Como objeto de culto en la antigüedad, como elemento diferenciador de estatus social, a través de su interrelación con las monedas o como inversión el oro siempre ha sido un activo con gran relevancia desde el punto de vista económico y social en las principales economías del planeta. Es cierto que la Conferencia de Bretton Woods en 1944, la cual supuso el abandono definitivo del patrón oro, hizo que el oro pasase a un segundo plano en las preferencias de los inversores, llevándoles a centrar su atención en otro tipo de activos, como los mercados de bonos y las bolsas. Sin embargo, en un entorno económico y de mercados financieros como el actual, dominado por rentabilidades bajas, consecuencia de las políticas de interés de tipo cero aplicadas por los bancos centrales para hacer frente a la última crisis financiera, este metal precioso vuelve a surgir como alternativa muy atractiva de inversión o como elemento de diversificación de patrimonios. Las razones detrás de atractivo son nítidas:

 

Tres razones para invertir en Oro

1)  Inversión defensiva que mantiene su poder adquisitivo

El oro tiene es una inversión de corte claramente defensivo y segura, como lo demuestra el hecho de que históricamente ha servido a los inversores para mantener, como mínimo, su poder adquisitivo. Baste como ejemplo el mencionar que en 1908 cualquiera que tuviese $850 podía comprase un Ford, lo que equivalía en aquella época a 42.5 onzas de oro. A día de hoy, adquirir un Ford cuesta €38.000 - €46.000, lo que equivale a 34.5 - 42.5 onzas de oro (42.5 * €1.102 = €46.000). En el mismo sentido, la última moneda de oro que se acuñó en USA se produjo en 1933. Se trataba de una moneda de $20. En ese mismo momento se emitían también billetes de $20. A día de hoy, los billetes de $20 siguen representando $20, pero el poder adquisitivo de esos $20 hoy no puede ni compararse con el que suponían para sus tenedores en 1933. Por el contrario, esa última moneda de oro acuñada puede venderse hoy por un precio cercano a $2000.

 

Lo anterior, pone de manifiesto su atractivo como inversión frente a otro tipo de decisiones, como puede ser el mantener el dinero en cuenta corriente que, a día de hoy y en el mejor de los casos, no están remuneradas y que, por tanto, llevan aparejada una pérdida de poder adquisitivo en consonancia con la tasa de inflación anual del país del que se trate.

Los detractores del oro argumentarán que la inversión en el metal precioso no es equiparable a mantener el dinero en cuenta corriente por no ser un activo tan líquido como la segunda opción. Sin embargo, esta afirmación ya no es correcta al existir compañías como Auvesta, y que ofrecen depósitos en oro físico con las mismas ventajas que cualquier otra cuenta corriente.

2)  Activo refugio

El oro ha sido siempre un activo refugio y que, por tanto, actuará como contrapeso en las carteras de los inversores en los momentos de crisis económica, que vendrán. Es importante destacar que nos encontramos ante el segundo ciclo económico más longevo de la historia y que, de acabar el mandato del actual Presidente USA sin un año de contracción económica, nos encontraríamos ya ante el ciclo expansivo más largo de todos los tiempos.

Que el oro siempre ha sido siempre un activo refugio lo denota el hecho de que los propios bancos centrales posean siempre parte de su balance invertido en oro físico. Nos encontramos, por tanto, ante un activo que nos permitirá reducir la volatilidad de nuestras carteras y que, en los momentos difíciles, nos ayudará a contrarrestar las pérdidas que sufran nuestras inversiones en activos con mayor perfil de riesgo, como puede ser la inversión en fondos de inversión de renta variable o renta fija.

Seguramente, surgirá la pregunta de si, al contrario de lo que ocurre en momentos de turbulencia, nuestra inversión en oro sufrirá en los momentos de bonanza económica. La historia no sólo nos dice que esto no es así, sino que es en esos momentos del ciclo en los cuales debemos aprovechar para acumular, lo que nos da paso a explicar la tercera razón por la que el oro vuelve a ser un activo codiciado por los inversores.

3)  El oro es un bien escaso

El oro es un bien escaso que, gracias a sus características como conductor y a su inalterabilidad, está siendo utilizado de forma creciente en una serie de industrias como puede ser la tecnológica o la de la automoción. Esto hace que a su demanda tradicional como elemento esencial de la joyería o como inversión se le unan otros usos que hacen cada vez más escaso este preciado metal y que hacen fácil entender el por qué no pierde valor históricamente.

