Puede que el recuerdo que tengamos del pasado 2020 no sea el mejor. La pandemia ha golpeado a las familias y a la economía mundial. Pero si algo podemos rescatar es el consenso y voluntad mundial de todas las administraciones de evitar lo que puede ser una mayor catástrofe si cabe, que es el cambio climático. Y el primer y decidido paso ha sido apostar por cambiar la matriz energética hacia las renovables.
Si bien en el pasado año la demanda energética se desplomó a nivel mundial, destacando especialmente el colapso en los precios de algunas commodities como el petróleo y gas, las energías renovables instaladas han crecido hasta superar los 200 gigavatios, según datos publicados recientemente por la Agencia Internacional de la Energía. La energía solar se ha convertido en la fuente más barata en países que representan tres cuartas partes de la población mundial, por lo que la apuesta ya no es solo por motivos sociales y medioambientales sino económicos. Bruselas ha apostado toda la recuperación económica tras la pandemia al “Green deal”. Ha acelerado el pacto verde europeo y los objetivos de descarbonización de los países miembros, buscando una mayor eficiencia y la seguridad energética, un mercado interior de la energía, así como la investigación, innovación y competitividad del sector.
La Comisión Europea lo tiene claro: la transición energética es uno de los grandes puntales para la recuperación económica de todo el continente. Y los distintos gobiernos están de acuerdo. Todo ello ha desatado una carrera por atraer inversiones en torno a este sector, dado que la entrada de las energías limpias conllevará la progresiva expulsión de otras tecnologías, más caras y contaminantes, cambiando significativamente el mix energético europeo.
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Por tanto, los números y las estrategias empiezan a encajar. Estas razones son las que explican por qué empresas como Grenergy Renovables vuelven a estrechar su foco en el mercado europeo de las renovables. Y es que, mientras durante años Latinoamérica reunía las mejores perspectivas para el desarrollo de este sector, Europa se está posicionando como un mercado estratégico por su regulación, sus políticas energéticas y sus ambiciosos objetivos para liderar esta transición. Así, aunque Latinoamérica continúa siendo uno de los mercados más importantes para Grenergy, el enorme recorrido que aún tiene por delante la industria de las energías renovables en Europa, permite regresar con proyectos muy ambiciosos como el que la compañía acaba de iniciar en España. Concretamente, en Cuenca, donde estamos construyendo nuestro parque solar más grande hasta la fecha. Una coyuntura además favorecida por el liderazgo de nuestro país en el mercado de PPAs y por el fin de la era de los combustibles fósiles marcado por el Gobierno con inminentes cierres de centrales nucleares y de carbón.
Esas buenas perspectivas, así como la competitividad de la energía es lo que permiten a Italia situarse también como un mercado estratégico, donde Grenergy también ha entrado en los últimos meses con sus primeros proyectos en desarrollo. Además, la llegada de Mario Draghi como nuevo primer ministro ha impulsado aún más la proyección del sector renovable en el país, al situar esta cuestión en el centro de su agenda con la creación de un ministerio de Transición Ecológica para potenciar una recuperación verde postcovid.
Recientemente hemos anunciado la entrada en Reino Unido, donde si bien el recurso solar es obviamente menor, la estimación del precio en hora solar para los próximos 20 años puede situarse más de un 70% por encima del promedio en España, y el mercado está creciendo a pasos agigantados. Obtener beneficios del sol en Reino Unido no es una entelequia.
Pero no nos pararemos ahí. La energía solar es competitiva en toda Europa. Nuestra agilidad para entrar en nuevos mercados está demostrada. El crecimiento parece inevitable.