Las articulaciones que los unen están recubiertas por un tejido flexible, el cartílago articular, que evita que los huesos, en su unión, choquen y se desgasten. Dentro de la cavidad donde se unen, se encuentra la capsula sinovial, que aloja un liquido con el mismo nombre y que actúa como amortiguador además de reducir la fricción de los huesos.
Las articulaciones se dividen, según su función, en: móviles, que permiten un gran movimiento como la articulación del hombro, el codo, la muñeca o la cadera; semimóviles, que permiten movimientos leves, como las vértebras; y fijas, que mantienen la rigidez entre las piezas óseas, como las del cráneo o los huesos largos. Una de las articulaciones mas grandes que tiene el cuerpo humano es la cadera. La cadera une el tronco con las extremidades inferiores. Es una articulación “esférica” ya que la cabeza del fémur, que es como una bola, se acopla perfectamente en la cavidad de la pelvis, como una cueva. Esto hace que las caderas sean muy estables, pues, junto a la musculatura de la zona, soportan el peso del cuerpo y permiten un amplio abanico de movimientos.
Se necesita mucha fuerza para romper una cadera sana, sin embargo, algunas enfermedades, lesiones por deportes o caídas, pueden llevar a tener problemas con esta articulación. La osteoporosis, por ejemplo, debilita los huesos y hace que se rompan con facilidad, este es un problema bastante habitual en personas mayores. De hecho, el aumento de la población anciana ha elevado el número de fracturas de cadera. “La gran mayoría de las fracturas de cadera suelen ser el resultado de una caída en personas mayores. Los factores de riesgo son diversos, alteraciones en la marcha, vértigos, mareos, enfermedad de Parkinson, o efectos secundarios de medicamentes, por citar algunos. Todo esto, unido a la osteoporosis, es la causa principal de las fracturas de cadera” explica la Doctora Inmaculada Gómez Arrayás, jefe de la Unidad de Traumatología y Cirugía Ortopédica del Hospital Ruber Internacional y de Ruber Internacional Centro Médico Habana.
La mayoría de los pacientes que llegan al servicio de urgencias de un hospital o a la Unidad de Traumatología con fractura de cadera, suelen ser mujeres con una media de edad de 80 años. Es poco común ver fracturas de este tipo en jóvenes y adultos y cuando ocurre, es porque ha habido un traumatismo fuerte. La fractura en personas de edad avanzada suele ser, no por la caída en sí, sino porque el hueso sufre una enfermedad, bien sea un tumor, el uso de medicamentos que alteran el metabolismo del hueso o una osteoporosis en estado avanzado.
Para reducir el riesgo de morbilidad y mortalidad, que tiene este tipo de lesión, los expertos aconsejan ser intervenidos quirúrgicamente lo antes posible. “En la exploración de una fractura de cadera, el paciente presenta dolor en la ingle al intentar mover la pierna, incapacidad para levantarse y caminar y frecuentemente un acortamiento de la pierna lesionada con el pie girado hacia fuera” puntualiza la doctora Gómez Arrayás. “El tratamiento de las fracturas de cadera es quirúrgico salvo contraindicaciones importantes y el tipo de cirugía, dependerá de dónde se localice la fractura” añade la especialista.
Una fractura de cadera puede llegar a reducir notablemente la independencia del paciente en su vida diaria, hasta la mitad de los que sufren este tipo de lesión no consiguen recuperar completamente la autonomía en la movilidad, teniendo que depender de terceras personas para los quehaceres diarios. Cuando la fractura de cadera se mantiene inmóvil durante mucho tiempo se puede complicar con coágulos de sangre en las piernas o en los pulmones, infecciones en las vías urinarias, neumonías, perdida de masa muscular, lo que conlleva mayor riesgo de caídas, e incluso la muerte.
Por todo esto, es muy importante cuando el paciente llega a urgencias, poner el tratamiento adecuado para evitar las complicaciones “el objetivo del tratamiento es restablecer el estado de movilidad que tenia el paciente lo antes posible, por eso la elección es la cirugía urgente en las primeras 24 o 48 horas, optimizando previamente las condiciones del paciente, ya que está demostrado que operar dentro de las 48 horas posteriores al ingreso, reduce la mortalidad y la tasa de aumentar las complicaciones de la fractura” puntualiza la doctora Gómez Arrayás. Si las caderas fracturadas no se intervienen quirúrgicamente, puede aumentar el riesgo de mortalidad entre los 30 días y el año posteriores a la fractura.
Después de la operación, es imprescindible seguir con un tratamiento de rehabilitación, para conseguir la movilidad que se tenía antes de la fractura. Los primeros días será necesario utilizar un apoyo para moverse, unas muletas o un andador. El fisioterapeuta y el especialista, será quien, en las revisiones posteriores, decidirá cuando dejar el apoyo, según la evolución de cada paciente.