El banco más grande de Silicon Valley, subsidiario del grupo financiero SVB Financial, vendió unos 21.000 millones de dólares en bonos corporativos, valores respaldados por hipotecas y bonos del Tesoro de EEUU, para obtener liquidez con una pérdida de 1.800 millones de dólares. La cartera fue perdiendo valor a lo largo del año pasado a medida que los tipos de interés se incrementaron en EEUU, haciendo que estos activos de menor interés perdieran valor. La solución de los directivos pasaba por una ampliación de capital de 1.750 millones, algo que fue castigado por el mercado con un desplome del 60,41% en la sesión del jueves.
El pánico se extendió en los mercados mundiales el pasado viernes al conocerse el hundimiento en bolsa de Silicon Valley Bank. Pocos títulos se libraron del castigo generalizado a la renta variable. Wall Street cayó, arrastró a Asia y Europa sucumbió sin apenas resistencia. Tras el fuerte arranque de 2023, los inversores aprovecharon para tomar beneficios en medio de noticias poco alentadoras para la inflación. Los bancos, de hecho, cayeron a plomo y lo siguen haciendo este lunes pese al rescate de la Reserva Federal.
Los reguladores financieros de Estados Unidos comunicaron este viernes por la tarde el cierre del banco Silicon Valley Bank (SVB) por falta de liquidez e insolvencia y anunciaron medidas para garantizar la protección de todos sus depósitos asegurados. Si bien las medidas proporcionaron cierto alivio para las empresas de Silicon Valley y los mercados globales este lunes, persisten las preocupaciones sobre si hay riesgos en el sistema financiero más amplios y han generado dudas sobre si la Fed mantendrá su plan de aumentos agresivos de los tipos de interés.
¿Podrían extenderse los problemas de Silicon Valley Bank a otros países? SVB contaba hasta su cierre con sucursales en China, Reino Unido, Dinamarca, Alemania, India, Israel y Suecia. HSBC ha anunciado este lunes a primera hora de la mañana un acuerdo para comprar la filial en Reino Unido de Silicon Valley Bank tras mantener conversaciones durante toda la noche por una libra esterlina (1,21 dólares). Los activos y pasivos de la matriz de SVB U.K. quedan excluidos de la transacción.
La compra llega después de que los líderes de unas 180 empresas tecnológicas enviaron una carta en la que pedían la intervención del ministro de Hacienda del Reino Unido, Jeremy Hunt. “La pérdida de depósitos tiene el potencial de paralizar el sector y hacer retroceder el ecosistema 20 años”, dijeron en la carta vista por Bloomberg. “Muchas empresas serán enviadas a liquidación involuntaria de la noche a la mañana”.
Los emprendedores advirtieron que la quiebra del banco californiano podría acabar con ‘startups’ de todo el mundo si los reguladores no intervenían. La empresa conjunta de SVB en China, SPD Silicon Valley Bank, intentó calmar a los clientes locales recordándoles que las operaciones han sido independientes y estables.
En China, el diario oficial Rénmín Rìbào apunta que las empresas chinas que tienen vínculos comerciales con Silicon Valley Bank (SVB) han visto un impacto limitado en la dramática bancarrota de ese banco, aunque algunos analistas advirtieron sobre los riesgos para los mercados financieros globales. La filial china contaba con más de 3.000 clientes corporativos, de los cuales 31 cotizaban en China o en el extranjero.
“La banca española está recogiendo el efecto contagio o sistémico de un sector que al final está muy interrelacionado entre entidades y países. Siempre que hay un pánico bancario y siempre que se ve una salida de depósitos masiva esto llega a los inversores. Todo ello en un momento en el que, además, acumulábamos unas plusvalías brutales con subidas de más del 100% en los últimos doce meses. Ante la duda, lo fácil es deshacer posiciones por prudencia”, explica José Lizán, gestor de Rreto Magnum Sicav en Quadriga AM.
“Si uno mira el tipo de cliente o el balance de los bancos domésticos españoles e italianos la exposición a este sector es pequeña. El punto más crítico aquí son las pérdidas latentes en las carteras de bonos, ahí es donde han entrado los miedos. Si los bonos se aguantan a vencimiento supondrán pérdidas latentes y temporales, pero si hay una necesidad o obligación forzada de venderlos generan unas pérdidas que pasan por cuenta de resultados y por ende pueden poner en aprietos a algunas entidades. En el caso de las entidades españolas debido al nivel de depósitos/inversiones no debería darse una necesidad de venta”, añade.