Todos ellos importantes, sin embargo, sorprende que uno de los asuntos que, a mi entender, tiene una gran relevancia como es la finalización del mandato de Draghi al frente del BCE no está recibiendo excesiva atención. Si el sustituto sigue de fondo la escuela Draghi aun con los posibles matices personales no se deberían producir demasiados sobresaltos en los mercados originados desde el BCE.

 

 

La escuela Draghi ha demostrado ser independiente de Estados miembros. Recordemos que Draghi ha manifestado sin tapujos que los gobernantes alemanes tenían la competencia de gobernar su país pero que gobernar el BCE era competencia suya. También la escuela del italiano se ha alejado del carácter demasiado académico de otros banqueros centrales seguros en su torre de marfil. Draghi aúna un carácter académico brillante con una excepcional sensibilidad a la realidad de la economía de los mercados gracias a su carrera en bancos de inversión como Goldman Sachs.

Y otra característica de Draghi, quizá la más importante, es afrontar los graves problemas que ha padecido la economía europea con tanta decisión y convicción que ha convencido siempre a los mercados. Ante lo que parecía la inevitable rotura del euro su ya célebre frase “haré todo lo que se necesario para salvar el euro… y creerme, será suficiente” lo salvo de su extinción. Si el nuevo banquero central se aleja de esta escuela y se acerca a la de la ortodoxia alemana, la distancia entre la Europa del norte liderada por Alemania y la periférica liderada por Italia llevará nueva inestabilidad a los mercados y al proyecto de integración europea.