Es una realidad que cada vez está más cerca. En muy poco tiempo, la mayoría de las industrias y empresas sustentarán su actividad en procesos tecnológicos. Y es que, si hace unos años lo digital ya resonaba como una tendencia para quedarse, ahora lo hace como una tendencia para sobresalir en cualquier segmento, por su propia transversalidad. Y dentro de estas soluciones digitales que contribuyen a generar valor económico, a la vez que mejorar la vida de los ciudadanos, la conectividad y la inteligencia artificial (IA) son dos de los principales motores de los revolucionarios cambios que está experimentando la era de la digitalización.
Cierto es que, con la pandemia, la salud o la educación parecen ser los sectores que más han corrido en la implementación de estas tecnologías, pero no son los únicos. El de los servicios financieros también se encuentra en la carrera. Con la llegada de fintech, el sector, y principalmente el área de gestión de activos, ya experimentó una revolución en algunas de sus prácticas centrales, que no ha hecho sino acentuarse en el último año. A día de hoy, una proporción considerable de empresas de gestión de activos utilizan IA y modelos estadísticos para ejecutar plataformas de negociación e inversión. “Hasta hace poco solo las grandes tecnológicas invertían en algoritmos de IA. Sin embargo, en estos momentos, cualquier empresa de gestión de activos que quiera seguir en el juego dentro de diez años va a tener que invertir”, explica Leonardo López, Country Head Iberia y Latam de ODDO BHF. “En nuestro caso, para ofrecer al mercado producto temático de calidad de índole global, hemos incorporado en el proceso de inversión de nuestros fondos algoritmos de IA que nos permitan buscar e identificar compañías que ofrezcan valor, que crezcan y con un buen servicio en la temática que nos interese”, añade Leonardo López.
Pero la incorporación de la IA a través del propio proceso de inversión, no es la única manera de crear valor en la gestión de activos. La segunda opción es construir una estrategia de inversión sobre esta temática, es decir, invertir en compañías que estén incorporando a su modelo de negocio la IA como una ventaja competitiva sólida. En este punto hay que diferenciar tres tipos de compañías: las que se benefician de esa tecnología independientemente del sector en el que se muevan, las que suministran la infraestructura necesaria para el despliegue de la tecnología (como, por ejemplo, los fabricantes de semiconductores) y las que desarrollan las propias aplicaciones tecnológicas.
¿Sobrevaloradas?
Las oportunidades de inversión en todas y cada una de ellas son infinitas, pero la realidad es que, de un tiempo a esta parte, las empresas puramente tecnológicas han perdido algo de fuelle en los mercados y en las carteras. ¿De manera fundada? Depende de si lo miramos desde un punto de vista coyuntural o estructural... En cualquier caso, y aunque la gran mayoría de los expertos achaquen las rotaciones a factores más coyunturales que estructurales, también lo es que el término “sobrevaloración” en las tecnológicas es algo que está alertando a los inversores.
“El tema de las valoraciones hay que ponerlo en perspectiva. Si vemos únicamente valoraciones desde el punto de vista nominal, es decir, midiendo el crecimiento de aquí a final de año, probablemente los múltiplos que vemos en el sector de la tecnología sean exagerados, pero hay que hacer dos puntualizaciones. Primero que el consenso de estimaciones de analistas aún está por detrás, es decir, los últimos resultados trimestrales han sido más que positivos y esto va a provocar que, probablemente, los analistas revisen sus estimaciones al alza, con lo que las valoraciones todavía pueden tener cierto recorrido. Y, en segundo lugar, esto no es algo exclusivo del sector tecnológico, es decir, ahora mismos vivimos un momento en el que estamos saliendo de una de las mayores depresiones de los tiempos recientes y hay múltiplos distorsionados en muchos de los sectores”, detalla Jesús Ruiz, Director de Desarrollo de Negocio para España y Portugal de Allianz Global Investors. Desde Fidelity International, su Sales Director Óscar Esteban cree además que esto es algo temporal. “El sector tecnológico, y el de la conectividad en concreto, se está tomando cierto respiro después de un 2020 extraordinario y en este año está dando paso a otras compañías que se habían quedado lastradas y que ahora mismo parece que se están recuperando. Pero esto es algo temporal y las techs volverán con fuerza muy pronto, por el mero hecho de que la tecnología es algo que se necesita en cualquier tipo de empresa de cualquier sector y en nuestra vida diaria”.
