Indra ha vivido esta semana, el miércoles en concreto una vorágine en su cotización, con caídas intradía que llegaron a superar el 10% tras conocerse que la SEPI, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales elevará su presencia al 28% en la compañía desde el 18,75% anterior. Algo que no ha gustado nada al mercado, porque eleva el control público sobre la empresa, en una operación en la que la SEPI gastará por encima de los 160 millones de euros.
Y pudiera ser, porque es un nuevo movimiento lógico, que tras consolidar su presencia accionarial en el futuro próximo eleve su presencia en el consejo de Indra, ahora mismo con dos integrantes del Psoe: el exdiputado Antonio Cuevas y el ex ministro de Industria Miguel Sebastián. Desde el gobierno destacan que se trata de una forma de reforzar la participación del Estado en una compañía que consideran estratégica para el país en el ámbito de la seguridad y la defensa. El Confidencial señala que el porcentaje saldrá de la salida definitiva de Alba de su accionariado y de una participación de la gestora Fidelity.
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La contestación de los accionistas no se ha hecho esperar a lo que considera, un movimiento contrario a lo natural: que el estado salga del capital de las compañías privadas y no al revés. Pero tan pronto como lo ha perdido, lo ha recuperado. En un día de caídas a plomo para el mercado como el de ayer, volvía a resurgir el valor, ganando por encima del 10% a cuenta de su alor wn el sector de la Defensa a cuenta de la guerra de Rusia sobre Ucrania y borrando de plano en su cotización el efecto de las dos últimas sesiones. Así Indra mantiene las caídas anuales cerca del 3%, con una gran lectura de sus buenos resultados.
Una operación ya iniciada con el cambio de presidencia auspiciada por la SEPI con la llegada de Marc Murtra y la bicefalia para sus dos áreas diferenciadas en defensa y tecnología entre sus CEOs de mayo pasado. Tras eso la acción repunto con fuerza, pero la salida parcial con idea total de su accionariado por parte de la Corporación Financiera Alba, en diciembre, y la venta de un 5% de la familia March, por tanto, al grupo vasco de defensa SAPA, consolidó la caída de la acción en el mercado.
En cuanto a posiciones cortas, Indra mantiene dos la de Immersion Capital desde el 28 de enero con una cuantía del 1,09% sobre su capital elevada desde el 1,67% anterior y una segunda de Fosse Capital Partners actualizada el 22 de febrero del 0,56% bajista sobre Indra, revisada a la baja desde el 0,73% del día anterior.
Sus buenos números, ya constatados en el tercer trimestre mostraban como la empresa superaba lo esperado en el pasado ejercicio, con crecimiento de doble dígito en los ingresos y multiplicando por cuatro sus niveles de Ebitda, su resultado bruto de explotación.
Indra “regresa al área de soporte comprendido en torno a los 8,785 / 8,55 euros por acción, área que es aproximación a su media móvil simple de 200 periodos y la directriz alcista de largo plazo. Por tanto, la cotización se encuentra en zona de soporte relevante. La superación de la resistencia 9,760 euros por acción, supondría un síntoma de fortaleza al dar por finalizado el proceso correctivo iniciado desde los máximos 11,10 euros por acción”.
Indra en gráfico diario con Rango de amplitud medio en porcentaje, oscilador MACD y volumen de contratación
Y si nos fijamos en los indicadores premium técnicos que elabora Estrategias de Inversión vemos que, en modo consolidación, Indra se coloca, ligeramente a la baja, en 5,5 puntos totales de los 10 a los que puede aspirar el valor en el mercado.
Con tenencia alcista a largo plazo, pero bajista a medio, el momento total también es mixto, positivo lento y negativo rápido para el valor, con volumen decreciente a medio plazo y creciente a largo. Pata terminar la volatilidad, que es creciente a medio plazo, pero decreciente a largo plazo.