Las prisas no son buenas consejeras. En realidad, no son buenas para nada. El último ejemplo negativo en el mercado lo tenemos en Alphabet-A y el disgusto mayúsculo que está viviendo a cuenta de la Inteligencia Artificial. Todo se desataba el pasado día 8 en el que Microsoft anunciaba a bombo y platillo que integraría ChatGPT, la nueva sensación de la IA, la Inteligencia Artificial en su buscador Bing, la competencia directa del buscador más usado del mundo, el de Google.
Un varapalo sin duda, adelantándose a la compañía que dirige Sundar Pichai en uno de los movimientos más habituales de Microsoft: si no lo tienes o llegas tarde, nada mejor que comprarlo, o en su defecto, como en este caso, asociarte con él. Algo, que como ya contaremos, además, irá mucho más con su implementación más allá de Bing y de Edge, en concreto en aplicaciones de Office como Word, PowerPoint, Outlook y Teams. Bien pues eso ya le costó más de un 7% de pérdida a Google en una sesión bursátil.
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Como pueden imaginar la maquinaria en ese momento se desató a toda prisa en la sede de Google, en Mountain View en pleno Sillicon Valley para sacar a toda prisa su nemesis y competencia directa en la que ya estaban trabajando y avanzando. Hablamos de Bard, su chatbot, ya saben es un bot, como su nombre indica que sirve de asistente para todo, con la IA detrás, algo sí, como un software que simula de la forma más parecida posible, las conversaciones humanas. Es decir, responde preguntas, pero incluso es capaz de escribir un libro a pesar de ser, básicamente un robot. Esto, grosso modo, porque sus posibilidades son ahora mismo inimaginables.
Al día siguiente, por tanto, presentación de Bard por parte de Google, con una metedura de pata considerable: una de las preguntas que se le hicieron la respondió rematadamente mal a cuenta del telescopio espacial James Webb y los exoplanetas. Y eso desató la evidencia de que Bard no estaba preparada todavía, con el fiasco, de nuevo de más de un 4% para las acciones de Google en el mercado. En dinero, vimos como su capitalización descendió de una tacada en 100.000 millones de dólares.
Lo cierto es que nada en los chabots indica que no se confundan, en especial con las cosas más sensibles y cercanas a los humanos, a pesar de sus múltiples posibilidades, pero lo que Google evidenció es que había salido al paso de la peor manera posible al anuncio de Microsoft sin estar preparado.
Y eso le está costando al valor su peor semana no solo anual, con esas caídas del 12% acumuladas, sino además la más negativa desde el mes de noviembre. En concreto, como vemos en su gráfica de cotización vemos que recorta un 4,9% en la semana, con avances en el mes del 3,67%. En el trimestre, signo negativo para las acciones de Google, mientras que, en lo que va de año, el valor sube un 7,24%.
Entre los primeros en reaccionar está JPMorgan, ya que su analista Douglas Anmuth sale al paso con las críticas a Bard y la presentación a toda prisa de su chatbot bajo presión. Considera que las búsquedas y las posibilidades que se abren ahora desde la Inteligencia Artificial son transformadoras, pero que aún se encuentra en una fase muy temprana.
Dice que es pronto para cuantificar las capacidades de los competidores y su implementación en los motores de búsqueda. No cambia su recomendación del pasado 3 de febrero a pesar de la actualización: sube tres dólares su precio objetivo hasta los 118 y sobrepondera el valor.
Piper Sandler rebaja su precio objetivo a 120 dólares desde los 122 anteriores, con apuesta de sobreponderar que no varía sobre el valor. El mejor de ellos es el de Oppenheimer, que también sobrepondera con avance de PO hasta los 155 dólares desde los 130 precedentes. Pero las mejoras son moderadas hasta los 119, desde los 116 dólares precedentes de Raymond James, mientras sobrepondera las acciones de Google.
Desde TipRanks vemos que el valor se mueve en los 129,63 dólares de precio objetivo medio con una mejora que podría superar a su cotización en un 35,5%. En cuanto a las recomendaciones, de los 32 analistas que recoge el consenso, todos, por unanimidad, recomiendan comprar el valor.
Quizá lo peor de todo, es que han trascendido las críticas de los empleados de Google por la forma en la que se ha llevado desde la compañía del buscador todo este asunto que al final, ha resultado claramente fallido. Y es que no solo se trata de quedarse atrás en el sector tras el acuerdo de Microsoft y el creador de Chat GPT, Open AI, sino también de confianza de los inversores como se ha demostrado en Wall Street, al presentar una tecnología que no estaba lista.