El DOW JONES alcanzó un máximo histórico de 39.131,53 puntos el día 23 del pasado mes de febrero. Aunque desde entonces ha perdido un poco de fuelle, un análisis de su trayectoria a largo plazo muestra la robustez de su rentabilidad frente a otros grandes índices internacionales.
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En las últimas tres décadas, una etapa que incluye shocks que van desde el 11-S a la pandemia de Covid-19 y pasando por la crisis financiera global de 2008, el Dow Jones acumula una revalorización más que notable. Teniendo en cuenta unos niveles de 3.635 puntos al cierre de marzo de 1994, el Dow Jones ha subido un 960% en los últimos 30 años, con una rentabilidad acumulada que prácticamente triplica a la obtenida por el Euro Stoxx 50 en el mismo período.
Gráfico Dow Jones
Lo cierto es que el EURO STOXX 50 no fue creados hasta el 26 de febrero de 1998, pero sus precios fueron calculados retroactivamente hasta 1986. En ese sentido, utilizando este ejercicio, en 1994 el índice habría terminado en 1.320,50 puntos. Comparado con los niveles actuales, en el entorno de los 5.000 puntos, la subida acumulada es de un 275%, aproximadamente. El principal índice europeo, que agrupa a las 50 mayores compañías europeas en términos de capitalización bursátil, logró sus máximos históricos en el año 2000, cuando llegó a superar los 5.400 puntos.
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Si se pone el foco en el DAX, el principal índice de la Bolsa alemana sí que le aguanta mejor el ritmo, con una subida de un 725% en este período. Hay que tener en cuenta que el DAX pasó de tener 30 componentes (desde su creación en 1988) a verse ampliado en septiembre de 2021, cuando se sumaron 10 acciones más hasta un total de 40 componentes. El movimiento se llevó a cabo poco después del escándalo de WireCard que hizo tambalearse la confianza en el mercado germano.
El español IBEX 35 nació oficialmente el 14 de enero de 1992 con un valor inicial de 2.693,17 puntos. Dos años después se movía ya en los 3.500 puntos, por lo que en el ejercicio de hacer la comparativa de los últimos 30 años la subida acumulada es de aproximadamente un 200%.
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El selectivo madrileño está todavía muy lejos de sus máximos históricos, que tienen ya la friolera de 16 años. El índice tendría que subir todavía un 55% desde sus niveles actuales para alcanzar los 15.945,7 puntos a los que cerró el 8 de noviembre de 2007, la cota que permanece en los anales como la más alta alcanzada.
En Europa, uno de los que ha tenido un comportamiento más pobre es el del FTSE 100. El principal índice de la Bolsa de Londres se movía en los 3.200 puntos en marzo de 1994, por lo que la subida hasta los niveles actuales, en el entorno de los 7.600 puntos, es de apenas un 140%.
En el mercado asiático, el Nikkei 225 de Tokio alcanzó recientemente un nuevo máximo histórico, superando la cota de los 40.000 puntos a principios de mes por primera vez desde su puesta en marcha en 1950. Su anterior récord databa de diciembre de 1989 (38.915,87 puntos). En la comparativa de las últimas tres décadas, el principal índice nipón acumula una subida del 95% respecto a los 20.500 puntos a los que se movía en 1994.
El Dow Jones pierde frente a Nasdaq y S&P 500
Pese a esta comparativa frente a los índices europeos y asiáticos, lo cierto es que el Dow Jones palidece frente a los otros indicadores de Wall Street.
El S&P 500, el DOW JONES y el Nasdaq Composite son los índices bursátiles más relevantes del parqué neoyorquino. Aunque lo más habitual es que estos índices suban todos juntos y bajen todos juntos según los días, lo cierto es que el alcance de las ganancias o pérdidas de cada uno acaba difiriendo, y el acumulado del tiempo hace que estas diferencias sean más notables.
Los índices difieren en varios aspectos clave, como los métodos de ponderación, la cobertura y los criterios para incluir acciones. El S&P 500 asigna ponderaciones basadas en la capitalización de mercado, incluye a las 500 acciones estadounidenses más grandes que abarcan 11 sectores y ofrece una visión más completa del desempeño de Wall Street en general. El Nasdaq también emplea ponderación de capitalización de mercado, pero incluye más de 3.000 acciones con un fuerte enfoque en el sector tecnológico, lo que lo convierte en un punto de referencia popular para las empresas de tecnología y la inversión ‘growth’.
Por el contrario, el DOW JONES es un índice más pequeño que consta de 30 valores ‘blue chips’, con ponderaciones basadas en los precios de las acciones, lo que lo convierte en una representación más conservadora y limitada del mercado en general.
Así, poniendo de nuevo el foco en las últimas tres décadas, es el tecnológico Nasdaq el que se lleva el gato al agua, con una espectacular revalorización de más de un 2.000%. No es de extrañar teniendo en cuenta que las principales compañías de la actualidad, como Microsoft, Apple o NVIDIA, tienen mucho que decir en el comportamiento de este índice.
El S&P 500, por su parte, ha subido más de un 1.000%, un comportamiento que no difiere tanto del que ha tenido el Dow, aunque lo supera.