La diferencia en el terreno entre Intel y sus competidoras Nvidia o AMD que se refleja en los avances de Nvidia a triple dígito en el año o superiores al 125% o los de de Advances Micro Devices en el Nasdaq del 49% es la distancia que les separa en el terreno empresarial. Intel arrastra ya desde hace al menos dos ejercicios sonoros fracasos de los que todavía no se ha recuperado como el caso de Spectre. A lo que hay que sumar que sus innovaciones, incluido el mundo de la movilidad, no se ha reflejado como debería.
De ahí que decidiera comprar hace ya cuatro años por 15.300 millones de dólares la empresa israelí Mobileye, una compañía de coches autónomos y soluciones de movilidad avanzada contra accidentes. En este caso, acertó de pleno ya que desde la compra en 2017 y tal como destacan desde Intel, ha logrado unos ingresos interanuales récord con la perspectiva de que su beneficio en este 2021 supere en cerca de un 40% el cosechado en el pasado ejercicio.
Ahora ha anunciado su intención de sacar la compañía a cotizar en Wall Street mediante una OPV a mediados de 2022, aunque seguirá manteniendo el control de Mobileye, que eso sí, seguirá con la misma dirección. La valoración esperada de la compañía de origen israelí es de 50.000 millones de dólares.
Intel seguirá comprando en Israel ya que acaba de anunciar que adquirirá una startup llamada Screnovate que desarrolla soluciones de duplicación para pantallas de dispositivos móviles tanto en televisores como en ordenadores. No hay cifra oficial por la adquisición, aunque el mercado habla de un montante en la operación de entre 100 y 150 millones de dólares.
En su gráfica de cotización vemos que el valor cede un 0,78% en la semana, mientras que en el mes experimenta un avance del 0,54%. En el trimestre la caída de sus acciones alcanza el 8% y presenta avances anuales de solo el 1,55%, mientras desde diciembre del pasado año, se muestra en equilibrio con el mercado.
Desde Intel consideran además que la escasez de chips no acabará hasta 2023, aunque se espera que la situación, creada por los cuellos de botella de los suministros ante la vuelta a la demanda que se ha sobrecargado tras lo peor de la crisis pandémica. Esto ha provocado problemas para Intel en su división de procesadores que ha caído un 2% así como la venta de portátiles en un 5% en el tercer trimestre del año.
Y como los problemas no vienen solos, malas noticias para la empresa ya que acaba de interrumpir sus planes de expandir su producción de chips a China, tras el no de la Administración Biden por las preocupaciones del gobierno del país sobre la seguridad. La idea era iniciar la producción de microprocesadores en una planta de la firma en China a partir de finales de 2022, para contrarrestar la escasez en el mercado. Aunque para llevarlo a efecto necesitaban financiación federal, que ha sido rechazada. En sus resultados la compañía si había señalado que esperaba ampliar la producción de sus chips en Europa, pero no se mencionó lo de China.
En cuanto a recomendaciones desde TipRanks de los 23 analistas que siguen el valor 4 se decantan por comprar, 12 por mantener y los 7 restantes optan por vender las acciones de Intel en el mercado. Su precio objetivo medio alcanza los 53,80 dólares por acción, con apenas un margen de subida del 6,35%.
Entre las últimas destaca la revisión al alza de BMO Capital Markets que coloca su precio objetivo en 52 dólares con la idea de que, su salida a bolsa servirá para financiar inversiones previstas como la inversión de 20.000 millones de dólares en la construcción de dos nuevas fábricas en Arizona, para hacer frente a la competencia global que ejemplifican Samsung y Taiwan Semi TSMC.