La confianza de los inversores alemanes cayó bruscamente en julio, lastrada por la gran preocupación sobre el abastecimiento energético de Alemania, los confinamientos por el coronavirus en China y la inminente subida de intereses del BCE.
El instituto de análisis económico ZEW dijo que su índice de confianza económica cayó desde los -28,0 puntos de junio a -53,8, lo que se sitúa incluso ligeramente por debajo de los valores vistos en marzo de 2020, al comienzo de la pandemia de coronavirus. Un sondeo de Reuters había apuntado a una lectura de julio de -38,3.
"Los expertos evalúan la situación económica actual de forma significativamente más negativa que en el mes anterior y han rebajado aún más su ya desfavorable previsión para los próximos seis meses", dijo el presidente del ZEW, Achim Wambach.
"Las expectativas de los sectores económicos intensivos en energía y orientados a la exportación han caído de forma especialmente acusada", dijo Wambach.
El índice de las condiciones actuales cayó desde -27,6 a -45,8. La previsión de consenso era una lectura de -34,5.
"Debido a los serios motivos para una recesión, el miedo ha tomado el timón", dijo Alexander Krueger, economista jefe del banco privado Hauck Aufhaeuser Lampe.
"La amenaza de que se detengan las entregas de gas y la fuerte caída de los salarios reales, en particular, están arrastrando al pesimismo", dijo.
Según explica Pablo García, director de Divacons Alphavalue, el mercado está también preocupado por los resultados del segundo trimestre y señala que habrá una rebaja de previsiones, viendo cómo se están deteriorando ya los datos macroeconómicos.
Mientras, el euro ha alcanzado prácticamente la paridad con el dólar, que es reflejo de la debilidad de la economía europea frente a una mayor confianza en la americana, con subidas de tipos que van a ser de 75 puntos básicos en la siguiente reunión y una serie de alzas consecutivas que permitiría volver a bajarlos el año que viene, "algo que Europa, que ha tenido una inacción e improvisación por parte del BCE, no va a poder hacer".
El organismo que preside Christine Lagarde ha intentado proteger a los países periféricos, pero viendo la debilidad macroeconómica y la situación a la que se enfrenta Alemania, que podría sufrir un duro impacto si Rusia corta el gas completamente, "el alemán de a pie no va a estar muy de acuerdo con ayudar a los frugales europeos", lo que puede provocar tensión geopolítica también dentro de Europa.
Un escenario complejo, en el que está funcionando bien mantenerse defensivos, y "esperando alguna oportunidad, el momento puede estar cerca para hacer una cartera estratégica", pero hay que esperar a ver los resultados empresariales.