El gobierno francés, que cuenta con una gran mayoría en la Asamblea, tiene intención de llevar a cabo una serie de reformas estructurales que serán beneficiosas para el ámbito empresarial.
Una reforma fiscal a favor del poder adquisitivo de las economías domésticas
Una de las prioridades del gobierno Macron es la reducción de los impuestos, sobre todo una rebaja en el impuesto sobre patrimonios y plusvalías. Además, habría que añadir el reajuste en el impuesto de activos inmobiliarios, la eliminación del IBI en el 80% de los hogares, la introducción de un impuesto fijo del 30%, la eliminación de cotizaciones salariales de los empleados, las exención de horas extras; todas ellas medidas que deberían tener un impacto positivo en la confianza y el consumo de los hogares. De hecho, los índices de confianza del consumidor han mejorado en gran medida desde el resultado de las elecciones (+ 5% en junio, nivel no alcanzado desde 2007) y el gasto en bienes también aumentó en el segundo trimestre. A esto hay que añadir que Francia cuenta con el mayor crecimiento de solicitud de crédito dentro de la Zona Euro.
Reducción del impuesto de sociedades y una legislación laboral flexible
El gobierno tiene la intención de instaurar una reducción en el impuesto de sociedades hasta la media europea, del 25%, y una puesta en marcha de disminuciones del nivel de cotización social. En otoño de 2017 el gobierno también iniciará una reforma laboral mediante un proceso legislativo acelerado, que contemplará entre otros puntos la ampliación del ámbito de acuerdos de empresas, facilitará el diálogo social, y aclarará las condiciones por incumplimiento del contrato de trabajo. Estas medidas tendrán un impacto positivo en los márgenes empresariales que deben promover el empleo y sostener la actividad económica.
De este modo, según Gilles Moec (Chief Economist BofA ML), las medidas a favor de la bajada de los costes laborales tendrán un impacto positivo de +0,2% del PIB, y la bajada del impuesto de sociedades de +0,5% del Producto Nacional Bruto y del 4% sobre los beneficios de las empresas francesas (Stoxx 600).
Igual que lo que ha ocurrido con el índice de confianza del consumidor, el índice de confianza empresarial francés ha tenido una fuerte mejora en estos últimos meses. El Índice de gestores de compras (PMI) se situó en 56,6 puntos en junio, un aumento de 5,7 puntos en comparación con 2016.
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Retirada del estado de participaciones no estratégicas
Para financiar la innovación, el Ministerio de Economía tiene sobre la mesa 10.000 millones de euros € de contribuciones sobre los 100.000 millones de euros de participaciones del Estado a nivel global. Esto debería tener un impacto positivo en ciertos valores, permitiendo una mejora del gobierno corporativo (Renault) y facilitando la consolidación de ciertos sectores (Bouygues por Orange o Vinci por ADP).
Recuperación en la Zona Euro, de la que Francia debería beneficiarse
Este proceso de reformas en Francia se engloba dentro de una recuperación de la situación económica en la Zona Euro impulsada por la demanda interna, y que se desmarca del resto del mundo (visible en la política monetaria del BCE en 2017, en la recuperación de la inversión empresarial, el gasto en infraestructura, la baja tasa de desempleo, etc.).
Esto se traduce en un alto grado de apalancamiento de las empresas que han pasado los últimos 7 años reestructurándose. Como resultado, por primera vez desde 2010, ¡las perspectivas de beneficios se revisan al alza! Asimismo, las oportunidades de crecimiento de los beneficios por acción son también favorables (+ 15% según fuente Factset).
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