Sin lugar a dudas el escenario planteado y que nos espera de aquí en adelante es el peor de los mundos para la renta fija con duración. Ahora bien, si las expectativas de recuperación de la economía de EEUU se confirman el entorno debe ser positivo para los mercados bursátiles y activos de riesgo. Pero esto es algo que no va a suceder en el corto plazo ya que el mercado se tiene que creer la recuperación y, por ello, los indicadores económicos volverán a gozar de su tradicional importancia en el juego de las expectativas y evolución de los mercados financieros.
Ayer conocíamos que las demandas de subsidios por desempleo volvieron a superar la cota de 350 mil, un nivel sobre el que ha oscilado durante todo el año. Tradicionalmente un mercado laboral boyante en EEUU ha sido compatible con demandas de subsidios en torno a las 250 / 300 mil, algo que se situaba en línea con una creación de 200 mil puestos de trabajo al mes y tasa de paro por debajo del 5%. Evidentemente todavía queda mucho para llegar a este punto, pero si observamos otras áreas importantes de la economía de EEUU realmente no estamos tan lejos del objetivo marcado por la FED (6,5% en tasa de paro). La consolidación de la reactivación del mercado inmobiliario es clave, ya que el dinamismo del sector de la construcción es el único capaz de dar el estímulo definitivo al mercado laboral. El ritmo de avance de las ventas y del precio de la vivienda está siendo significativo, al tiempo que la reducción del stock está permitiendo la recuperación de los permisos de construcción y de las iniciaciones. Todo ello ha provocado que el indicador de confianza empresarial del sector de la construcción (NAHB) haya superado en mayo los 50 puntos (barrera que indica expansión de la actividad) por primera vez desde el año 2007.
En fin, que la FED no puede estar de manera infinita emitiendo moneda y comprando activos es un hecho. El tiempo nos dirá si se ha precipitado o no al anunciarlo en este momento, pero desde mi punto de vista la decisión está fundamentada en unas señales de recuperación que están ahí y que el mercado terminará por asumir, no en el más corto plazo, pero sí más pronto que tarde.
De momento mi recomendación es estar fuera de renta fija con duración, dotando la parte conservadora de las carteras de fondos de renta fija a corto, flexibles y monetarios dólar. Limitaría el peso en renta variable a un 20% de las carteras, con la idea de ir incrementando la ponderación hasta alcanzar el máximo acorde con el perfil de riesgo conforme las expectativas de recuperación económica se vayan confirmando.
Tipo de interés a dos y diez años en Estados Unidos
Fuente: Bloomberg