Parece que la pausa en los tipos por parte de los Bancos Centrales está más cerca que nunca. ¿Qué impacto tendrá esto en los valores tecnológicos? ¿Cómo veis el futuro presente y a corto plazo de la inversión en tecnología e IA?

Si atendemos a lo que pasó en el ejercicio 2022, en el que vimos que el ajuste histórico de política monetaria provocó fortísimas correcciones, tanto en renta fija como en las en bolsas (sobre todo en aquellas compañías con un perfil de crecimiento más acusado), era lógico suponer que una pausa nos iba a dar un cierto alivio y, de hecho, así ha sido. Esa ha sido una de las razones principales que han ayudado o han impulsado al fuerte avance de los valores tecnológicos, especialmente en la primera mitad de año. Ahora, previsiblemente se abre un nuevo escenario, porque en el momento de corto plazo es un poquito más complejo, porque estamos rodeados de incertidumbres sobre todo en lo que respecta al momento de ciclo económico en cuanto a si estamos a las puertas de una recesión o si los bancos centrales van a ser capaces de esquivarla y lograr ese esperado aterrizaje suave. En cualquier caso, tuvimos una ventana de oportunidad por valoración a finales de 2022. En la actualidad, el momento es un poco más complejo, pero donde no tenemos dudas es en el largo plazo. Si algo hemos aprendido del pasado es que el principal catalizador para el éxito de las grandes compañías es precisamente su capacidad para ser disruptivas y esto es lo que les ha permitido capear crisis financieras, pandemias, conflictos bélicos, etc. Además, estamos al principio del desarrollo de esta nueva tecnología, con lo cual en estas etapas iniciales que suelen ser un poco más convulsas en términos de volatilidad, este riesgo está muy bien remunerado en el largo plazo. Realmente merece la pena invertir ahora en estas etapas iniciales.

¿Qué os parecen las valoraciones actuales de las empresas del sector?

Evidentemente las valoraciones han vuelto a estar en el punto de mira de los inversores a raíz de las fuertes subidas que hemos visto, pero en este punto haría tres matizaciones. En primer lugar, las valoraciones es un juego de dos factores, muchas veces ponemos el foco exclusivamente en la evolución de las cotizaciones, pero también tenemos que tener en cuenta la evolución de los resultados empresariales, y la última temporada de publicación de resultados, por lo menos en lo que respecta a nuestro Fondo Allianz Global Artificial Intelligence, ha sido excepcional, ya que las compañías que componen la cartera del fondo han experimentado un crecimiento de beneficios superior al 30% batiendo ampliamente las previsiones de subidas del 10%, y esto pese a que los ingresos se han mantenido prácticamente planos. Es decir, lo que hemos visto han sido básicamente ganancias de eficiencia productiva, una ampliación de márgenes, y esta resiliencia operativa por lo menos nos debe, en cierta parte, aliviar las dudas que podamos tener respecto a la sobrevaloración. En segundo lugar, las subidas no han sido homogéneas; hemos visto como en buena parte del ejercicio apenas era un puñado de mega compañías tecnológicas las que subían y luego afortunadamente hemos visto como este movimiento se extendía y el buen tono se ampliaba al resto de cotizaciones de compañías. Pero lo cierto es que nosotros creemos que hay oportunidades claras en ese segmento de compañías de tamaño más bien medio-grande y no tanto en las grandes mega caps. Por último, cuando hablamos de un sector de sesgo claramente growth en el que los criterios que utilizamos para seleccionar compañías son crecimiento, calidad y valoración, siempre que combinas crecimiento y calidad normalmente las valoraciones son exigentes al menos cuando utilizamos las métricas tradicionales de valoración, es decir, un PER, un Price to Cash Flow, un Precio Valor Contable... son métricas que a lo mejor no reflejan la imagen fiel en este sector, por eso nosotros preferimos utilizar un ratio dinámico, preferimos utilizar un PER en relación con el crecimiento de beneficios empresariales, y en esta métrica nuestro fondo ahora mismo cotiza a múltiplos 1,6 o 1,7 veces por debajo de lo que cotiza el mercado que está 1,8 o 1,9  veces. Con esto, lo que quiero decir es que a veces puede parecer que están caras utilizando unas métricas determinadas pero estamos pagando un crecimiento sustancialmente superior al del mercado.  

Si hablamos de la IA generativa, ChatGPT es el ejemplo de la buena marcha de este "subsector". Pero, ¿hay más margen de crecimiento? ¿ha abierto la puerta de más disrupciones en la IA?

