La ofensiva del gobierno chino es un intento de poner en marcha la legislación de protección de datos y antimonopolio, un punto débil en comparación con sus homólogos mundiales y que acerca a China a las normas internacionales. Estas normas, sin embargo, han puesto en entredicho a compañías como Alibaba, Tencent, Baidu, Didi Global y Meituan. Además de las recién estrenadas en bolsa, como Ant Group, que habría sido la mayor OPV del mundo.
Parte de la regulación se ha explicado en términos de nivelación de ingresos. La Comisión Central de Asuntos Económicos y Financieros del país dijo la semana pasada que planea "regular los ingresos excesivamente altos y animar a los grupos y empresas de altos ingresos a devolver más a la sociedad". En un nuevo desafío a la industria tecnológica, la semana pasada el presidente chino Xi Jinping exigió "regular las rentas altas". En lugar de trabajar para generar riqueza a cualquier precio, el partido pretende ahora "una prosperidad común para todos", dice Stéphane Monier, Chief Investment Officer de Lombard Odier.
Y es que China quiere convertirse en una economía de renta alta en los próximos 15 años, duplicando su PIB. Una economía con una renta nacional bruta per cápita superior a 12.535 dólares, frente a los 10.410 dólares que tenía el país en 2019. El Banco Mundial estimó en 2018 que 373 millones de ciudadanos chinos ganaban menos de 5,50 USD al día, su umbral de pobreza en "países de renta media alta". En un nuevo indicio de la mentalidad del Partido Comunista, el mes pasado los reguladores también dijeron que la enseñanza privada extraescolar en materias básicas debe ser sin ánimo de lucro, con el objetivo de reducir el coste de la vida y aumentar así la tasa de natalidad de China. En octubre de 2015, China levantó su política de un solo hijo después de más de tres décadas, a dos hijos por pareja.
Eso no ha sido suficiente para evitar que en 2020 se registre el menor crecimiento demográfico del país desde el primer censo fiable de 1953, y la tasa de fertilidad de la nación ha caído a 1,3 hijos por mujer, por debajo del 1,7 de Estados Unidos y del 1,4 de Japón. En mayo de 2021, el gobierno chino levantó el límite de tres hijos.
Los retos demográficos de China aumentan a medida que su población envejece y un menor número de trabajadores debe compensar una menor base imponible. La proporción de personas en edad de trabajar con respecto a los mayores de 65 años ha pasado del 11% al 20% en una década, mientras que la población en edad de trabajar ha descendido un 3%.
Aunque las Naciones Unidas han pronosticado que la población de China alcanzará su punto máximo en 2030, también es posible que ya haya alcanzado su nivel más alto. Incluso el Banco Popular de China (PBoC) ha advertido que existen incentivos para sobredimensionar los datos de población a nivel regional y ministerial, porque las cifras de población están ligadas a los presupuestos. "Debemos darnos cuenta de que el panorama demográfico de China se ha invertido", dijo el banco central en abril.
Perspectivas de crecimiento
El envejecimiento demográfico de China comenzó a restarle al crecimiento general en 2016 a un ritmo de entre 10 y 30 puntos básicos por año. “En los próximos 15 años, esperamos que este proceso recorte una media de 50 puntos básicos del crecimiento, eliminando hasta un 1% del PIB en 2035. Sin embargo, si China consigue reproducir las trayectorias de productividad de Corea del Sur o Taiwán, debería ser capaz de mantener un crecimiento anual del 4,0-4,5% a pesar de sus presiones demográficas”, reconoce el experto de Lombard Odier.
En marzo, el PBoC proyectó un crecimiento potencial anualizado de entre el 5% y el 5,7% hasta 2025. Creemos que el crecimiento potencial a largo plazo de China está ahora por debajo del 5%. Dicho esto, el año que viene esperamos que la economía crezca un 5,3%, lo que sugiere que no debería haber un descenso del empleo, a pesar de los efectos demográficos negativos del envejecimiento de la población.
A muy corto plazo, el impacto económico de la variante Delta de Covid, la ralentización de los flujos de crédito e inversión, así como los recientes cambios normativos, mermarán el crecimiento del tercer trimestre. No obstante, la economía sigue gozando de apoyo fiscal y monetario. Esperamos que los tres últimos meses de 2021 compensen parte de la debilidad de este trimestre, y prevemos un crecimiento superior al potencial del 8,7% para todo el año.
Los inversores deben permanecer reactivos
Por ahora, con las noticias sobre la regulación china impulsando el mercado, los inversores deben permanecer reactivos. No obstante, creemos que el impulso de un nuevo marco normativo se reducirá en un plazo de seis a doce meses, a medida que China entre en una fase de cumplimiento y las empresas se adapten. En particular, las empresas que aún no están en el punto de mira pasarán a cumplir las normas para evitar una atención más perjudicial. Tampoco esperamos que este impulso regulador, que llena un vacío donde antes había poco, dé un giro aún más dramático hacia la nacionalización.
Ahora, las valoraciones de la renta variable están más cerca de sus medias y, con la política monetaria más acomodaticia del PBoC, esperamos que la actividad empresarial mejore. En consecuencia, “creemos que los mercados se mostrarán más estables y el equilibrio riesgo-recompensa ya ha cambiado. Por lo tanto, hemos aprovechado los recientes movimientos de los precios del mercado para volver a situar nuestro posicionamiento en una posición neutral”-
Los rendimientos de la renta fija china siguen siendo atractivos y continúan ofreciendo diversificación a la cartera. El renminbi sigue beneficiándose de unas valoraciones sólidas y de una balanza de pagos robusta, aunque las exportaciones se han ralentizado y la política más neutral del banco central hace que hayamos tomado algunos beneficios en nuestra exposición a la divisa reduciendo a la mitad nuestra asignación de sobreponderación.