Para comenzar, nos gustaría conocer la visión a largo plazo de Silicius. En términos de los próximos 3-5 años, ¿qué planes tienen y cómo piensan alcanzarlos?
Para nosotros un año puede parecer casi un plazo largo, ya que tenemos una estructura mixta. El 70-80% de nuestro patrimonio, unos 1.700 millones de euros, sigue una estrategia de inversión estable y a largo plazo, como si fuéramos en autopista, con un rumbo claro y seguro.
Sin embargo, un 20-30% de nuestro negocio es más flexible y dinámico, como ir en motocross por caminos de montaña, y en ese terreno la adaptación es constante, analizando y actuando sobre la marcha.
Nuestro objetivo es alcanzar los 3.000 millones de euros en patrimonio, priorizando el crecimiento en mercados internacionales como Alemania, Reino Unido y otros países europeos donde ya operamos. Con esto buscamos diversificar y no depender únicamente del mercado español.
En este camino que menciona, la adaptación a los cambios del mercado y las condiciones competitivas es clave. ¿Cómo maneja Silicius estos aspectos?
Llevamos más de una década en un ciclo de crecimiento, pero el COVID fue una lección importante sobre resiliencia y adaptación. Nos enseñó que la preparación es fundamental, así que hemos apostado por activos sólidos y rentables en ubicaciones estratégicas.
Además, mantenemos una política de deuda controlada; la deuda puede ser una ventaja en tiempos buenos, pero un riesgo enorme en tiempos de crisis.
Buscamos que nuestros activos sean rentables incluso en momentos de inestabilidad, como en zonas de costa o viviendas en áreas metropolitanas con alta demanda. También analizamos datos demográficos y económicos para entender cómo evolucionará la demanda.
Hablando de finanzas, ¿cuáles son las métricas financieras clave que usa para medir el éxito de Silicius?
En Silicius gestionamos un patrimonio significativo, por lo que mantener y hacer crecer ese patrimonio de manera segura es una prioridad.
Nos fijamos en la rentabilidad de cada activo sin recurrir a grandes niveles de deuda. Nos gusta trabajar con ratios de endeudamiento cercanos a cero en muchos casos, o mantenerlos bajos para reducir riesgos. La rentabilidad debe ser sostenible y, si bien utilizamos la deuda en operaciones concretas, el enfoque siempre es garantizar que la empresa pueda mantener su crecimiento incluso en momentos difíciles.
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Se habla mucho de la necesidad de innovación en el sector inmobiliario. En este sentido, ¿cómo fomenta una cultura de innovación dentro de Silicius? ¿Qué cualidades busca en los miembros de su equipo de liderazgo?
En el sector inmobiliario, la innovación es un desafío, especialmente en España, donde la transparencia de datos y la digitalización están lejos de ser comparables a mercados como el británico. Apostamos por procesos tecnológicos y de digitalización en la medida en que podemos, pero sin perder el enfoque realista.
En cuanto al equipo, buscamos personas con experiencia, pero también con una visión fresca, que comprendan que el sector necesita evolucionar. Necesitamos líderes que comprendan tanto el mercado tradicional como las oportunidades de innovación en digitalización, y que compartan nuestros valores de transparencia y ética.
La sostenibilidad es cada vez más importante. ¿Cómo incorpora Silicius la responsabilidad social en su estrategia empresarial?
La sostenibilidad es una prioridad para nosotros desde hace muchos años. Hemos estado involucrados en proyectos sociales y ambientales, como reforestación y gestión del agua en países en desarrollo, apoyando a fundaciones en África y en otros lugares.
Además, en nuestros propios proyectos, trabajamos para que nuestros edificios cumplan con los estándares de sostenibilidad más altos. También colaboramos con empresas como Iberostar para reducir el uso de plásticos en sus hoteles, ya que buscamos no solo cuidar el medio ambiente, sino que nuestros arrendatarios también estén comprometidos con esta responsabilidad.
Sabemos que su rol como CEO es demandante. ¿Cómo logra equilibrar sus responsabilidades con su vida personal y bienestar?
Conciliar es complicado, especialmente en momentos difíciles. En COVID, por ejemplo, nuestra prioridad era asegurar la viabilidad de la empresa, y eso implicaba dedicación total.
A pesar de todo, siempre trato de encontrar momentos para la familia y los amigos. Desde que fundamos Mazabi junto con mi socio, hacemos viajes en familia e intentamos mantener un equilibrio. Si bien hay sacrificios, esos momentos son muy valiosos.
A lo largo de su carrera, ¿ha habido libros, artículos o líderes que le hayan inspirado?
No es tanto un libro en particular, sino las personas que me han rodeado. A lo largo de mi carrera, he aprendido mucho de personas con valores sólidos y con una visión amplia del mundo.
Mis años en la banca internacional me permitieron trabajar con líderes holandeses y judíos, quienes tienen una visión global.
También admiro a líderes como Florentino Pérez, que ha construido una gran empresa y ha llevado al Real Madrid a ser una marca reconocida a nivel mundial. Es importante rodearse de personas que te inspiran y te ayudan a ver las cosas desde otra perspectiva. Otro ejemplo de ello sería Amancio Ortega, quien ha hecho ya su fortuna y se dedica a colaborar en cosas que realmente le gustan, no tanto por dinero.
En sus momentos libres, ¿qué actividades disfruta fuera del trabajo?
Soy un amante de la montaña y del mar. En invierno, voy a esquiar, y en verano, paso tiempo en Santander, donde disfruto del mar y del entorno natural.
También estoy muy vinculado al rugby, que me enseñó el valor del trabajo en equipo y del respeto. Además, mi hijo juega en la selección española, lo que me permite seguir disfrutando del deporte y sus valores.
¿Qué consejo le daría a los jóvenes que aspiran a emprender o liderar empresas en el futuro?
Mi consejo es que se salgan de la media y busquen experiencias únicas. Hoy en día veo muchos currículums casi idénticos, y lo importante es destacar. Recomendaría que encuentren algo que realmente les apasione y que desarrollen una visión propia. Tener experiencias diferentes les ayudará a crecer profesionalmente y a entender el mundo de una manera más amplia.
Cuando se habla de ser “mediocre” se entiende como algo malo, pero realmente, por definición, es “estar en la media” y hoy en día prácticamente todo el mundo está ahí, en la media, por eso es importante sobresalir y destacar. En este país hay mucho talento, pero no está organizado, no se fomenta o impulsa y se queda ahí, en la media.
Por último, Juan Antonio, ¿qué legado le gustaría dejar en Silicius cuando ya no esté en la empresa?
Mi objetivo es dejar una empresa que actúe con ética y transparencia. En un sector como el inmobiliario, la ética es fundamental, y no siempre es fácil de mantener.
Me gustaría que Silicius continúe siendo un negocio honesto y comprometido, que actúe de manera responsable y sostenible. También espero que las personas que trabajen aquí sigan esos valores y que esta cultura se mantenga a largo plazo.