Los precios del petróleo se han visto agitados en las últimas semanas por un tira y afloja entre algunos de los principales productores mundiales.
Los ministros de Petróleo y Energía de la alianza OPEP+, integrada por 23 países, acordaron a principios de junio en Viena extender por un año más, hasta finales de 2024, los recortes vigentes de su bombeo. De esta forma se mantienen vigentes tanto el recorte de 2 millones de barriles diarios (mbd) adoptado en octubre de 2022, como gran parte de las reducciones voluntarias anunciadas en abril, por un total de 1,66 mbd.
Junto a este acuerdo, Arabia Saudí anunció que voluntariamente reduciría su oferta de crudo en un millón de barriles diarios a partir del próximo 1 de julio. Este recorte constituye el tercer intento en seis meses de encarecer el oro negro retirando barriles del mercado.
Sin embargo, dos semanas y media después, este anuncio apenas sí ha tenido efecto. “El suministro adicional de Irán está minando los esfuerzos de Arabia Saudí por manipular desesperadamente los precios al alza con recortes de la producción”, explica Craig Erlam, analista de mercados de OANDA. “La recuperación de China tampoco está despegando como muchos pensaban a principios de año y los esfuerzos de estímulo no han sido hasta ahora tan potentes como podrían haber sido. Espero que ambas cosas cambien en la segunda mitad del año pero, por ahora, no están ayudando a los precios del petróleo”.
Y es que frente al recorte de Arabia Saudí, lo cierto es que Irán está apretando el acelerador en el bombeo, hasta el punto de que tanto exportaciones y la producción han alcanzado nuevos máximos en 2023. Las exportaciones de petróleo de Teherán se vieron limitadas desde que el expresidente estadounidense Donald Trump salió en 2018 del acuerdo nuclear y volvió a imponer sanciones al país, pero han aumentado durante el mandato de Joe Biden.
De acuerdo con el proveedor de datos Kpler, las exportaciones de crudo iraní superaron los 1,5 millones de barriles diarios en mayo, la tasa mensual más alta desde 2018. La cifra rondaba los 2,5 mbd en 2018, antes de la retirada de EEUU del acuerdo nuclear.
Mientras, Irán dijo en mayo que ha impulsado su producción de crudo por encima de los 3 mbd. Eso representa alrededor del 3% del suministro mundial y sería el más alto desde 2018, según cifras de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). La Agencia Internacional de la Energía situó esta semana la producción iraní de mayo en 2,87 millones de bpd, cerca de la cifra oficial de Irán.
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Otro tanto se puede decir de Rusia. La producción de petróleo de Rusia se ha mantenido firme incluso frente a estas sanciones occidentales, y el viceministro de Energía, Pavel Sorokin, aseguró ya en abril que la producción de petróleo de Moscú se mantendrá estable hasta 2025, según la revista Neftegazovaya Vertikal.
Uno de los principales compradores de petróleo ruso sigue siendo China, con unas exportaciones por vía marítima que están muy por encima de los niveles anteriores a la invasión de Ucrania. Los últimos datos comerciales de China muestran que las importaciones chinas de crudo procedentes de Rusia alcanzaron en mayo la cifra récord de 2,3 millones de barriles diarios, lo que supone un aumento del 32% intermensual y del 15% interanual.
Dado este escenario, los expertos empiezan a rebajar las previsiones que manejan sobre los precios del petróleo. Entre ellos se encuentran los expertos de Goldman Sachs, que han recortado sus previsiones en casi un 10%, debido al aumento de la oferta y a la ralentización de la demanda de crudo.
El banco de inversión estadounidense ha dejado su previsión del Brent para diciembre en 86 dólares por barril, frente a los 95 dólares por barril anteriores. Goldman también revisa a la baja su previsión del West Texas para diciembre, de 89 dólares por barril a 81 dólares.
Esta revisión es la tercera que realiza Goldman Sachs en seis meses. El equipo de análisis dirigido por Jeffrey Currie señala en su informe que “los significativos avances en la oferta de Irán y Rusia han llevado el posicionamiento especulativo a niveles cercanos a mínimos históricos”.
“Tras una fuerte caída inicial de 1,5 millones de barriles diarios, el suministro ruso se ha recuperado casi por completo a pesar de la decisión de muchas empresas de dejar de comprar barriles rusos”, señalan los economistas de Goldman Sachs en un informe.
La firma cree que es improbable que los recortes adicionales aplicados por Arabia Saudí provoquen un repunte de los precios, aunque la producción del reino se reducirá a 9 millones de barriles diarios desde los cerca de 10 millones de barriles de mayo.