Tanto esta última secuencia como la debilidad que le acompaña desde abril -no ha cerrado ni una sola sesión por encima de los 7,75 euros a los que se estrenó- está pasando factura a los accionistas institucionales que acudieron a la llamada de Telepizza en su vuelta a la bolsa, después de que dejara de cotizar en 2007. Entre ellos figuraron varios nombres ilustres del mundo financiero, aunque ninguno con la fama de George Soros, el inversor de origen húngaro que en 1992 se ganó para siempre un hueco en la historia financiera al salir victorioso en su apuesta contra la libra esterlina y el Banco de Inglaterra.
Para una fortuna como la suya, calculada en unos 25.000 millones de dólares, las pérdidas que está sufriendo en Telepizza apenas suponen una anécdota. Pero se acercan ya a los cinco millones de euros. Y eso que Telepizza no apuró la horquilla de precios prevista para su regreso, que oscilaba entre los 7 y los 9,5 euros.
La presencia de Soros en la compañía de comida rápida se fraguó en dos movimientos. Según los registros de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), primero se conoció que con motivo de la colocación que se hizo entre institucionales Quantum Partners, el fondo de Soros, contaba con el 1,88% del capital de la empresa. Dos semanas después dio otro zarpazo, hasta alcanzar el 2,21%. En total, invirtió más de 16 millones de euros.
También en mayo, volvió sobre sus pasos. Vendió 451.000 títulos y pasó a tener el 1,77% que aún ostenta en la actualidad. Hizo caja por una cantidad próxima a los 3 millones de euros.
Dado el precio actual de las acciones, ese 1,77% apenas tiene un valor de mercado de 8,3 millones de euros. Por tanto, y teniendo en cuenta las tres operaciones de las que hay constancia en la CNMV, sus minusvalías latentes alcanzan los 5 millones de euros.
Aunque el de Soros impresiona, en el accionariado de Telepizza hay más nombres ilustres de las finanzas mundiales. Y todos ellos están sufriendo este marcado descenso de la cotización.
Siempre según datos de la CNMV, es el caso de Citadel, que consta con una participación del 4,6%; de Fidelity, con un 4%; de Citigroup, con un 3,9%.
El mayor accionista de la compañía sigue siendo Foodco, la sociedad a través de la cual fondo de capital riesgo Permira y la familia Ballvé controlaban el 51% de la compañía antes de la salida a bolsa. Su participación se limita ahora al 11,2%. La de KKR, el otro fondo de capital riesgo que figuraba como gran accionista de la cadena de pizzas con un 36% del capital, permanece con un 6,7%, según la CNMV.
NÚMEROS ROJOS
La última oleada de ventas se ha precipitado por los decepcionantes resultados semestrales. Pese a que en 2015 ya perdió 1,1 millones de euros y pese a reconocer en el folleto de emisión que probablemente esta año volverá a sufrir números rojos, el mercado no esperaba unas pérdidas de 19,3 millones en los primeros seis meses de 2016 y tampoco le ha gustado la evolución de las ventas, peores de lo previsto por las campañas de descuento realizadas por sus competidores y el estancamiento de las ventas en sus locales. De hecho, y al calor de estos resultados, UBS rebajó el precio objetivo sobre la compañía de 9,1 a 8,2 euros, aunque reiteró su recomendación de compra.
Por ahora, la compañía, que regresó con una capitalización de 780 millones de euros, ha visto cómo el mercado ya le ha dado un bocado de casi 300 millones, puesto que su valor se limita ahora a 472,2 millones. Una porción es la que corresponde a las pérdidas de Soros.