Con las luces de largo
Por tanto, la clave está, una vez más, en el horizonte de inversión. Los expertos abogan por mirar al largo plazo, a la vez que aislarse del ruido del mercado, evitando pensar que todas las jugadas que funcionaron durante la pandemia van a dejar de funcionar cuando consigamos acabar con el coronavirus. “Nosotros creemos que sí, que las valoraciones son altas, pero también creemos que, no solo para la IA sino para toda temática o sector en el que pueda impactar cualquier cambio estructural en la economía, el inversor necesita un horizonte temporal más a largo plazo: 5, 10 o 20 años. Y al final, si expandes el horizonte temporal, las valoraciones actuales juegan un papel mucho menos importante dentro del balance del inversor”, cuenta Adrià Besó, Responsable de Ventas en España de WisdomTree. Por contra, algo que sí hay que tener en cuenta la hora de balancear la cartera y juega a favor de las tecnológicas son los números financieros que se pintan y que hacen prever un recorrido vertiginoso en los mercados para ellas. “Vemos claramente expansión de múltiplos apoyados por fuertes crecimientos de beneficios. Los resultados que estamos viendo ahora de estas compañías son buenos y las perspectivas también se mantienen, principalmente porque las tecnológicas tocan a todas las generaciones y sectores”, relata Nicolás Da Rosa, Institutional Sales International DPAM.
Retos y riesgos
En cualquier caso, el riesgo del mercado en forma de rotaciones existe, y es algo que el gestor tiene que afrontar. Y tiene que hacerlo como en cualquier otro tipo de inversión: conociendo de forma exhaustiva estas empresas y con paciencia. En este sentido, Patricia Justo, Senior Relationship Manager en T. Rowe Price, explica que “el hecho de que estemos descontando flujos de muy largo plazo, estemos apostando por empresas innovadoras y algunas muy nuevas… hace que al final tengas que tener una profundidad de análisis y un conocimiento de las compañías muy alto para poder distinguir aquellas que están dirigiendo la innovación hacia buen puerto. Además, no hay que olvidar que las inversiones en este tipo de empresas no siempre se ven a corto plazo, lo que se convierte en todo un reto para el gestor, el tener la capacidad de aguantar en el largo plazo para distinguir las inversiones que realmente son buenas de aquellas que se pueden quedar por el camino”.
Pero este riesgo, el del mercado, no es el único a tener en cuenta. “Problemas de fabricación, de distribución porque la cadena de suministro ha sido interrumpida durante la crisis del Covid, y otros por parte de la regulación de cada país” son factores que señalan desde DPAM. La deshumanización o el sentimiento de control también es algo a lo que se apunta desde el punto de vista ético-humano. “Ese Big Brother que podemos presentir a veces vigilándonos…”, cuenta Leonardo López, que apunta que este riesgo pasa por un reto: el desarrollo regulatorio. “En el caso de la IA, la UE ha sido pionera y el Parlamento Europeo ha desarrollado una propuesta regulatoria para tratar de abordarla IA desde dos prismas: por un lado, promover el desarrollo económico, pero también garantizar los derechos fundamentales y seguridad de los ciudadanos”, detalla. Un componente humano que también se hace necesario para resolver otro riesgo, el del sesgo de los datos. “Para mejorar los algoritmos necesitamos un profesional de calidad detrás que vaya ajustando esas aplicaciones; en el caso de la gestión de activos, un gestor experto que pueda alimentar al algoritmo para que sea inteligente de verdad y detectar algún error de los datos o en la calidad de los mismos”, cuenta el Responsable de Ventas en España de WisdomTree.
¿Dónde están las oportunidades?