La Inteligencia Artificial Generativa es un término genérico que se utiliza para designar un tipo de aprendizaje automático profundo que se caracteriza por generar un contenido único y original a partir de datos existentes, es decir, esta tecnología utiliza algoritmos y redes avanzadas para generar un contenido nuevo a partir de un análisis de un ingente volumen de datos, y éste se concreta en texto nuevo, una imagen, un vídeo, un audio, etc. Recordemos que ChatGPT se lanza en abierto apenas en noviembre de 2022 y tarda menos de dos meses en superar la barrera de los 100 millones de usuarios. Pero esto no es una tecnología de producto, es una tecnología que es exportable, que se puede aplicar en otros sectores y constituye un auténtico punto de inflexión por varias razones. En primer lugar, porque supone una toma de conciencia global, es decir, todos estamos siendo partícipes de este fenómeno. En segundo lugar porque esto no es un punto y aparte sino un punto y seguido, es decir, esta tecnología va a ser el pilar para el desarrollo de la nueva generación de tecnologías en realidad aumentada, en entretenimiento interactivo, en simulaciones empresariales... esto supone un salto cualitativo en la forma de aprender de las máquinas. Y, por último, porque posiblemente estamos ante una de las áreas de mayor crecimiento esperado; en concreto, según la consultora President Research en los próximos 10 años se espera que el crecimiento en inteligencia artificial generativa supere el 27% anual, lo que supone multiplicarse por 12 en apenas 10 años. No encontramos cifras de crecimiento tan espectaculares en otras áreas, con lo cual es un fenómeno verdaderamente global y que va a transformar todo.

¿Qué sectores pueden obtener más beneficios con las últimas revoluciones de la IA?

A priori cualquiera, es decir, uno de los rasgos característicos más relevantes de la inteligencia artificial es precisamente su carácter absolutamente transversal y sus aplicaciones se van a poder ver prácticamente en cualquier sector e industria. Por ejemplo, en el sector salud, desde la cirugía robótica de alta precisión hasta la medicina personalizada a la carta con los registros médicos digitales, estamos utilizando la inteligencia artificial para conseguir diagnósticos más precisos y rápidos para el desarrollo de nuevos fármacos, etc. En el sector transporte, con la conducción autónoma; el sector financiero está utilizando la inteligencia artificial para la detección precoz del fraude; incluso en sectores más insospechados como puede ser la agricultura, estamos viendo el uso de drones para tomar imágenes y a partir de ahí analizar la fertilidad de los campos. Si vamos a lo concreto y pensamos en nuestro fondo de IA, prácticamente dos tercios de la cartera se concentran en comunicaciones y tecnología, pero un tercio restante está en sectores fuera de lo que es el ámbito puramente tecnológico y, en concreto, sobre todo hemos encontrado oportunidades en salud, consumo y sector industrial.

Vuestro fondo invierte en IA y IA generativa. ¿Cuál es vuestra filosofía de inversión? ¿Cómo seleccionáis las empresas que forman parte del mismo?

Desde el primer momento hemos querido dotar al fondo de la mayor flexibilidad posible porque no queremos perdernos oportunidades de inversión que puedan surgir fuera del sector puramente tecnológico. Por ello, hemos decidido ampliar claramente la visión. No tenemos una aproximación ni sectorial ni geográfica, sino global, y hemos decidido intentar aprovechar o buscar oportunidades en toda la cadena de valor de la IA. Por ello, nuestra forma de ver el universo de inversión es a partir de tres niveles. El primer nivel serían compañías que hacen posible la infraestructura de inteligencia artificial -Big Data, Internet de las Cosas, etc.-, aquí vamos a encontrar sobre todo compañías de semiconductores. En el segundo nivel están las compañías que desarrollan aplicaciones para IA, tales como empresas de software, de ciberseguridad, de robótica, de redes sociales, etc. Las compañías del tercer nivel son las que pertenecen a cualquier industria fuera del sector puramente tecnológico que incorporan la inteligencia artificial. La duda aquí está en determinar el grado de pureza, que es algo clave en la inversión temática porque te permite medir cómo es de relevante una temática para una compañía, y normalmente se utilizan reglas cuantitativas, fundamentalmente la regla de los ingresos (se fija un umbral mínimo de ingresos a partir del cual se considera que una compañía sería apta). Sin embargo, en IA no podemos hacer esto por varias razones: primero porque esta es una tecnología muy nueva y su foto actual puede estar un poquito desvirtuada, con lo cual tenemos que hacer una proyección a tres o cinco años; en segundo lugar la aproximación de los ingresos puede que no ser más acertada ya que hay muchas compañías que introducen la IA no sólo para impulsar ingresos sino también para ahorrar costes (por ejemplo, el sector financiero está usando la IA para detectar el fraude o para asistentes virtuales para sus clientes, y eso no le sirve para impulsar ingresos, sino para ahorrar costes). Y, por último, nuestra forma de ver las cosas es que cualquier compañía que no sea capaz de incorporar a su modelo de negocio la inteligencia artificial va a encontrarse en una situación de desventaja competitiva que va a poner a prueba su supervivencia. La IA nos va a permitir distinguir entre compañías ganadoras y perdedoras.