¿Qué es Grifols? Una empresa catalana (pero con sede en Irlanda), líder mundial; sanitaria, farmacéutica, de investigación médica, que centra su actividad en los derivados de la sangre. Sueros, plasma… todo eso. Uno de los pilares no sólo de la investigación médica del futuro, sino del presente. Grifols tiene productos de terapia intravenosa es decir, sueros, y también desarrolla otros para la nutrición clínica, el diagnóstico… Una compañía fundamental, que en su día saltó a la fama porque quería pagar en efectivo a los donantes de sangre, pese a la oposición pública.
¿Qué es Gotham? Un fondo de inversión especulativo, que selecciona empresas en problemas y las ataca con informes demoledores. Evidentemente, antes de hacer eso, se pone corto en las compañías, es decir, gana más dinero cuanto más caigan en Bolsa. Su objetivo final es hacerlas desaparecer, que valgan cero, como dice en el informe. Un inversor cuya idea principal de inversión no es la generación de valor: es justo la contraria. Encontrar empresas débiles y destruirlas.
Grifols tiene todo lo bueno que puede tener una empresa familiar y todo lo malo. Es una empresa de larga tradición familiar, con emprendimiento, investigación y capacidad demostradísima de trabajo y creación de riqueza. En el lado contrario, personalismos, desconfianzas generalizadas en todo lo que no sea la familia y un modo de hacer las cosas bastante opaco donde incluso hay cierto desprecio por el establishment, cosa que cobra gravedad cuando se trata de una compañía que cotiza en Bolsa. Conviene recordar que la firma no sólo está en la Bolsa española, sino también en la estadounidense.
Ahí se acaban las bromas: toca reportar al mercado cada trimestre, tener una relación con los accionistas y aceptar la supervisión del regulador de mercados. La empresa ha fallado en ese apartado.
Grifols tiene una deuda superior a los 9.000 millones de euros, cuando vale hoy, a precios de mercado, algo más de 6.000. Se le fue claramente la mano en sus operaciones en EE UU y luego, algo muy habitual: un accionista de Grifols es la propia sociedad patrimonial de la familia, donde empieza a tejerse una madeja de participaciones, artificios contables, complicada de diseccionar.
Gotham lo detectó, en un proceso de simple elaboración de información (sin duda, apoyado por alguna mano amiga de la competencia) y saltó a la palestra con su demoledor titular: “la compañía vale cero”.
Veremos en qué acaba todo, después de la demanda interpuesta por la propia Grifols antes Gotham.
Las miradas acusadoras se giran de manera inevitable sobre nuestros reguladores. La ha tenido que iniciar investigaciones tras un papel malintencionado de un inversor especulativo, a pesar de que la firma está sometida a control y auditoría.