En este sentido, es interesante destacar que las reservas probadas de oro según el se elevan a 50.000 Tm. La oferta anual de oro se eleva a 3.500 Tm, frente a una demanda en el mismo período superior a las 4.000 Tm, es decir, anualmente existe una demanda insatisfecha algo superior a 500 Tm, según la organización mencionada anteriormente. Teniendo en cuenta lo dicho, las reservas probadas de oro se habrán agotado en algo más de 14 años.

Seguramente, los más optimistas dirán que nuevos yacimientos serán descubiertos, al igual que ocurre con el petróleo, y que el oro no se agotará nunca. Sobre eso no tenemos certeza. Lo que sí sabemos es que en los yacimientos actuales cada vez es más complejo y costoso obtener oro y que, mientras no haya una oferta probada significativamente superior a la actual, el precio del oro está muy soportado por la ley de oferta y demanda.

Atendiendo a lo anterior, quizá cobre sentido la práctica de los fabricantes de móviles, que pagan cantidades muy interesantes por los móviles antiguos. La razón no es otra que reciclar parte de sus componentes, algunos de los cuales, no lo duden, están compuestos de oro.

 

 

Oro físico y Oro financiero: No todo el oro es igual

Sin embargo, a la hora de invertir en oro hay que ser cuidadoso ya que no todo el oro es igual, ni tiene las mismas características y, por tanto, tampoco tiene el mismo valor ni ofrece la misma liquidez.

Para empezar a hablar, hay que distinguir entre el oro físico y cualquier otra inversión asociada al precio del oro, que pueden llevar el activo real detrás o no llevarlo, como pueden ser los ETC, derivados, etc., es decir, lo que podríamos denominar “oro financiero”. La principal razón para diferenciar el oro físico del financiero se explica por el hecho de que una gran parte de las transacciones que tienen como activo final el oro se hacen en mercados no organizados (OTC), lo que supone que se trata de acuerdos entre dos partes privadas y, por tanto,  sin mediación de una cámara de compensación, que es la práctica habitual en otros mercados organizados como pueden ser, por ejemplo, los mercados bursátiles.

Las cámaras de compensación velan porque las transacciones acordadas se lleven a buen puerto y exigen unos requisitos previos para que las mismas se lleven a cabo. El hecho de que no haya una cámara que vele por la correcta ejecución de las operaciones implica que los que actúan en ese mercado no organizado incurren en un riesgo de contrapartida que, en épocas difíciles, se traduce en fallos a la hora de casar las operaciones y en que no se disponga del metal del que en un principio se iba a disponer. Esto no es algo que pueda suceder, sino que ya ha venido sucediendo en anteriores crisis.

Para entender la importancia de diferenciar el oro físico del que podríamos denominar financiero basta con hacer referencia a la distribución porcentual anual de la producción de oro por industria. A día de hoy, según el World Gold Council, el 54% de la producción anual se destina todavía a joyería, alrededor de un 30% de la misma a inversiones financieras, un 10% es utilizado por la industria tecnológica y automoción y un 6% son reservas constituidas por bancos centrales. Para ilustrar con un ejemplo sobre la importancia de distinguir entre oro físico y oro financiero o papel, basta decir que el importe negociado en los mercados OTC sobre el oro en un día triplica el volumen anual intercambiado de oro físico. Teniendo en cuenta que tan solo un 30% de la producción anual se dedica a inversiones, es fácil saber que en momentos de crisis, gran parte de esas inversiones financieras en oro no van a estar respaldadas por el activo real detrás y/o que el precio del oro tendrá que subir por necesidad en dichas circunstancias.

 

Oro físico: Invertir sólo en oro de máxima calidad

Una vez hecha la distinción entre la inversión en oro físico y oro financiero, es necesario destacar que tampoco todo el oro físico es igual. Cuando hablamos de invertir en oro físico, hablamos de invertir en oro monetario o de máxima calidad, que venga certificado por la London Bullion Market Association (LBMA). El oro certificado por esta asociación asegura que tanto el sello como el peso grabado en la barra de oro son inobjetables y fidedignos y, por tanto, aceptados en cualquier parte del mundo por usuarios, bancos centrales, industrias y agentes de mercados financieros. En definitiva, que el oro que cuenta con este certificado es reconocido y aceptado en todo el mundo y, por tanto, lo único que garantiza que pueda venderse al precio máximo de cotización de forma inmediata. Bastará con dar la orden de venta al intermediario, en el caso de que el oro esté depositado en cajas acorazadas o con ir a la sucursal bancaria para obtener su contravalor en euros o dólares en el caso de que lo tengamos custodiado en nuestro propio domicilio.

