Ayer, sobre todo, se supo que los bancos centrales de la zona euro estarían dispuestos a aceptar pérdidas entrando en el roll over de la deuda griega. Los bancos centrales indicaron también que el Banco Central Europeo podría estar dispuesto a aceptar pérdidas en su cartera de deuda griega, si bien los portavoces de la institución declinaron ayer confirmar la noticia.
El órgano dirigido por Mario Draghi está canjeando, según fuentes de mercado, sus títulos en bonos griegos por otros de igual valor y estructura, pero con la diferencia de que quedarían exentos de las llamadas cláusulas de acción colectiva, que obligan a que si una mayoría de los acreedores privados aceptan esta quita de la deuda, el resto se vería obligado a hacerlo.
La desconfianza sigue anidada en los mandatarios de Europa occidental (sobre todo en el norte, que es el que, finalmente, va a pagar) con lo cual está tomando forma una segunda posibilidad, que es la de establecer un programa de rescate en dos fases: la primera pasaría por autorizar el lunes el intercambio de bonos para, posteriormente, completar el rescate valorado en 130.000 millones. Sin embargo, Alemania no ve bien esta posibilidad, toda vez que en algunos parlamentos habría que proceder a dos votaciones separadas. Claro que, según informó ayer el Financial Times, ni siquiera en Berlín existe actualmente acuerdo sobre cómo acometer el salvamento griego.