La caída de las ventas globales de los ordenadores- a la espera de los datos de cierre del ejercicio que se publicarán en este mes de enero-lastró las cuentas de Intel en el último trimestre publicado en octubre y, según los datos de IDC, International Data Corporation en el tercer trimestre cayeron a 112,5 millones de unidades, con un recorte del 13,1%, mientras que en el caso de los PCs tradicionales totalizaron 73,8 unidades en el trimestre.
Las cifras de Canalys en Estados Unidos hablan de un recorte en ese periodo del 12% a pesar de que las de sobremesa han crecido un 1% para bajar los ordenadores portátiles en el tercer trimestre un 14%. Y recordemos que Intel, lo que fabrica mayoritariamente son el corazón de los ordenadores y servidores, su CPUs.
Aun así, tras conocerse la caída a plomo de las tarjetas gráficas, en la que arrasa NVIDIA con el 86% de las ventas hemos visto que, tras década de ausencia, se incorpora Intel con sus tarjetas Intel ARC que le dan un 4% de cuota de mercado. Tras el fin de la pandemia, las consecuencias son una caída general del mercado.
Con esos mimbres, Intel ha perdido un 48% en el pasado ejercicio, pero los expertos del mercado consideran que podría haber hueco para una mejora, a sus precios actuales de derribo para las compras del valor en el mercado. En su gráfica de cotización vemos que el valor gana en la última semana un 2,45% con retrocesos mensuales del 8,3% y con recorte de un 0,90% en el trimestre. En interanual, sus caídas rozan el 50%.
Desde Zacks consideran que los retrasos en su producción ligados con su aceleración de 7 nanómetros siguen preocupando a los inversores. En especial cuando se han impuesto nuevas restricciones y bloqueos en algunos mercados, que, unidos a los problemas derivados de los tipos de cambio y de su elevado nivel de deuda son otros vientos de cara a tener en cuenta en su cotización.
Todo ello en un mercado, el de los semiconductores, de elevadísima competencia en todas sus áreas de trabajo desde redes a almacenamiento pasando por los servidores. Que unidos a los elevados costes de las materias primas y a los signos de un mercado saturado que comenzó por la pandemia, hacen el resto.
Y el gran reto para Intel es ahora ponerse al día en el mercado, por lo que espera alcanzar a la taiwanesa TSMC en 2024, para lo que necesitará realizar grandes inversiones y el apoyo decidido del gobierno americano, que sí ha subsidiado nuevas fábricas de chips para producir en Estados Unidos y restar su dependencia del exterior. Pero de momento las previsiones de los analistas es que los ingresos de Intel se recorten en un 15% en 2022 y un 4% en 2023, con una abrupta caída de las ganancias en el pasado ejercicio, del 64%, para recortar un 4% en el presente.
En cuanto a recomendaciones, desde Tipranks de los 30 analistas que se pronuncian sobre el valor, 19 optan por mantener, 3 por comprar y 8 por vender sus acciones en el mercado. En cuanto a su precio objetivo medio alcanza los 29,44 dólares por acción, con un potencial que supera el doble dígito.
Entre sus últimas recomendaciones en el mercado desde Mizuho se coloca su precio objetivo en los 32 dólares, con revisión desde neutral, en el caso de Cowen su PO se sitúa en 31 dólares por acción, también con revisión desde neutral. Fuerte recorte desde los 64 dólares a los 32 marcado por JPMorgan mientras que, en Citigroup, rebajan a 27 dólares por acción su expectativa de crecimiento del precio de sus acciones desde los 30 anteriores, con calificación de neutral para las acciones de Intel.