 

¿Dónde conseguir este tipo de oro?

Compañías como Auvesta, mencionada anteriormente, trabajan con este oro de máxima calidad y la forma de llevarlo a cabo es tan sencilla como abrir un depósito con ellos.

Auvesta facilita al particular el acceso a este metal precioso a un precio muy razonable, teniendo en cuenta que estamos hablando de personas físicas, acabando ahí su vinculación jurídica con el cliente, ya que una vez constituido el depósito el cliente recibe un certificado en el que se reconoce la titularidad jurídica del depósito en su favor, gracias a lo cual nadie puede hacer uso de ese oro salvo orden expresa de su propietario. Esto crea una separación entre la empresa a través de la que se constituye el depósito y el cliente que le protege ante cualquier dificultad financiera a la que pudiese ver abocada la empresa intermediaria.

 

Una vez comprado, ¿dónde guardar el oro?

Una vez comprado o abierto el depósito de oro, ¿dónde se custodia el mismo? ¿Qué hacer con él? Existen varias posibilidades, todas ellas igual de válidas, aunque con diferentes grados de seguridad:

  1. Custodiar el metal en nuestro propio domicilio, lo que no tiene mucho sentido por el riesgo asociado que conlleva (potenciales robos) y, sobre todo, existiendo alternativas más seguras y casi tan rápidas a la hora de hacer liquidez, en caso de necesidad.
  2. Custodiarlo en la caja fuerte de un banco o institución financiera, con el coste de alquiler de la caja (150-300€/año) y el coste de los seguros necesarios. Si elige esta opción intente que dicho banco le garantice la recompra en el momento en el que lo quiera hacer líquido y a un precio decente respecto del precio oficial del día o fixing de Londres.
  3. Custodiarlo en cámaras acorazadas de compañías especializadas como Loomis o Brinks, encargadas de custodiar un elevado porcentaje de los metales preciosos a nivel mundial, incluidos las reservas en oro de algunos de los bancos centrales más representativos del mundo.

Esta última modalidad, que es la ofrecida por Auvesta, además de tener la ventaja de poder adquirir el oro a un precio más competitivo al ser lingotes institucionales o good delivery, conlleva la firma de una póliza de seguro con alguno de los mayores brokers mundiales, como pueden ser JLT o Marsh & McLennan, por un importe de hasta 150 millones de Euros por depósito. Es decir, además de estar custodiado en las mejores cajas acorazadas del mundo y precisamente por ello conlleva una garantía por la totalidad del importe de tu depósito hasta 150 millones de Euros en caso de cualquier eventualidad. Finalmente, en caso de solicitarse, las compañías mencionadas se comprometen a entregarte el metal precioso en un plazo máximo de 48 horas en tu propio domicilio por un coste muy reducido o a tenerlo disponible en máximo 24 horas en cuenta corriente sin ningún coste adicional. Huelga decir que dicha garantía no existe en las dos opciones previas.

Alguno se preguntará cuál es el coste de un servicio como el que se ofrece y pensarán que será algo desmedido. Nada más lejos de la realidad. Por un discreto 0.025% +IVA mensual o alrededor de un 0.30% anual, a partir de €50.000, lo que supone alrededor de 150 Euros anuales, se puede acceder a dicho servicio. Esta comisión, por ponerla en perspectiva, es muy inferior a la comisión anual de gestión y depositaría que carga cualquier fondo de inversión de renta variable y de la mayor parte de los fondos de renta fija.

En definitiva, que existe la posibilidad a mano de gran parte de la población de poder invertir en oro físico de forma segura y a un precio razonable, teniendo prácticamente las mismas ventajas que cualquier cuenta corriente, con la ventaja añadida de que el oro históricamente siempre ha sido una fuente de valor y ha generado retornos a sus tenedores como para, por lo menos, mantener el poder adquisitivo, algo que en los tiempos actuales está muy lejos de poder decirse de cualquier cuenta corriente, con contadas excepciones.

Promoción:
Si estás interesado en invertir en Oro y/o Metales Preciosos, rellena el siguiente formulario y un colaborador de AU Marketing se pondrá en contacto contigo para explicarte las oportunidades de inversión que presenta Auvesta.