Pero, pese a todo esto, la balanza se inclina de forma tajante hacia un lado, el de las inversiones en tecnológicas y su sinfín de oportunidades. ¿Dónde están? Si miramos a regiones, la primera consideración a tener en cuenta es que se trata de un auténtico fenómeno global. Ahora bien, “en estos momentos estamos asistiendo a una batalla de dos auténticos titanes: Estados Unidos, donde se combinan las dos fuentes principales de capital (humano y financiero) a la hora de invertir, y China, cuyo gobierno ha declarado que pretenden convertirse en los lideres en IA en el horizonte de 2025-2030”, explica Jesús Ruiz. Una dualidad de liderazgo que también comparte Adrià Besó, pero con una puntualización. “Aunque creemos que China es muy importante para la IA, la exposición que tenemos al país es muy pequeña, porque la mayor parte de empresas puras de IA son privadas y no cotizan en bolsa”. Por último, aunque no se habla mucho de Taiwán, “si miramos la parte de semiconductores, Taiwán es muy potente en este sector y un país a tener en cuenta”, añade.
Más allá de los mercados, las tendencias o áreas de inversión son infinitas. Desde T. Rowe Price, aunque no tienen un fondo de conectividad como tal, invierten desde varios de sus fondos en dos tendencias que les gustan especialmente: “una es la publicidad digital, como consecuencia del increíble aumento que ha habido en el comercio electrónico y que no pensamos que vaya a descender a niveles prepandemia, y la otra las videoconferencias, empresas como por ejemplo Zoom, que está invirtiendo en tecnologías no solo de videoconferencias sino también para dar soluciones de comunicación telefónica dentro de empresas, universidades, hospitales, etc. que van a ser infinitamente más eficientes, rápidas y baratas de lo que tenemos ahora mismo con una centralita o teléfonos de líneas móviles y fijas”. La apuesta de DPAM pasa por “compañías que ayudan al progreso, que tienen un impacto directo en la vida de las personas, tanto en el trabajo, la salud, en su ocio, en su forma de comunicar…, sin olvidar la parte medioambiental. “Es fundamental que respeten la ESG, si puede ser de impacto mejor aún”, apunta Nicolás Da Rosa, que añade también que “la atemporalidad y el largo plazo es importante, al igual que pensar global y multitemático, ya que quizá sea complicado y arriesgado meterse en una única temática que puede funcionar un año sí y otro no, por lo que no hay que olvidar ese aspecto “barbell”. Por su parte, en Fidelity, “a pesar de tener fondos tecnológicos, sí que tenemos también un fondo relacionado con la conectividad y abarcamos todo el espectro para buscar oportunidades: dinamizadores, redes (negocios que generan la conectividad como por ejemplo Cellnex) y, por último, lo que nosotros denominamos ‘innovadores’, que son las empresas que aprovechan las oportunidades que ofrecen las redes de conectividad de 5G para ofrecer productos y servicios a los clientes y usuarios finales, como pueden ser todo el tema relacionado con internet, los medios online de pago, los juegos online y los servicios de comunicaciones o publicidad digital”.
Si nos centramos en la IA, desde WisdomTree, ODDO y Allianz aseguran que esta tecnología, la más transversal que hay, tiene el potencial de mejorar casi todas las industrias que existen a día de hoy. “El desarrollo de la IA está en pañales, con lo cual el recorrido y potencial es enorme en cualquier industria, sector o empresa que quiera generar valor económico o incrementar la experiencia de cliente o usuario incorporando esta tecnología, siempre que se mire al largo plazo”, señala Leonado López. Mismo horizonte temporal donde radica la clave ganadora para Jesús Ruiz: “una de las mayores ventajas que puede ofrecer ahora mismo al inversor es que conviertes precisamente al tiempo en tu mejor aliado, ya que únicamente teniendo una perspectiva de medio y largo plazo vas poder sacar el jugo verdadero a una temática de crecimiento estructural“. Finalmente, Adriá Besó considera imprescindible acceder a esta temática de una forma directa y diversificada teniendo “los tres bloques clave dentro de la inversión: empresas de semiconductores, pequeñas o medianas empresas que se centran únicamente en crear productos de IA, y toda la parte de infraestructura que son los Amazon del momento”.