cierto modo, el FMI nos está diciendo que recordemos 2008 pero esto “no pinta a lo que ocurrió hace una década. De hecho, no se queja de la deuda de gobierno, que es la que más ha aumentado y es donde está el riesgo”, admite Juan Luis Pastor, socio de ATL.

 

 

Comisiones, gestión pasiva y concentración: retos de la industria

Con todo, los retos que pesan sobre la industria son acusados. Al entorno de tipos negativos se une el crecimiento de la gestión pasiva, que lleva a una presión en  comisiones y a la consiguiente reducción de márgenes en el sector.  Benito Pineda Márquez, director de Andalucía de iCapital, cree que se están dando muchos factores pero sobre todo la banca tradicional tiene un problema. “Las entidades presumen de que el cliente no paga comisiones, no pagas a simple vista pero ojo con la que viene a nivel de comisiones de fondos y demás. Habrá bancos que tengan un problema porque no son totalmente transparentes y tienen que soportar una serie de estructuras que no son baratas. En lo que se refiere a la banca privada, el estrechamiento de márgenes ha venido para quedarse”.

Norman Martel, banquero de A&G Sevilla, apunta a que hasta ahora era un gasto implícito y ahora el inversor comenzará a verlo como un gasto. “Mientras el ciclo sea positivo, se aguanta. Cuando el ciclo sea negativo, el gasto explícito costará más defenderlo pero el cliente gana una partida importante (ve cómo fondo que cobraba un 2,25% de comisión de gestión la ha bajado al 1,5% que va directamente al bolsillo) y la otra, que es la comisión de asesoramiento, la tienen que terminar de entender.

En este sentido, Mifid está ayudando a que los errores del pasado se corrijan pero es un esfuerzo de todos “porque es un sector con muchos costes regulatorios, de personal y de hacerse entender. Y eso hay que pagarlo”, asegura Comín, que cree que “en el sector tenemos un problema y es la forma de medirnos. Solemos mirar cuántos activos bajo gestión tenemos sin reparar en cuánto ganamos. Esto nos lleva a regalar la gestión y ésta es cara, hay que pagarla y tiene que estar valorada”. Un factor que no es ajeno a la sobredimensión que a día de hoy tiene la industria. “Hay demasiado y tiene que haber un ajuste porque no todos los instrumentos son buenos, no todos baten al mercado y la diferenciación no debe ser por activos bajo gestión ni comisiones sino por resultados”, advierte el experto de Mapfre Patrimonial.

Desde iCapital creen que habrá concentración en el sector sí o sí. “Las boutiques que aporten valor seguirán existiendo pero el asesoramiento financiero lo tiene que haber por un tema de volumen y de costes”. Martel pone sobre la mesa “el modelo EAFI” que también derivará en un sector con agentes o fusión entre empresas de asesoramiento.  Un sector que es difícilmente rentable “con lo que a medida que hay más regulación y requerimientos no salen las cuentas”.

Pedro Martos, director del departamento comercial de Banca Privada de Unicaja, cree que la dimensión es un factor a tener en cuenta porque Mifid “pone en jaque a las pequeñas en las que mantener cuestiones normativas y regulatorias lleva muchos recursos y tiene que haber un punto a partir del cual tenga sentido hacerlo. Empresas que se esté moviendo a modelos independientes lo lógico es que tienda a buscar sinergias en el volumen y en la concentración de costes. El hecho de que la situación de tipos sea favorable hacen necesario que sean capaces de buscar un volumen que haga que el desarrollo de la industria vaya a más”.

Esto hace pensar que vamos hacia una especialización “y customización de servicios. En España cada vez hay más gestoras, vienen normalmente de EAF que se han convertido en gestoras, y es el país en el que más gestoras se han creado y al que han venido gestoras internacionales. Si siguen ahí es porque la gente está demandando sus servicios y creo que hay hueco para nichos de mercado especializados”, asegura Luis Hernández Guijarro, gestor de Esfera II Sostenibilidad ESG Focus.

Sobre la gestión pasiva, el panel de expertos cree que tiene todo el sentido del mundo para posiciones tácticas y una posición estratégica no son nueve meses. “Se me hace difícil quitar una gestión activa de calidad si puedes invertir a largo plazo”, admite Comín. Algo que es cultural. Desde ATL cree que los fondos “son una carcasa y quizás los ETFs también lo sean y hay que entender para qué sirven”. Por su parte, Dur habla de dos estilos de gestión “complementarios”. Si quieres algo concreto porque no exista un fondo que lo cubra “el ETF te puede servir pero el factor diferenciador en la gestión pasiva no lo vemos. Al respecto, la gran oportunidad que tienen las gestoras es concentrar sus fuerzas en lo que  saben hacer, buscar nichos – porque hay  gestoras en España pequeñas que lo hacen muy bien -  que les permita poner en valor su trabajo y poder diferenciarse de la gestión pasiva”.

Martos cree que la gestión pasiva es una estrategia tan válida como otra, puede convivir con la gestión activa aunque depende mucho del tipo de cliente. “Una gestión activa buena siempre debe ofrecer un diferencial pero los hechos demuestran que hay un porcentaje de gestión activa que no bate a la gestión pasiva. Por lo tanto, en el mundo en el que nos movemos la pericia está en saber distinguir si responde a lo que anuncia y el resultado que ofrece”.

Una situación que pone en valor el poder de contar historias diferentes. Desde A&G creen que “la arquitectura abierta se ha convertido en una especie de comodity y el banquero tiene una labor pedagógica de enseñar al inversor qué está comprando. Nos gusta que cuando viene una gestora a vernos nos cuente algo diferente, que te hable de la misma historia cuando vuelve a reunirse contigo, que haya recurrencia sobre el track record para poder evaluar y trasladar a los clientes en un mundo donde hay tanto que escoger”. Un inversor que entiende lo que está comprando no apretará el botón de vender en un momento concreto de corrección en el mercado si esas ideas tienen sentido para él. En este punto desde el sector creen que el papel del banquero es imprescindible porque es una correa de transmisión en una cadena de gestión.

Desde Banca Privada de Unicaja cree que estamos en un entorno en el que la gente necesita soluciones y eso tiene que venir de la mano de asesores profesionales que conozcan el mercado y que estén en disposición de ofrecer alternativas.