Si bien la magnitud exacta de este impacto sigue siendo incierta, las tendencias históricas sugieren que los conflictos en regiones volátiles pueden provocar perturbaciones en el mercado energético.
En el caso de que el conflicto siga estando localizado entre Israel y Hamás dentro de la Franja de Gaza, ambos actores tendrán una influencia limitada en los mercados energéticos mundiales. No son grandes países productores de petróleo y su impacto en los precios del petróleo es relativamente menor. Sin embargo, incluso un conflicto localizado puede tener repercusiones regionales, afectando las rutas de tránsito de energía y creando inestabilidad. Si el conflicto escala hasta involucrar a un conjunto más amplio de actores, como Israel (con el apoyo de Estados Unidos), Gaza, Líbano, Siria, Jordania y Egipto, la atención se desplaza hacia los puntos críticos de estrangulamiento energético.
El Canal de Suez se convierte en una preocupación central, ya que facilita el 15% del comercio mundial, el 4,5% del petróleo crudo mundial, el 9% de los productos refinados y el 8% del tráfico de buques cisterna de GNL. El oleoducto SUMED adyacente, que corre paralelo al canal, transporta aproximadamente el 80% de los envíos de petróleo de Oriente Medio a Europa. Las interrupciones en estas rutas vitales pueden tener consecuencias de gran alcance, incluido el aumento de los costos logísticos y retrasos en las cadenas de suministro de energía. Cualquier expansión del conflicto a la península del Sinaí y la región de Suez podría exacerbar estos riesgos.
En un escenario en el que el conflicto se amplía para involucrar a países adicionales como Irán y Arabia Saudita/Estados del Golfo junto con los actores antes mencionados, la situación energética se vuelve aún más compleja. Irán, como importante productor de petróleo, exporta una parte importante de su petróleo a China. También ha afirmado su control sobre el Estrecho de Ormuz, un punto crítico de tránsito energético global a través del cual fluye el 17% del petróleo del mundo, junto con el GNL de Qatar. Este escenario podría elevar los precios del petróleo por encima de los 100 dólares por barril, especialmente si Estados Unidos impone sanciones estrictas al petróleo iraní y al mismo tiempo salvaguarda los envíos de petróleo de sus aliados.