Por si fuese poco, las operaciones de Israel en Gaza le costarán, haciendo balance global, más de 245.000 millones de shéquels al país (unos 67.000 millones de dólares). De este modo, se está ante la batalla más cara de la historia de Israel.
Sin duda, una caída mayor a la que inicialmente apuntaban los analistas del mercado. Se trata de la mayor contracción durante los últimos cuatro años, según datos de la Oficina Central de Estadística de Israel. Tomando como referencia el último informe publicado el 31 de marzo por la agencia Fitch Ratings, no se tienen en cuenta las pérdidas provocadas por los disturbios vinculados con Hezbolá al norte de Israel.
Claves del impacto económico: al detalle
Es difícil calcular el impacto económico que está teniendo la guerra en Israel. Son varios los estudios que señalan los efectos adversos del conflicto armado para la economía nacional. Los datos aportados por la Oficina Central de Estadísticas de Israel el pasado 19 de febrero son reveladores, asegurando que la producción económica se contrajo durante los últimos meses de 2023.
Sin ir más lejos, el Producto Interior Bruto (PIB) cayó un 19,4%, como se ha comentado, durante el último trimestre, incrementado por la llamada a filas de trabajadores que acabó mermando las cifras de empleo y repercutiendo en una bajada de la actividad empresarial. Además, como era de esperar, se denegó la entrada al país a empleados palestinos.
No hay que olvidar que se han perdido casi 178.000 trabajadores palestinos, en su gran mayoría de industrias esenciales (la construcción, el turismo, la agricultura y los servicios). El déficit de 140.000 trabajadores en la construcción comienza a ser preocupante, algo que repercutirá seriamente a largo plazo para el futuro de Israel.
El consumo privado se contrajo un 26,9%, mientras que la inversión empresarial se desplomó un 67,8%. A esto se le suma que las exportaciones bajaron un 18,3% y que las importaciones bajaron un 42%.
Es importante reseñar que el gasto público compensó parte de las pérdidas, con un aumento del 88,1% en materia de gastos de guerra. Pese a todo, la economía israelí aumentó un 2%, un dato llamativo, aunque muy negativo si se tiene en cuenta que está por debajo del crecimiento del 6,5% de 2022.
Datos económicos en el campo de batalla
El gasto diario de movilización de reservas ascendió a más de 600 millones de shéquels durante el periodo comprendido entre noviembre y enero. A esto se le suman los graves daños materiales en asentamientos israelís próximos a la frontera con Gaza, siendo el coste aproximado de entre 15.000 y 20.000 millones de shéquels.
Hay que tener en cuenta que las pérdidas en las ciudades del norte, debido a los enfrentamientos armados con Hezbollah, han supuesto unas pérdidas económicas que oscilan entre los 5.000 y los 7.000 millones de shéquels. Todos los combates han supuesto una caída de la economía local del 20%, provocando una dramática pérdida del consumo tanto público como privado.
Momentos de tensión para los inversores
La Bolsa de Tel Aviv se tambalea. No obstante, por el momento, mantiene el pulso sin graves signos de preocupación y el Índice de Referencia TA-35 cerró con una ligera subida del 1%.
Si bien es cierto, la agencia de calificación crediticia Moody’s rebajó recientemente la calificación de Israel, aunque todo apunta a que el impacto económico sobre las instituciones y las finanzas públicas podría superar a los pronósticos iniciales.
A raíz de estas calificaciones y de factores clave como las perspectivas económicas y el riesgo político, los inversores evalúan el riesgo de los bonos de Israel. Ahora mismo, una situación delicada, pero para nada crítica.
Medidas gubernamentales para mitigar el impacto económico
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha activado medidas gubernamentales efectivas. En términos económicos se ha buscado estabilizar la economía y apoyar al mercado laboral con programas de apoyo. Además, se ha procedido a la inversión masiva en infraestructura, para fomentar la reconstrucción y la reactivación económica de las zonas especialmente afectadas por el conflicto.
Además, por si fue poco, la recaudación de fondos por las empresas tecnológicas disminuyó considerablemente, si se compara con datos de años anteriores. Un sector clave para la economía israelí que sufre su peor momento.
Israel se prepara para un futuro incierto. Su economía y estabilidad financiera están en jaque, pues no se sabe cómo evolucionará el conflicto con Gaza, sumado a la tensión geopolítica que afronta en la actualidad con Irán y que podría conllevar en unas consecuencias económicas más catastróficas para el país.